viernes, 31 de agosto de 2018

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Orgullo


“(...) porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. (...)” 1 Crónicas 28:9 


Muchos se preguntan ¿Porque hay cosas que busco y deseo, pero no puedo recibir de ninguna forma? Y la respuesta, la mayoría de las veces es: porque hay algo mal en nuestro corazón. Dios examina minuciosa y profundamente nuestros corazones, lo que anida nuestro ser en lo oculto, en lo más profundo, es el mayor interés de Dios. Nada le importa tanto a Dios como las actitudes de nuestro corazón. Pienso que esta es una revelación que va a cambiar la vida de muchas personas. No es fácil darse cuenta lo que nos pasa interiormente, pensamos que nos conocemos, sin embargo hacemos muchas cosas malas, que no podemos aceptar o ver claramente que están equivocadas. Él quiere quitarlas, no nos puede usar grandemente, ni bendecir en ese estado. La mayoría de las veces somos víctimas de nosotros mismos.  Nadie más tiene la culpa, nadie puede dañarnos más que nosotros mismos. El libro de proverbios nos muestra esto en dos versos claves: 

“Todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión; 
Pero Jehová pesa los espíritus”. Proverbios 16:2 (RV60) 

“Todo camino del hombre es recto en su propia opinión; 
Pero Jehová pesa los corazones.” Proverbios 21:2 (RV60) 

La palabra peso se puede entender como que hay algo dentro del corazón que debe ser quitado, los pecados en el corazón producen un peso que no es apropiado para Dios, esta carga contaminante es la que impide el fluir de la bendición en una persona. (Dn. 5:27; Núm. 11:14;He. 12:1-2)
Otras versiones cambian la palabra peso, por juzgar. Dios juzga los corazones, mide las intenciones, la nueva versión internacional dice: 

“A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos”. Prov. 16:2 

Hay algo detrás de nuestras palabras y actos que solo Dios puede ver y juzgar correctamente. 

El Señor “Juzga los motivos” 

Puedes ir a dar una ayuda a alguien, pero el Señor juzga los motivos. Puedes no dar una ayuda a alguien, pero el Señor juzga los motivos. Puedes parecer egoísta o parecer generoso, pero el Señor juzga los motivos. Puedes parecer humilde o parecer orgulloso, pero el Señor es el que juzga los corazones. Solo él conoce profundamente los corazones. 

“Más el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”. Romanos 8:27 

Nos erigimos en jueces de los demás alegando, que debería y que no debería recibir cada uno, pero Dios ve más claro y más profundo que nosotros y él paga a cada uno según sus obras. 

En Apocalipsis 2:23 dice: “(...) y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras”. 

Pero ¿Cuál es la base de la maldad y el pecado? la respuesta es la arrogancia, que también podemos llamar orgullo o soberbia. 

“Altivo, arrogante y escarnecedor son los nombres del que obra con orgullo insolente”. Proverbios 21:24

Recuerda esto: La arrogancia es un sentimiento de superioridad ante los demás. Es creer que somos más valiosos que otros seres humanos. Es no reconocer nuestros errores, es echarle la culpa de nuestros errores a los demás. Es creer que somos imprescindibles, es pensar que podemos siempre hacer todo mejor que los demás y que nadie nos supera, es no querer pedirle ayuda a nadie, es criticar a todo el mundo; porque en el fondo la arrogancia también nos lleva a los celos y la envidia. No se trata de parecer o no parecer arrogante, no se trata de cómo es nuestro carácter o temperamento, no se trata de lo que hagamos o no hagamos. Ni tampoco de lo que sepamos o no. Se trata de lo que somos o no somos en lo profundo de nuestro corazón. ¡¡Que Dios quite la arrogancia de nuestra vida para siempre!!. La soberbia, el orgullo o la arrogancia son la piedra fundamental de todos los demás pecados que podamos cometer. Mientras exista arrogancia, habrá un peso contaminante en nuestra alma. 

Debemos temer a Dios con respecto a lo que hay en nuestro corazón. No hay forma de burlar, persuadir, manipular, o tratar de conformar al Señor cuando algo está mal. Para eso, nada mejor que el arrepentimiento y la confesión. 

El orgullo no siempre es fácil de detectar, ni en nosotros mismos, ni en los demás. Hay personas que se les nota al instante su soberbia; pero otras, lo tienen más camuflado. Tal vez ellas piensan que son superiores en su interior y tratan de no decirlo, pero tarde o temprano eso se notará en un simple gesto, en una mirada, en una palabra. Es como un olor desagradable que lo podremos tratar de ocultar, pero que escapará por alguna pequeña actitud, en cualquier momento. Dios se encarga que sus hijos sean conforme a la imagen de Cristo, se encargará que todo orgullo en nuestra vida y toda obra procedente de él, sean quebrantados. Dios llama nuestra atención continuamente para que abandonemos el orgullo en nuestro corazón. Pero el orgullo produce ceguera espiritual, de hecho las personas orgullosas, en su mayoría creen no serlo, incluso se creen muy humildes, muy agradables y solidarias. 

