lunes, 12 de noviembre de 2012

Actitud


La actitud es uno de los ingredientes más importantes al determinar el éxito ó falta de este para toda la gente. La gente exitosa tiene una cosa en común: una actitud expectante del éxito.
La mayoría de la gente comienza cada mañana en neutral y reacciona a los eventos del día. Podemos ser uno de los exitosos en la vida comenzando cada día con una actitud positiva, gratitud por las
oportunidades que tenemos y una expectación de lo mejor para nosotros.
La gente tiende a vivir de acuerdo a sus expectativas. Sacamos de la vida lo que le metemos. Nuestro ambiente se torna en un espejo de nuestro espíritu, nuestra actitud y expectativas. Si mantenemos una gran actitud, obtendremos grandes resultados. De tener una actitud mediocre, alcanzaremos resultados mediocres y de tener una pobre actitud, lograremos pobres resultados.
El mundo nos regresará lo que esperábamos así que, esperemos lo mejor. No estemos a la defensiva ni dudemos. Nada cambia a menos que nosotros lo hagamos. Antes de que podamos hacer algo, tenemos que ser algo. Sepamos que somos valiosos; mostrémoselo al mundo.
Tratemos a todos con quienes entremos en contacto como si fuesen la persona más importante del momento. Edificará la auto estima… ¡sonriamos! Seremos recompensados con una sonrisa de vuelta. No reaccionemos a la descortesía. Perdonemos a todos los que nos lastimen y entonces, perdonémonos a nosotros mismos.
Mantengámonos saludables; ejercitémonos. Mantengamos una dieta apropiada. Irradiemos una actitud de confianza.
Desarrollemos estos buenos hábitos y nuestra expectativa será recompensada con éxitos. Esta actitud nos colocará en ese grupo de personas genuinamente exitosas porque sabremos y comprenderemos cómo una actitud expectante mejora cada aspecto de nuestra vida.
Que Dios nos bendiga con una actitud expectante cada día de nuestra vida.
No cabe duda que mucho de lo que vivimos es producto de nuestras propias escogencias… aunque siempre habrá quien le eche la culpa a las circunstancias o a los demás. Y nuestras escogencias siempre estarán basadas en nuestras actitudes ante la vida.
Cuando nuestra actitud ante la vida es pobre y derrotista, podemos darnos cuenta de que el futuro que nos aguarda no es nada halagüeño. Pero esa actitud negativa es en realidad producto del rechazo de Dios y Su palabra que nos promete varias cosas a los que nos acercamos a Él y ponemos en Él nuestra esperanza: que Sus misericordias son nuevas cada mañana, que Él siempre estará con nosotros hasta el fin, y que a los que le aman, todas las cosas habrán de resultar para bien.
Si bien ninguna de estas promesas implica la ausencia de crisis y dificultades, sí afirman que Dios ha preparado cosas maravillosas para cada día de nuestra vida… y que lo mejor de nuestras vidas siempre está por delante.
Aprovechemos para adorar al Salvador, permitirle que afirme Su palabra en nosotros.

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