viernes, 22 de diciembre de 2017

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Libertad!!

La libertad es una responsabilidad que solo los maduros pueden aceptar y sobrellevar. Se da en nuestra mente cuando aceptamos nuestra responsabilidad de avanzar y permitir el reacondicionamiento de nuestro pensamiento opresivo. Quienes no avanzan viajan en interminable círculo porque nada cambia de verdad hasta tanto cambie la mente.
Leí un informe sobre un científico que estudia el poder del condicionamiento. El equipo de este científico ató a un perro a un poste. Luego pusieron su alimento justo fuera de su alcance. Cuando el perro intentaba llegar a la comida, se lastimaba, porque su correa no era lo suficientemente larga. Cada vez que tironeaba para llegar a la comida, sentía dolor. A la cuarta semana de este cruel experimento, el perro permanecía junto al poste. Ni siquiera intentaba llegar a la comida. Durante la quinta semana le quitaron la correa y lo ubicaron a sesenta centímetros del alimento. Pero el perro permanecía cerca del poste. El animal se negaba a acercarse a la comida. Había sido condicionado por el dolor que le impedía buscar el alimento que ahora era libre de comer, porque creía que no podría hacerlo.
Este experimento, cruel como es, demostró que cuando la mente del animal está condicionada, vivirá dentro de las limitaciones impuestas por el condicionamiento, aún después de ser librado del mismo. También ilustra con claridad el problema que Dios tuvo con los hijos de Israel. Estaban sometidos a la esclavitud, atados al poste de Faraón, como lo habían estado durante cuatrocientos treinta años. Luego, un día Dios envió a un hombre llamado Moisés para que quitara la correa y los dejara libres. Y este liberó a Israel de la mano de su opresor. Pero liberarlos de sus pensamientos de opresión fue algo totalmente diferente.
La razón por la que Dios se negó a llevar a los israelitas directamente a Canaán después de su liberación, fue porque seguían mentalmente siendo esclavos de Egipto.
Si bien habían sido liberados, todavía no eran libres. Así que Dios debió lidiar con sus mentes aunque sus cuerpos estaban ya libres de la opresión. Esta ilustración capta el principio que se aplica a las personas, las comunidades y las naciones: las condiciones determinan la conducta hasta que son interrumpidas por una fuerza externa.
El componente importante que falta en la vida de muchas creyentes y comunidades cristianas es la base del conocimiento sobre la administración. No hemos aprendido a dominar la irresponsabilidad que nos legó Adán, y hemos malinterpretado y administrado mal nuestro llamado a gobernar la Tierra.
Para muchos de nosotros el cielo es el objetivo y la opresión es nuestro modo de pensar. Como los hebreos en la antigüedad, marchamos en círculo sin ver la buena vida en la Tierra. Mientras tanto podremos hablar en lenguas, pero no sabemos hablar con el banquero. Podemos saltar y danzar "en el Espíritu", pero no sabemos manejar nuestras propias vidas.
Hay cristianos supuestamente exitosos que tienen título y posición en grandes compañías, pero no pueden manejar a su propia familia. Ganan muchísimo dinero al año, pero siguen dando vueltas en el desierto cuando se trata de amar a sus esposas. Han aprendido a ganar y administrar el dinero, pero no saben manejar sus hogares. El Salmo 127:1 dice: "Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles". Dios ha designado plenitud para cada uno de nosotros.
El fin de la creación
La libertad –lo que es y lo que no– es el principio central de la relación original de Adán. En el relato de Génesis, Dios el Creador puso al hombre en el Jardín y dijo: "Eres libre".
"Y [Dios] le dio este mandato: 'Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás'" (Génesis 2:16-17, énfasis añadido).