“Pero Él da mayor gracia. Por eso dice: Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes”. Santiago 4:6 

Puedo llegar a estas conclusiones luego de haber sido quebrado por las circunstancias en muchas oportunidades, Dios se vale de ciertas circunstancias para que podamos quebrar la arrogancia en nuestra alma. Circunstancias que destrozan tu soberbia como una copa de cristal lanzada hacia un suelo de piedra. Muchas veces esas circunstancias se producen delante de los demás y otras veces más íntimamente. La clave para vencer está en querer obedecer a Dios, en renunciar a sentirnos superior o más valiosos que los demás. El orgullo de un corazón arrogante no armoniza nunca con el plan de Dios, por eso, o seguimos su plan, o seguimos el camino de nuestro propio corazón. El orgullo puede estar en personas pobres, ricas, cultas, inteligentes o ignorantes. Nada tiene que ver la pobreza con la humildad. 

El orgulloso sufrirá irremediablemente, tendrá consecuencias inevitables. Dios confronta y se levanta contra todo orgullo, nos moldea y nos pule para liberarnos. Aquellos que no quieren someterse y hacer morir su arrogancia, de todas formas serán quebrantados, aunque no para ser transformados, sino avergonzados.   

“Abominación es a Jehová todo altivo de corazón; Ciertamente no quedará impune”. Proverbios 16:5 


“Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y pensamiento de impíos, son pecado”. Proverbios 21:4 

La historia de Nabucodonosor es una gran ejemplo de cómo Dios actúa frente al orgullo. El rey tuvo sus oportunidades de arrepentirse y vivir una vida sometida a Dios, reconociendo su grandeza y obedeciendo sus mandamientos. Pero escogió otro camino, Daniel 5:20 dice: “Más cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria”. 

El juicio de Dios para el orgullo del rey Nabucodonosor fue que ande con locura como las bestias en el campo durante siete años, luego de los cuales se arrepintió y reconoció humildemente que Dios lo gobierna todo: 
“Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia”.  Daniel 4:37 

Indicios de un corazón orgulloso: 

1. Cree que sabe todo y rara vez se deja enseñar. 
2. No reconoce sus errores, siempre le echa la culpa a los demás. 
3. Es rebelde, menosprecia y no respeta a las personas. 
4. Cree que no necesita a Dios. Le cuesta orar para pedir ayuda a Dios. 
5. Le cuesta pedir ayuda a otras personas. 
6. Tiene siempre una actitud crítica hacia los demás. 
7. Menosprecia las capacidades de otros. Piensa que siempre puede hacer las cosas mejor que los demás. 
8. No sabe escuchar. 
9. Tiene la respuesta para todo. 

Distintos tipos de arrogancia 

Los fariseos eran personas que querían aparentar y hacer alarde de su supuesta espiritualidad, eran personas que no pretendían servir a Dios, sino a su propia vanidad. Hoy pasa igual que con los fariseos, se aparenta piedad, pero no se busca agradar a Dios, sino buscan la gloria y alabanza de los hombres. Son personas que les encantaría subirse a un púlpito para que todos lo aplaudan y lo vean como a una estrella, pero no porque le interese la salvación y el bendicion de los demás, sino por puro ego. 

¿orgulloso de mi humildad? 

Algunos creen que su escasez o sacrificios los transforman en humildes, pero en verdad es lo mismo de siempre, orgullo disfrazado. Se creen mejores y más valiosos que los demás porque piensan que no necesitan mucho para vivir, o porque se visten sencillos, o porque tiene una personalidad apacible, pero eso no tiene nada que ver con un corazón humilde. 

Otros se sienten superiores porque han estudiado y creen que eso les da una especie de valor extra ante sus semejantes. Ante lo ojos de Dios no hay acepción de personas, todos somos tratados como hijos amados y valiosos de igual manera. 

Todo nacemos con una cuota de orgullo, por el pecado original, Satanás es movido principalmente por el orgullo y la rebeldía y ese mismo virus espiritual está en la naturaleza pecaminosa de todos. Nadie es libre cien por cien del orgullo, pero es nuestra decisión renunciar a toda arrogancia para morir a la vanidad y dar fruto. 

Jesús dijo: “Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas”.  Juan 12:24 

Este versículo es muy profundo, pero nos habla de que cuando morimos al pecado, al orgullo y decidimos vivir con la fe en Jesús cada día la vida el Espíritu Santo podrá manifestarse en nosotros y ser de utilidad para que muchos sean salvos y bendecidos. 

