A algunos creyentes les gusta presentar su vida como perfecta y despreocupada. Pero en realidad, ser cristiano no siempre es fácil. De hecho, experimentaremos pruebas que probarán nuestra fe y capacidad para confiar en el Señor.
En este pasaje, Pedro se refiere a los tiempos de prueba como el "fuego de prueba". Dice que no debemos sorprendernos cuando enfrentemos dificultades. Es importante recordar que Dios tiene un propósito, y que Él nos ayudará en cada paso del camino. Pero la pregunta es: ¿Qué propósito tiene Dios con las pruebas que enfrentamos?
Primero, el Padre celestial usará las experiencias dolorosas para purificar las vidas de Sus hijos y hacernos más conscientes de nuestro pecado.
Segundo, Dios permite las situaciones difíciles como una manera de probarnos. Puede estar probando nuestra fe, nuestra paciencia y nuestra fidelidad a Él. No importa cuál sea el método, Él usa esas experiencias para revelar algo de nuestro desarrollo espiritual y para fortalecer nuestra fe.
Tercero, Dios utiliza el sufrimiento para demostrar el poder que Él tiene para sostenernos. Si el Señor le hace pasar por tiempos de dificultades, Él se glorifica a Sí mismo. A su vez, esto animará a otros cuando experimenten pruebas, porque han sido testigos del poder sustentador de Dios en la vida suya.
Finalmente, las pruebas fortalecen nuestro testimonio. En medio de la adversidad podemos sentirnos abrumados y desanimados. Pero después que haya pasado la tormenta, podremos mirar hacia atrás y ver la mano providencial de Dios sosteniéndonos.
Primero, el Padre celestial usará las experiencias dolorosas para purificar las vidas de Sus hijos y hacernos más conscientes de nuestro pecado.
Segundo, Dios permite las situaciones difíciles como una manera de probarnos. Puede estar probando nuestra fe, nuestra paciencia y nuestra fidelidad a Él. No importa cuál sea el método, Él usa esas experiencias para revelar algo de nuestro desarrollo espiritual y para fortalecer nuestra fe.
Tercero, Dios utiliza el sufrimiento para demostrar el poder que Él tiene para sostenernos. Si el Señor le hace pasar por tiempos de dificultades, Él se glorifica a Sí mismo. A su vez, esto animará a otros cuando experimenten pruebas, porque han sido testigos del poder sustentador de Dios en la vida suya.
Finalmente, las pruebas fortalecen nuestro testimonio. En medio de la adversidad podemos sentirnos abrumados y desanimados. Pero después que haya pasado la tormenta, podremos mirar hacia atrás y ver la mano providencial de Dios sosteniéndonos.
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