Dios declaró que el hombre era libre y le dio trabajo. La libertad es algo básico en la voluntad de Dios para el hombre. Adán era libre de producir, duplicar, multiplicar y fructificar todo lo que Dios le había dado para hacer, pero no era libre de violar la ley de Dios. Dios puso solo un elemento en el Jardín para mantener la obediencia del hombre: al árbol del conocimiento del bien y del mal. Imagine los millones de árboles que Dios había creado y, sin embargo, puso un cartel de "no pasar", frente a uno solo. Esto era necesario para poder activar la voluntad del hombre por medio del poder de elección.
Quizá usted haya construido una linda casa al borde del desierto de Sinaí. Se siente cómodo en su opresión, pero sabe que Dios tiene mucho más reservado para usted. Ha dejado de creer en los milagros porque ya no los ve. No ha escuchado a los mentores que se le asignaron en la vida. Y no ha sido fiel a La Palabra de Dios. Ha sido liberado pero aún no es libre. Y sabe que hay más en la vida, más que esto.
No hay forma de entrar en la libertad sin soportar el peso de su responsabilidad. Si quiere ascender al puesto de gerente, debe estar dispuesto a aceptar la responsabilidad de esta posición. El precio de la responsabilidad requiere de más tiempo, talento, energía, iniciativa y sustancia. El título es bueno; la paga, maravillosa; pero la carga laboral es siete veces mayor. Tiene que estar allí todos los días antes que todos los demás, y será el último en dejar la oficina. Si algo sale mal, lo llamarán a usted, de día o de noche. Si el caño de agua se rompe a las 03:00, recibirá una llamada de teléfono.
Es fácil ser encargado de limpieza, porque puede irse a las 17:00. Cuando trabaja como empleado, a veces podrá salir a almorzar y tardar mucho tiempo, porque casi nadie se dará cuenta. Pero si quiere progresar debe madurar a la responsabilidad de la libertad, porque hay un costo.
Liberarse del opresor no garantiza que nos liberemos de la opresión. Pero la responsabilidad sí nos da esta garantía. La responsabilidad hace que decidamos esforzarnos para levantarnos más temprano y trabajar todo el día hasta terminar con la tarea. Y esto es lo que nos permite hacer la libertad cuando sinceramente queremos ser libres de veras.
Hay mucha gente que desperdicia su vida como prisionero de su propia celda. Las palabras de libertad de Cristo quizá estén pegadas en las paredes de su sala. Pero muchos viven en su celda con la puerta abierta de par en par, esclavizados por el espíritu de opresión que los tenía atados antes de aceptar la liberación.
La palabra evangelio significa "buena nueva, buen informe, buen heraldo o buena información". La buena nueva del reino es que Jesús convierte nuestra liberación en libertad.
Cuando una persona nace de nuevo, el Espíritu de Dios "re-crea" su ser interior y habita allí. Pero la libertad que nos llega a nuestra mente y nuestras acciones depende enteramente de nosotros. Somos libres de salir de nuestra celda, y somos libres de permanecer allí, porque de acuerdo al evangelio de Cristo nadie es puesto es libertad automáticamente.
El gran apóstol Pablo escribió: "Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud" (Gálatas 5:1).
A medida que la Iglesia, las naciones y las personas viajan por el camino de la responsabilidad, es importante entender que muchos hemos sido condicionados por nuestra anterior opresión. Nuestro condicionamiento social, económico y religioso nos ata a un poste invisible, lo cual nos impide avanzar en los asuntos de Dios. La puerta de la cárcel está abierta, pero igualmente seguimos allí sentados, oprimidos y atados.
Es por esto que Pablo nos dice que estemos firmes en contra del condicionamiento, para renovar nuestras mentes al cambiar nuestro viejo modo de pensar.