Para tener un corazón como Cristo debemos superar con humildad y fe toda adversidad, aceptar nuestras limitaciones y nuestra condición de ser humano creado por Dios para ser personas de obedientes, y no creernos ni sentirnos nunca mejores o superiores a los demás. Cada uno tiene talentos que Dios le proveyó, y si confiamos plenamente fluirá la gracia en nuestras vidas. Pero mientras ese orgullo no sea tratado, ni puesto en la cruz; ni el favor, ni el poder, ni la exaltación de Dios fluirá en nuestras vidas. Es tan simple como decir: En mis propias fuerzas no podré con todo, pero todo lo puedo en Cristo que me fortalece y separado de Él nada ungido y grande podré hacer. 


Porque el Señor es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo conoce de lejos”. Salmos 138:6


Te voy a dar una oración modelo para que puedas confesar y romper la atadura del orgullo: 

“Señor Jesús hoy decido renunciar a todo orgullo en mi corazón, declaro que sin ti nada soy, que sin tus fuerzas no podré lograr grandes cosas. Renuncio a creerme superior y más valiosos que los demás, rompo la atadura del orgullo en mi corazón en el nombre de Jesús. Confieso que solo con tu gracia y poder llegaré a vencer todo obstáculo. Te doy toda la gloria por todo lo bueno que pase en mi vida. En el nombre de Jesús. Amén”.


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miércoles, 29 de agosto de 2018

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Roncar...

El ronquido puede estropear un buen matrimonio - Recomendaciones sobre cómo parar el roncar de la destrucción de su matrimonio.

Yo lo había intentado todo, codazos, almohadazos, en momentos de desesperación me hacia la espantada para también despertarlo y buscarle otra posición, hasta que por el bienestar de nuestra salud tuvimos que tomar habitaciones separadas y fui ahí cuando las cosas empezaron a empeorar!
No importa las circunstancias, usted no duerma sin su esposo, si por alguna razón, necesitan un poco de espacio, espáciense en el día pero nunca durante la noche. Efesios 26-27 Airaos, pero no pequéis: No se ponga el sol sobre vuestro enojo; 27 ni deis lugar al diablo.
Algo que me funciono mucho fue orar por su condición, cada noche por un largo tiempo, antes de dormir, ponía mis manos sobre su pecho, su frente y su cabeza y pedía por su salud, por su tranquilidad, y les digo que los ronquidos cesaron, o por los menos Dios mando sus ángeles y ya no los escucho. :)

A continuación un articulo muy interesante al respecto.

Ronquidos no puede ser una condición crítica en sí misma, pero cuando sus efectos se toman en consideración que puede ser una enfermedad bastante grave. Sobre todo su gravedad radica en el hecho de que los Ronquidos pueden echar a perder un gran Matrimonio. Incluso si entre usted y su pareja sólo uno es el ronquido, ambos se sentirán los efectos negativos de la enfermedad. Más probable es que tanto la experiencia insomnio en la noche y somnolencia y mal humor durante el día. Ambos también sufrirán el embate de una disminución del apetito sexual, lo que es seguro para ampliar aún más la situación. A medida que la pareja que no roncan, también es muy probable que usted desarrolle sentimientos negativos como el resentimiento, la decepción, etc hacia su pareja. Es crucial, entonces, que encontrar maneras de lidiar con el problema antes de que se abre una brecha en su relación.

Remedios caseros y naturales para dejar de roncar

El roncar es causado cuando la lengua, la garganta superior, el paladar y la úvula vibran contra las amígdalas y los ganglios. Una de las razones por las que una persona ronca es porque está sobre peso. Otras razones son resfríos, alergias, beber mucho alcohol antes de dormir o fumar.



Almohadas extra: Recuéstese sobre almohadas extras.

Duerma de lado: Si duerme boca arriba la lengua e el paladar caen detrás de la garganta y bloquean el conducto de aire.

Gárgaras de menta: Haciendo gárgaras de menta antes de dormir es efectivo si los ronquidos se deben al resfriado o a una alergia. Agregue una gota de aceite de menta a un vaso de agua fría.

Collarín: Usando un collarín como los que usan las personas que se han lastimado el cuello alzará la barbilla y el canal de aire se mantendrá abierto.

Aspire y tome té de ortiga: Si los ronquidos se deben a las alergias, aspire bien el cuarto, las cortinas y limpie el polvo. También puede tomar un té de ortiga poniendo una cucharadita de hojas secas de ortiga en una taza de agua hirviendo. Cubra y deje reposar por 10 minutos. Cuele y beba antes de dormir.

Pierda peso: Pierda por lo menos el 10% del peso de su cuerpo.