¡Adiós, Egipto!
Ahora, aquí está el punto de la cuestión: cuando algunos se iban de Egipto, llevaban sus viejas tablas de lavar ropa con ellos. Cuando llegaban a Canaán, llevaban las tablas a lavar al lavadero automático, las ponían dentro de la máquina y comenzaban a lavar. Ni siquiera pensaban para qué servirían los botones y relojes de los comandos. Las maravillas electrónicas estaban frente a sus ojos, pero estaban tan condicionados a la esclavitud que ni siquiera se preguntaban qué será esto nuevo que hay delante de sus narices.
Esta es una buena ilustración de lo que significa estar libre pero no ser libre. Las máquinas de lavar la ropa hacen todo el trabajo con solo apretar un botón. Los dedos arruinados por el agua y el jabón, los brazos dolidos por refregar, son cosa del pasado. Pero cuando el pasado consume nuestro presente, da lo mismo. El lavadero automático es un nuevo lugar donde podemos hacer lo mismo que hacíamos en el río. Es el tipo de pensamientos opresivo que Dios quiere que dejemos atrás. Claro que es difícil cambiar; sin transformación mental, todo lo que hagamos para "cambiar" quizá solo produzca un nuevo lugar donde haremos lo que hacíamos antes.
Hay millones de personas hoy que siguen atadas al poste, o que friegan la ropa en el lavadero automático, a causa del opresivo condicionamiento pasado que aún controla su presente. Muchos han sido condicionados para decir: "No puedo ser santo; soy un gusano que espera por el cielo. Espero poder entrar, porque por cierto no puedo ser justo en la Tierra. ¿Qué comeremos esta noche en la prisión? No puedo ser yo mismo. No puedo ser liberado. No puedo ser sanado. No puedo ser libre".
Están tan acostumbrados a creen en esas mentiras, que cuando Dios les dice que son libres no pueden creerlo. Siguen sentados en su celda, oyendo la buena nueva de la libertad del evangelio, pero sin creer lo que oyen.
Millones de personas están atadas por su pasado. Aunque se les han quitado las cadenas, siguen atadas por las mentiras del condicionamiento egipcio de que jamás podrán salir a caminar en libertad para disfrutar del fruto de su destino. La comodidad de que otros controlen su vida en la esclavitud es demasiado atractiva para muchas personas. Así que se quedan cerca del poste, muriendo de hambre. No ejercitan sus mentes y jamás llegan a conocer lo que hay más allá de las puertas de su cómoda prisión.
El mensaje del Creador en este siglo XXI es: la obediencia exige la responsabilidad de salir de nuestra prisión. Hemos andado sin rumbo en el desierto, nombrando y clamando por las cosas durante ya mucho tiempo. Nuestro viaje gratis ha terminado. ¡Es hora de comenzar a trabajar!
Renueve su mente
Suena asombroso, pero lo único que Dios no podía hacer con los hebreos en el desierto era que cambiaran de mentalidad. Tampoco puede cambiar la nuestra. Nos inspirará con deseos justos y santos, pero Él no nos cambiará. Porque el único que puede cambiar mi mente soy yo mismo, el único que puede renovar su mente es usted mismo. Es por esto que Pablo escribió en su carta a la iglesia cristiana de Roma: "No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta" (Romanos 12:2).
La palabra "transformados" que utiliza Pablo en este versículo es "cambien". Pero esto no tiene nada que ver con nuestro espíritu. La transformación espiritual sucede cuando nacemos de nuevo. Cuando cambiamos de reino renovamos nuestro espíritu. Es la mente lo que debe renovarse antes de que podamos despojarnos de nuestras cadenas de opresión.
El problema es que cuando nacemos de nuevo en el espíritu, seguimos con las viejas tablas de lavar en la mano. Seguimos cargando todo este peso. Seguimos con nuestros viejos patrones de pensamiento. Debemos renovar nuestra mente.