Deje de fumar: Fumar es un hábito tremendamente nocivo. Dejar el cigarillo no sólo lo beneficiará en dejar de roncar sino en todas las áreas de su vida. 

Hay Libertad - Art Aguilera (Cancion Oficial ) Video Lírico #2

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lunes, 27 de agosto de 2018

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LA ULTIMA PALABRA Daniel Calveti letra

Nacer de nuevo

Hablando de nacer de nuevo, creo que todos los hermanos y hermanas en el Señor lo saben y pueden pensar en el diálogo entre Jesucristo y Nicodemo registrado en la Biblia: “Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te asombres de que te haya dicho: ‘Os es necesario nacer de nuevo’” (Juan 3:3-7). Jesucristo nos dijo que un hombre no puede entrar en el reino de Dios a menos que nazca de nuevo, y que cualquier persona que no haya nacido de nuevo será eliminada por Dios. Como se puede ver, este requisito de Jesucristo es de gran preocupación para cada uno de nosotros que cree en Dios y lo sigue.
Como todos sabemos, nacer de nuevo no es lo que Nicodemo entendió: un hombre debe ingresar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer. Entonces, ¿a qué se refiere el nacido de nuevo? Algunos hermanos y hermanas piensan, “Jesucristo cargó con nuestros pecados. Tenemos fe en el Señor y recibimos Su redención, que nos ha traído la vida, luego nacemos de nuevo”. Sin embargo, otros hermanos y hermanas piensan, “mientras nos arrepentimos y confesamos todos los pecados que hemos cometido uno por uno con amargura y lágrimas ante el Señor y aceptemos el bautismo, el Señor perdonará nuestros pecados y nos otorgará una vida nueva, y entonces naceremos de nuevo”.
Alguna vez lo pensé así también, pero nunca me sentí segura, y siempre pensé: ¿es realmente tan fácil para mí nacer de nuevo si me arrepiento y confieso mis pecados al Señor? Si es así, por qué la escritura registra: “[…] la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). De esto podemos ver que Jesucristo quería que lo siguiéramos para ser purificados en vez de simplemente confesar nuestros pecados. Pensando en la situación de que la mayoría de los creyentes en la iglesia confiesan sus pecados al Señor todos los días, sin embargo, sus pecados no han disminuido, sino que han ido en constante aumento; incluso los pastores, los ancianos y los colaboradores luchan por la fama y la fortuna, se intrigan entre sí, excluyen a aquellos que tienen diferentes puntos de vista de ellos y roban ofrendas; además, los hermanos y hermanas tienen celosas disputas entre ellos, juzgan y condenan a los demás a su antojo, siguen las malas tendencias y sirven a mammon. ¿Por qué hacemos tales cosas aun cuando sabemos claramente que éstas no se ajustan a las enseñanzas del Señor? ¿Podemos, tales tipos de personas viejas limitadas por los pecados, ser los nacidos de nuevo?
Lo que dice la Escritura vino a mi mente: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nueva” (2 Corintios 5:17). Entonces, en otras palabras, el verdadero “nacido de nuevo” significa que el hombre ha renunciado a su naturaleza pecaminosa y ha obedecido a Cristo. Estos versículos son suficientes para probar que los creyentes en la escenario actual aún no han nacido de nuevo. Entonces, ¿cómo nacer de nuevo? ¿Y cuál es la forma de volver a nacer?
De ahora en adelante, constantemente examiné las escrituras. Encontré en Juan 8:32 que Jesucristo les dijo a los judíos que creían en Él: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). Y “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). “Así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan” (Hebreos 9:28). Sopesando y considerando estos versículos, finalmente me di cuenta de que si uno quiere obtener la vida eterna, debe obtener la verdad, y la verdad de la vida eterna nos la trae Cristo de los últimos días. Como se puede ver en estos versículos, cuando Jesucristo regrese en los últimos días, Él todavía debe hacer una etapa de Su obra, que es con toda probabilidad la obra del juicio hecho por la verdad, es decir, la obra de Dios de purificar a la humanidad. Sólo cuando nos mantengamos al día con el trabajo de Dios en los últimos días, encontraremos a Jesucristo devuelta y aceptaremos la purificación de las palabras de Dios en la nueva etapa de la obra de Dios, nuestra naturaleza corrupta y la perspectiva de mirar las cosas cambiaran, y estas serán las manifestaciones de haber nacido de nuevo. Por ejemplo, tenemos algunas reglas de vida como: “Un árbol vive con su corteza; un hombre vive con su rostro”, “no hay más rey que yo”, “todos para sí mismo y el diablo toma el último”, “el dinero no lo es todo, pero sin dinero no se puede hacer nada”, “el salario de la avaricia es muerte”, y así sucesivamente. Cuando nos purifiquemos a través de las palabras de juicio y castigo de Dios, ya no viviremos más por estos puntos de vista sino por las palabras de Dios y Sus requisitos para con nosotros, el hombre; esto es nacer de nuevo. Gracias a la iluminación del Señor. He entendido lo que  significa nacer de nuevo. ¡Gloria al Señor! ¡Amén!