El alma consiste de mente, voluntad y emociones. Nada cambia si no cambia el alma. Es la ley de Dios. Su verdad escrita y activa, su ley, es la que cambia y convierte el alma. ¿Alguna vez oyó decir que "el hombre es lo que come"? ¿Y "alimento para el alma"? Estas dos frases llevan la sabiduría y la clave al cambio y la libertad. Lo que usted dé de comer a su alma determinará su calidad de vida y su grado de libertad.
"La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo" (Salmo 19:7).
El libro de Hebreos nos dice: "Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón" (4:12). El alma está aparte del espíritu del hombre, "re-creada" en el nuevo nacimiento. La palabra "alma" en griego bíblico es psuche, y se refiere al "asiento de los sentimientos, deseos, afectos y aversiones".
El apóstol Santiago escribe: "Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida" (1:21).
El cambio viene a través del reacondicionamiento mental, después del nuevo nacimiento. Así que depende de cada persona la salvación de su alma después de que su espíritu ha nacido de nuevo. Si no lo hacemos, seguiremos junto al mismo viejo poste, en la misma vieja celda para la que nos condicionó nuestra mente carnal antes de que naciéramos de nuevo. Todos debemos renovar y re-entrenar nuestra mente para la libertad.
¿Alguna vez ha dicho usted "necesito un cambio"? En respuesta a esto, muchos personas cambiar de lugar, de país, de trabajo, de cónyuge... para descubrir que siguen frustrados. ¿Por qué? Porque el cambio no depende de dónde vayamos, sino de qué es lo que sabemos. La transformación comienza con la información. Si de veras quiere cambiar, cambie su biblioteca, sus amigos y sus influencias.
Lo que una persona piensa de sí misma es clave para determinar lo que pensará de los demás y de la vida en general. ¿Sabe usted cuál es el problema número uno de Dios en el planeta? Son los humanos con espíritus liberados pero con las mismas mentes oprimidas. Debe soportar mentes viejas y llenas de basura en un reino nuevo y santo, y nosotros somos los que desvalorizamos a Dios, con nuestras malas actitudes y con el modo en que tratamos a los demás y a nosotros mismos.
Dios sabía que no podía llevar a los israelitas directamente a la libertad cuando Moisés los liberó, porque habrían convertido a Canaán en Egipto. Así que se tomó el tiempo para trabajar en sus mentes. Aquellos cuyas mentes no pudo cambiar, fueron enterrados en el desierto.
Solo las personas maduras, dispuestas a pelear y a asumir la responsabilidad por el futuro, darán fruto para Dios en el nuevo milenio. Creo que enterraremos en el desierto a algunas personas porque no están listas para la enorme responsabilidad que nos espera. Seguirán clamando y gritando, o sentadas sin hacer nada, y cuando Dios deje de responder a sus oraciones de bebé, pensarán que Él se ha ido. Entonces murmurarán y morirán en el desierto como sucedió con los israelitas. Dios despertará a muchos de ellos, pero algunos tendrán oídos espiritualmente sordos.
Se necesitan mentes libres y mucho coraje para enfrentarse a Jericó. Se necesita una columna vertebral fuerte para mirar a los reyes amalecitas y declarar: "Los derrotaremos". Se necesitan fortaleza interior para pararse y decirle a Josué: "Podemos tomar la tierra". Es más fácil existir en la esclavitud que vivir en la libertad. Es por esto que muchas personas, comunidades y naciones que han sentido la excitación de la liberación, convierten su celebración en critica, y se enfrentan a la realidad de la responsabilidad.
Deje atrás el pasado
Cuando Dios liberó a los israelitas de Egipto, les dio la oportunidad de ser libres. Pero ellos rechazaron esta oportunidad. Así que Dios los enterró en el desierto y utilizó a sus hijos, no nacidos en Egipto, para que poseyeran la tierra prometida.