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martes, 14 de agosto de 2018

Sabiduria

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Lot

La historia de Lot es la de un apóstata. Cuando se apartó de Abraham se apartó de la fe. Cuando buscó los llanos bien regados, estaba buscando su propia gloria. Mientras procuraba su propio interés, su testimonio como creyente en el Señor fue despreciado. 

Luego vinieron el fracaso y la huida, pero, siendo del Señor, Él mismo fue salvado como por fuego, aunque todas sus obras fueron quemadas (1 Co. 3:14, 15).

I. La elección que hizo. 
«Escogió para sí toda la llanura del Jordán, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma» (Gn. 13:10-12). Aquellos que andan por la vista y no por fe siempre serán influenciados por las apariencias. 

La elección de Moisés fue la de la fe (He. 11:24, 25). Si seguimos los dictados de nuestros propios corazones, inevitablemente pondremos nuestra morada en dirección a Sodoma.

II. La posición que ocupó. 
«Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma.» Habiéndose convertido en compañero de los sodomitas, ahora llega a ser un socio de ellos. Cuando un cristiano puede hallar placer en la comunión de los impíos, no tardará en ser participe de su iniquidad. 

El progreso mundano no es evidencia de crecimiento en la gracia. Mezclarse con el mundo significa muchas veces ayudar a los impíos (2 Cr. 19:12).

III. El mensaje que recibió.
«Jehová nos ha enviado para destruir este lugar» (Gn. 19:13). Lugares malvados y cosas malvadas tienen todos que ser destruidos.

Si todas tus cosas malvadas fuesen destruidas, ¿perderías algo? ¿Cómo afectada tus planes y propósitos? Si los intereses de nuestro corazón están enredados con la maldad de este mundo, sufriremos pérdida.

Pongamos la mira, los afectos, en las cosas de arriba; entonces, cuando todo lugar de impiedad sea destruido, nuestra herencia quedará intacta.

IV. El testimonio que dio.
«Salió Lot y habló a sus yernos…; mas pareció como que se burlaba» (Gn. 19:14). Nuestro testimonio para Dios siempre será una mofa si estamos llevando una vida egoísta.

¿Quién creerá que el pecado es amargo si nosotros lo damos debajo de nuestra lengua como un dulce bocado? Ni la seriedad ni la elocuencia contrapesarán la inconsecuencia. La vida es la luz.

V. La desgana que demostró. «Deteniéndose Él, los varones asieron de su mano» (Gn. 19:16). Siempre somos lentos para obedecer el llamado de Dios cuando nuestras vidas están enmarañadas con los asuntos del mundo. 

El joven se fue triste, porque tenía muchas posesiones (Mt. 19:22). Muchos perecen en la plena luz del conocimiento por falta de decisión. Escapa por tu vida; no tardes.

VI. El pedido que hizo.
«He aquí esta ciudad está cerca; dejadme escapar allá» (Gn. 19:20). Pensaba que el monte de refugio señalado se encontraba demasiado lejos. 

¿Por qué deseaba ser salvado tan cerca como fuese posible de la ciudad condenada? ¿Por qué tenemos que desear ser salvados, y nada más? ¿No hay una renuencia oculta en las mentes de muchos del pueblo de Dios a huir hacia el monte distante de la completa separación? Lot fue salvado, pero todavía se hallaba lo suficientemente cerca del lugar de muerte para estar lleno de temor (Gn. 19:30).

VII. El favor que disfrutó.
«Nada podré hacer hasta que (tú) hayas llegado allí» (Gn. 19:22). ¡Cuán precioso es a Dios aun un pobre apóstata! El juicio no puede caer sobre Sodoma mientras Él no esté afuera.

Pero aún más, sigue pensando cómo la presencia de este creyente de pensamientos mundanos entre los impíos estaba estorbando a Dios en la ejecución de sus propios propósitos. Hasta que Él hubiese salido de entre ellos, la obra de Dios estaba detenida.

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Pecados

Tomar decisiones importantes sin detenernos a considerar las consecuencias es peligroso y poco sabio, pero eso es exactamente lo que muchos hacen cada día.

La mayoría de las veces terminan lamentando sus decisiones, pero ya es demasiado tarde para evitar las consecuencias irrevocables. Sus sueños y esperanzas se han destruidos, y no pueden dar marcha atrás. Eso fue exactamente lo que le sucedió a la primera pareja al decidir desobedecer a Dios en el Huerto del Edén.