La liberación brinda la oportunidad para la libertad, y no el cumplimiento de la libertad. La puerta de la cárcel está abierta, pero debemos decidirnos a salir. Una vez que llegamos al desierto, miremos bien con quién nos juntamos. Si nos juntamos con gente que piensa en la esclavitud egipcia, nos contaminarán. Fue por esta razón que Dios no permitió que los padres circuncidaran a los hijos. Dios no quería que esta nueva generación llevara una marca efectuada por los padres con mentalidad de esclavos. No quería que ningún recuerdo de Egipto les hiciera pensar en su pasado de esclavitud. "Dios les había prometido a sus antepasados que les daría una tierra donde abundan la leche y la miel. Pero los israelitas que salieron de Egipto no obedecieron al Señor, y por ello él juró que no verían esa tierra. En consecuencia, deambularon por el desierto durante cuarenta años, hasta que murieron todos los varones en edad militar. A los hijos de éstos, a quienes Dios puso en lugar de ellos, los circuncidó Josué, pues no habían sido circuncidados durante el viaje" (Josué 5:6-7, énfasis añadido).
A veces me siento y converso con gente mayor, pero hay algunos con los que debo tomar cuidado. Hay quienes solo hablan de su opresión. Y pueden hablar durante horas, siempre de lo mismo. Si uno se queda allá, escuchando, puede llegar a sentir odio por la gente que ni siquiera conoce. Así que tome cuidado; el pasado opresivo de otros puede contaminar su espíritu e inhibir su verdadera libertad.
Nos preocupamos tanto por las realidades del pasado, que nuestro presente y futuro pueden consumirse. Algunas personas están ocupadas dejando atrás su pasado, que no tienen tiempo de vivir su futuro. Pablo nos dice: "Olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús" (Filipenses 3:13-14).
A esto Dios agrega en Isaías 43: "Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados" (vv. 18-19). Esto no significa que debamos fingir que el pasado no existe. Sencillamente no debemos permitir que controle, inhiba o condene nuestro futuro.
Esta es la poderosa palabra para la Iglesia del siglo XXI. Hoy nos embarcamos en una era totalmente nueva para la iglesia. Pero para poder avanzar con la guía de Dios debemos mirar nuestras vidas y tomar una decisión responsable de "olvidar las cosas pasadas". No podemos preocuparnos con el modo en que nos trataban o cómo éramos, porque esto solo produce amargura. Debemos considerar toda ofensa pasada como obra de alguien que ignoraba perdonar y seguir adelante. El pasado será tan fuerte como le permitamos serlo. Para los israelitas el olor a cebolla y ajo era más fuerte que su deseo de probar la dulce miel y la leche.
Este es un tema central para la salvación espiritual. Para ser salvo, debe uno volver la espalda al lugar al cual se dirigía y a la gente con quien uno andaba, y tomar la dirección apuesta.
No podemos mirar atrás al desierto ni a Egipto. Esos días de gloria del movimiento carismático han pasado. Saltamos, gritamos, bailamos y caemos por costumbre, porque la unción ya no está. Pero Dios no se ha ido. "Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios" (Lucas 9:62). Dios tiene un nivel de responsabilidad para poder avanzar con su llamado. Usted no puede aferrarse a lo nuevo si no deja atrás lo viejo.
Del mismo modo en que Dios llamó a los israelitas, lo llama a usted a ser libre. Es tiempo de madurar. Es tiempo de deshacerse del horrible olor egipcio. Póngase de pie, deje su celda, báñese en la sangre de Cristo una vez más. Deje los sándwiches de cebolla y puerro que comía en El Cairo y lávese con la verdad de La Palabra de Dios. Quítese el olor a ajo.