PASAJE CLAVE: Génesis 1.16-24
LECTURAS DE APOYO: Génesis 2.9; 3.6-24; 4.1-8; 6.5, 6-8 | Romanos 6.23 | 1 Juan 1.9

Todas nuestras acciones tienen consecuencias. Es por eso que debemos considerar cuidadosamente las ramificaciones de nuestras decisiones. La historia de la desobediencia de Adán y Eva en Génesis, capítulo tres, nos advierte las consecuencias de ignorar a Dios y sus mandamientos y de decir ceder ante la tentación.

Las consecuencias del pecado de Adán y Eva en el Edén.

Los puso en conflicto con la naturaleza (Gn 3.16-19). Por el pecado de Adán, la tierra fue maldecida. Ya no podría disfrutar de la productividad del Edén, sino que tendría que lidiar con los espinos y cardos para poder obtener alimento. Como resultado de su pecado, Dios le dijo a Eva que los dolores de parto se multiplicarían. Todo el orden natural fue cambiado después de haber pecado, y la vida no fue tan fácil como lo era hasta ese momento.

Los puso en conflicto entre sí (Gn 3.6-13). Después de haber comido del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, los ojos de Adán y Eva fueron abiertos, y se dieron cuenta de su desnudez. Algo murió en su ser espiritual, y comenzaron a verse de manera diferente. Trataron de cubrir sus cuerpos con hojas de higuera e inútilmente intentaron esconderse de Dios. Luego, cuando el Señor les preguntó acerca de su pecado, Adán culpó a Eva y ella hizo lo mismo con la serpiente.

La relación que tenían entre ellos cambió para siempre, como consecuencia del pecado.


Los puso en conflicto con Dios (Gn 3.7, 8). Antes de pecar, Adán y Eva amaban al Señor, pero después sintieron miedo y trataron de ocultarse de su presencia, como consecuencia de la vergüenza y la culpabilidad. Solo una mordida al fruto prohibido arruinó toda su existencia, incluyendo la relación con su Creador. Su desobediencia trajo maldición a la tierra, dificultad para saciar las necesidades, dolor y sufrimiento, y eventualmente la muerte (versículos 17-19). Quedaron separados de Dios espiritual y físicamente, pues los echó fuera del Edén.
Puso a sus hijos en conflicto (Gn 4.1-8).

El pecado de Adán y Eva no solo afecto sus vidas, sino también la de sus hijos. La desobediencia no es un evento aislado, pues sus consecuencias siempre se extienden de una manera u otra a la vida de las demás personas. Adán y Eva tuvieron dos hijos: Caín, un agricultor y Abel, un pastor de ovejas. Cuando los dos decidieron traer sacrificios ante Dios, Caín trajo del fruto de la tierra, pero Abel ofreció un animal del rebaño.

Después del pecado de Adán y Eva, el Señor les había mostrado que las hojas de la higuera no podían cubrir su desobediencia, sino solo la sangre de un animal, al cual mató para cubrir sus cuerpos con su piel. Dios les mostró que el precio del pecado es la muerte, y que el derramamiento de sangre es esencial para obtener el perdón de pecado. Así que la única manera en la que debían acercarse a Él para adorarle era con un sacrificio de sangre.

Caín conocía lo que el Señor demandaba; pero, en vez de darle a su hermano algunos de sus frutos por uno de sus corderos, sencillamente trajo un sacrificio que no contenía sangre. Al ver que el Señor no lo aceptó, se llenó de enojo y celos hacia su hermano, hasta que terminó matándolo.

El pecado es progresivo en su naturaleza y se intensifica con el tiempo. Primero, Eva pecó al comer del fruto; luego le dio a su marido, quien también lo ingirió; y después, el pecado pasó a toda su familia, trayendo como resultado la muerte de su hijo Abel. En Romanos 6.23 se nos dice que: “la paga del pecado es muerte”.

Nunca sabremos adonde nos llevarán las consecuencias del pecado. Aunque tratemos de ocultar nuestra desobediencia, no podremos detenerla y empeorará. La única solución al pecado es la sangre de Jesucristo.

Puso a toda la humanidad en conflicto con Dios (Gn 3.22-24). La desobediencia de Adán y Eva les costó su futuro. Fueron expulsados por Dios del Edén, para que no comieran del fruto de la vida, sino que vivieran en su condición pecaminosa y separados de Él por el resto de sus vidas.
Sin embargo, el Señor les proveyó la piel de un animal que había sacrificado, para demostrarles que el perdón solo puede obtenerse con derramamiento de sangre. Esto fue un símbolo de lo que Dios haría al enviar a su Hijo a morir en la cruz para pagar con su muerte el castigo del pecado de toda la humanidad.

Adán y Eva fueron perdonados por medio de la fe en la promesa de Dios relacionada con el derramamiento de sangre; pero sufrieron consecuencias por su pecado. Tuvieron que irse del Edén, sudar para ganarse el sustento diario y vivir con una naturaleza pecaminosa.

El pecado siguió creciendo con el paso del tiempo. Al llegar a los días de Noé “la maldad de hombres y mujeres iba en aumento. Siempre estaban pensando en hacer lo malo, y sólo lo malo” (Gn 6.5 TLA). Solo Noé halló gracia ante los ojos de Jehová, porque era un hombre justo que caminó con Dios (v. 8). Todas las demás personas, con excepción de Noé y su familia, perecieron en el diluvio.

El pecado sigue destruyendo nuestra vida. Puede que no veamos sus consecuencias de manera inmediata, pero tarde o temprano vemos sus resultados. La única manera correcta para lidiar con el pecado es admitir ante el Señor que le hemos desobedecido. Debemos confesar nuestros pecados, aceptando que hemos desobedecido a Dios y pedirle que nos perdone por la sangre que Jesucristo derramó en la cruz (1 Jn 1.9).

REFLEXIÓN

¿Qué tan a menudo se detiene a pensar en las consecuencias antes de caer en tentación? ¿Ha reflexionado en todo lo que puede suceder si escoge dejarse guiar hacia el pecado? De hacerlo, ¿cómo ha cambiado su manera de pensar en cuanto a ese asunto?

¿De qué manera el pecado le ha causado conflicto con otras personas? ¿Qué ha hecho el Señor en su vida para cambiar la actitud pecaminosa que antes tenía y restaurar su relación con otros?

La relación más importante que se ve afectada por el pecado es la que tenemos con Dios. ¿Se ha arrepentido usted ante Cristo para recibir su perdón y ser reconciliado con nuestro Padre celestial? Si aún no ha hecho esto, por favor, hágalo hoy.

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domingo, 12 de agosto de 2018

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Desesperación

Llegó mezclado con la multitud que cada día visita la Plaza de San Pedro, en ciudad del Vaticano. Lucía expectante, como tantos peregrinos. Aunque esquivaba la mirada, pasó inadvertido.