La iglesia mundial está hoy al borde del desierto. Podemos oír al Jordán que fluye, justo del otro lado de la colina. Estamos cerca del final de nuestra generación y avanzamos hacia la Tierra Prometida, así que es hora de aprender a caminar en nuestra libertad. Es hora de dejar de jugar y romper las cadenas que nos tienen amarrados al poste.
Tomado del libro: En busca de la libertad de Editorial Peniel

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Un león

Un leon desgastado con los años e impotente ante su  enfermedad, yace en la tierra a punto de muerte.
Un jabalí se precipitó sobre él, y vengó con un golpe de sus colmillos una herida mucho tiempo atrás recibida.
Poco después el toro con sus cuernos lo corneó como a un enemigo.
Cuando el asno vio que la bestia enorme podría ser atacada impunemente, él lo pateó en su frente con sus talones.
El León, que expiraba dijo: “He tolerado de mala gana los insultos de los valientes, pero ser obligado a  soportar tal tratamiento de ti, que eres una desgracia de la naturaleza, es en efecto sufrir una doble muerte”.
Nada molesta más a los poderosos que ser humillados por los débiles.
Fábula de Esopo
Si bien a primera vista, la fábula de hoy pareciera enfocar la injusticia y el abuso del imposibilitado, en verdad nos recuerda la realidad de una justicia superior… la de Dios.  Y es que todos necesitaremos dar cuenta de nuestros actos delante de Él… algunos antes y otros después.
El cómo utilizamos los recursos y talentos que Dios coloca en nuestras manos es asunto que debe ser enfrentado con sobriedad ya que algún día, al ser demandado de nosotros nuestra mayordomía terrenal, veamos a otros que, con muchísimo menos, sean felicitados por nuestro Señor con las preciosas palabras de la Escritura:
“Buen siervo fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré…”
Esa sería la más terrible humillación de aquellos que hemos sido bendecidos de este lado del cielo con tanto más que los demás.  Pero no tiene porqué ser así… enmendemos nuestros caminos y seamos de bendición a los demás.  Que el Señor les bendiga.
Raúl Irigoyen. Pensamiento del Capellán

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domingo, 17 de diciembre de 2017

Prosperidad


Este es un tema que debemos prestar atención. Porque en la Biblia tenemos a Jesús diciendo en Mateo 5:3 "Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos."

Y por otro lado tenemos en Job 36:15 dice: "Al pobre librará de su pobreza, y en la aflicción despertará su oído."


"Nunca permita que la pobreza invada tu mente, porque no necesariamente hablamos de dinero, sino de un estado de vida"

Reciba esto: Cuando Jesús habla de pobres en el espíritu, está hablando de personas que reconocen su pobreza espiritual, dejando a un lado la autosuficiencia que es la que te lleva a ese estado.


"Cuando la biblia habla de "librar", es porque hay algo que te esta esclavizando."

Dice Gálatas 5:1, "Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud."
Cuando la pobreza esclaviza tu mente te quita de la libertad que Cristo.

Veremos cómo piensa una persona que tiene su mente tomada por la maldición de la pobreza y cuál es la solución para la salida de ese estado:
1-Cree en un Dios que está esperando que uno caiga en el error para castigarnos Vive sumergido en un ambiente, en una atmosfera espiritual de castigo y por eso hay mucha gente que ve a Dios castigando a todos. El castigo te convierte en apocalíptico y cuando una persona cae, jamás pensaras en restaurarla porque los ojos de la persona que tiene una mente tomada por la pobreza, ve que es mejor el castigo que la restauración.

Pero la biblia dice en Judas 1:24 "Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída"

En otras palabras, Dios te esta guardando, y te esta conduciendo por el camino correcto, porque Dios no desea tu caída.

Dice 1 Corintios 10:13 (PDT) "Ustedes sólo han tenido las mismas tentaciones que todos los demás. Pero Dios es fiel y no va a dejar que sean tentados más allá de lo que puedan soportar. Así que sepan que cuando sean tentados, van a poder soportar, porque Dios les dará una salida."
2-Le tiene miedo a Dios y no respeto

Cuando una persona le tiene miedo a algo, no se le acerca, se escapa, porque el miedo paraliza a las personas. Cuando la mente está tomada por la pobreza, tenemos miedo de pedir, porque justamente, tenemos miedo que Dios se enoje.

Pero la biblia dice en Proverbios 1:7 (PDT): "Respetar al Señor es el principio de la sabiduría…"
Cuando tu vida funciona en un marco de respeto, en otras palabras, reconocimiento de Dios, quien es Él y que debo obedecerle, eso te desata sabiduría y justamente para eliminar la maldición de la pobreza, debo ser sabio.