Dentro llevaba la angustia que por meses le carcomía: la carencia de empleo, el creciente volumen de deudas y facturas sin pagar, la crisis familiar que había desencadenado la escasez económica y la creciente preocupación por el futuro de sus tres hijos.
Lo que ocurrió minutos después quedó grabado en el corazón de miles de personas. El hombre, a quien las autoridades simplemente identificaron como Antonini, se bañó con gasolina y, acto seguido, se prendió fuego.
Literalmente quedó convertido en una antorcha humana que iba de un lado para otro en medio de gritos lastimeros que llegaban hasta los más profundos rincones del lugar.
"No se dejaba asistir de nadie. Queríamos ayudarle, pero era imposible acercarnos, hasta que cayó rendido por el dolor", relató un visitante que presenció el intento de suicidio.
El hombre --bastante joven, por cierto--residía en Roma. Entró en estado de coma. El fuego había causado quemaduras en la mayor parte de su cuerpo. La desesperación le llevó a encontrar la salida a sus crisis por un rumbo equivocado... Su esposa quedó viuda y sus hijos sin un padre...
Los límites de la desesperación
Cuando permitimos que un problema se salga de control, excede nuestra capacidad de razonamiento y rayamos en los límites de la desesperación. Es una situación que afecta individual y colectivamente a las personas. Un ejemplo contemporáneo lo encontramos en Rumania.
Cuando ese país enfrentó una dura depresión en el 2010 que afectó la calidad de vida de la tercera parte de sus habitantes hasta el punto que se quejaban de no poder pagar ni siquiera los productos básicos, y la desesperanza que llevó a más del 50% de los ciudadanos a considera que su vida empeoraría en los años siguientes, se disparó el número de suicidios.
El Instituto Nacional de Medicina Forense, de Rumania, reveló que la proporción de suicidios aumentó desde 2008—cuando la crisis económica comenzó a tocar fondo--, llegando a 14 por cada 100.000 habitantes en 2010. Igual ocurre hoy en muchas naciones de Europa. Los problemas llevan a hombres y mujeres a encontrar salida a sus dificultades pensando que el camino es quitarse la vida.
En diciembre de ese año, pocos días antes de Navidad, el técnico de 43 años, Adrian Sobaru, vinculado a la televisión nacional, saltó al vacío desde un balcón del parlamento rumano durante una sesión. Lo que le escucharon gritar fue: "¡Ustedes mataron nuestro futuro! ¡Ustedes quitaron el pan de las bocas de mis hijos!". El hombre percibía un ingreso mensual de 330 euros. Tenía dos hijos, uno de ellos con autismo. ¡No podía brindarle la atención médica adecuada!
En Bucarest, frente al palacio presidencia, Petre Morjan se prendió fuego. El hombre, que sobrevivió a las quemaduras, dijo a los medios de comunicación nacionales que le habían disminuido su mesada por jubilación y que sus protestas eran ignoradas. Incluso le pidieron que pagara un soborno para que le aumentaran la jubilación.
Señales de alarma por alguien desesperado
La sicóloga española, Trinidad Aparicio Pérez, asegura que las personas desesperadas pueden llegar a perder el control de sí mismas e incluso pueden llegar a causarse daño, tirándose de los pelos o dándose cabezazos; en casos extremos hay serio peligro de suicidio.
"Ante la desesperación, las personas tienden a mostrarse ansiosas, furiosas y angustiadas. Poseen la sensación de haber caído en un pozo muy profundo, donde todo es oscuridad, no consiguen ver el camino que les saque de esa situación; sin embargo, por muy justificada que esté esa sensación hay que saber actuar, saber que a pesar de todos los problemas no podemos quedarnos quietos cautivos de la tristeza y del dolor.", explica la profesional.
Identificar que una persona se encuentra en los límites de la desesperanza y que puede llegar a los extremos, se fácil. Por lo general, experimenta decaimiento acompañado de una actitud pesimista frente a la vida. En algunos casos dejan de luchar por su propia vida y por el futuro, porque consideran que la existencia no tiene sentido o que los abandonaron las fuerzas para seguir dando las batallas.
Una inclinación muy común es a huir. Se niegan a aceptar la situación y su condición depresiva, que puede empeorar las cosas, les lleva a pensar que no hay salida al laberinto.
Las preguntas más frecuentes que recibo sobre este particular es, ¿cómo ayudar a alguien en estado de desesperación? El primer paso es identificar cuál es el factor que conduce a la persona a ese estado; el segundo, acercarse a él o ella, brindándole una voz de aliento y dejándole claro que cuenta con apoyo para sobreponerse a la situación; el tercero, no contagiarnos porque seremos dos quienes terminemos viendo un panorama desolador; el cuatro, animarlo a tener confianza en Dios—en primero lugar—y en sí mismo, y el quinto lugar, identificar una serie de posibles soluciones a la condición desesperada por la que se encuentra atravesando.
Ha salida para un estado de desesperación
Cuando estamos agobiados por los problemas, pareciera que todo se nubla, las puertas se cierran y las soluciones parecen inalcanzables…
En una situación así, lo menos indicado es permitir que las circunstancias gobiernen nuestra mente y nuestro corazón. Seguramente encontraremos un panorama ensombrecido, y no se puede pensar con claridad.
¿La salida? Procurar la orientación de Dios. Luchar en nuestras fuerzas empeorará la situación. En cambio, si luchamos en las fuerzas del Señor, tenemos asegurada la victoria.
Ante la incertidumbre y la angustia, lo mejor es clamar a El en oración, confiando en lo que dicen las Escrituras: "Al pobre librará de su pobreza, Y en la aflicción despertará su oído. Asimismo te apartará de la boca de la angustia A lugar espacioso, libre de todo apuro, Y te preparará mesa llena de grosura."(Job 36:15, 16).
En las condiciones extremas, cuando consideramos que no hay salida a la encrucijada, es fundamental la oración. Hablar con Dios. Abrirle nuestro corazón, como lo describe el autor cristiano, Eduardo Cañas Estrada: "Orar es tocar el cielo. Es hablar con Dios y derramar nuestra alma ante Él con un deseo profundo de alcanzar lo que pedimos; es contarle con nuestras propias palabras lo que sentimos y sufrimos, sin acudir a un lenguaje florido, sino lleno de sinceridad. Cuando aprendemos a estar a solas con el Señor, adquirimos una profundidad espiritual y un acercamiento más pleno hacia Él. (Eduardo Cañas Estrada. "Cuando la sal pierde su sabor". Editorial AD. 1980. Pgs.15, 16)

Si asume desde hoy la determinación de permitir que el Supremo Hacedor guíe su sendero, seguramente caminará seguro y encontrará respuestas en los momentos de crisis... Puedo asegurarle que el panorama cambiará y hallará una puerta que le conduzca fuera del laberinto. ¡Dios lo hace posible!
Que no pase este día sin que haya recibido a Jesucristo en su corazón como su único y suficiente Salvador. No deje pasar esta oportunidad. Puedo asegurarle que su vida cambiará. ¿Ya lo hizo?

POR UN DESTELLO DE TU GLORIA Letra Jesús Adrián Romero

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