3-Tolera lo que Dios odia
La pobreza es muy sutil, este espíritu diseñado por el infierno, entra con guantes de seda, pero cuando explota, generalmente es tarde ya.
Observemos lo que dice 1 Corintios 10:21-22, "No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios. ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él?
Todo lo que pongas en primer lugar será tu "Ídolo", siempre el primer lugar le pertenece a Dios. Aquí es donde nosotros comenzamos a tolerar cosas que Dios no desea que toleremos, comenzamos a tolerar a personas con un lenguaje que ataca el propósito de Dios, toleramos a murmuradores, toleramos a criticones, toleramos doctrinas que tienen aspectos de santas pero son solo doctrinas de hombres, toleramos la falta de respeto hacia la obra que nos está preparando para la conquista, etc. esto provoca a Dios y de esta manera nos "sentamos en las dos mesas"
Aprenda esto y recíbalo: "Nunca toleres lo que Dios ha desechado" El día que tomes la decisión de desechar lo que no te sirve, ese va a ser el día que comiences a sentarte en la mesa de Dios, en la mesa de la abundancia.
4-Se mueve por necesidad y no por propósito
Pablo dijo en Filipenses 4:12-13, "Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece."
Lamentablemente esta es una tremenda maldición, y se necesita una fe activa, desafiante, para poder vencer esta potestad de las tinieblas. La mayoría de las personas no se mueven por fe, se mueven por necesidad y la pobreza te crea una necesidad que siempre te mantiene entretenido en lo incorrecto y no te permite edificar en el propósito de Dios para tu vida.
Quiero profetizar: "Vamos a dejar de hablar, movernos, trabajar, por necesidad, sino mas bien, lo haremos por propósito…"
Pablo por medio de esta palabra nos demuestra que el fue "EDUCADO" por Dios en el propósito y la escases, la necesidad, no atrapo su mente, no atrapo su ministerio, sino que lo preparo, lo formo, para aprender a moverse en el propósito de Dios.
En este día con todas las fuerzas vamos a proclamar que esto se termina.
5-Desprecia la familia y pierde la mentalidad de herencia.
La pobreza evangélica es atroz, de tal manera que si nosotros tenemos en nuestra familia personas que no profesan la misma fe, o con la misma pasión que nosotros, en la iglesia evangélica le han dicho que se separe de su familia, "porque son mundanos".
Aprenda esto: No viniste al mundo en el vientre equivocado, no importa lo que pudieron hacer, si tenes tu familia alrededor y te mantenes fuerte y firme, Dios los va a tocar.
Dios uso familias, descendencia, para afectar a las distintas generaciones. La mentalidad de pobreza te encierra en vos mismo y te corta lo que viene.
Pero en realidad, aunque creas que tu trabajo no sirve, cuando rompes la maldición de la pobreza, tu mente comienza a pensar en sentido de herencia y comenzas a trabajar con más pasión.

Porque sabes que Dios no es injusto para olvidarse de tu esfuerzo.
"En este día declaro en el nombre de Jesús, que la maldición de la pobreza en todas las áreas de tu vida, ya no tiene parte y que Cristo te ha entregado la libertad, para que disfrutes, vivas un evangelio de poder, de potencia, de sanidad, de milagros, de prosperidad…"

Estoy Enamorado de Jesús Ericson Alexander Molano con letra

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sábado, 16 de diciembre de 2017

Corazón dispuesto

¿A quién no le gusta las cosas nuevas? ¿Se acuerda cuando era niño y estrenaba una ropa nueva para navidad? Ciertamente cuando pensamos en lo “nuevo” resalta siempre delante de nosotros un carro 0 kilómetros, una casa recién construida, un matrimonio que comienza, una escuela nueva, un empleo nuevo etc.

La tecnología está siempre en búsqueda de lo nuevo para sus clientes. ¿Por qué piensa que los creadores de los teléfonos inteligentes, por ejemplo, están en una continua carrera para ofrecer a su clientela la última novedad de sus productos? Pero eso que es nuevo ahora ya será viejo el próximo año. Que bueno que esto no pasa con nuestro Dios. Vea cómo en Apocalipsis, el ultimo libro de la Biblia, está lleno de cosas nuevas que por por los primeros mil millones de años seguiran siendo nuevas. Primero comienza hablándonos de un nombre nuevo.

No se si a usted le gusta su nombre, pero tendrá un nombre nuevo (2.17; 3.12). Nos habla de un cuerpo nuevo. No se si usted está conforme con su cuerpo, pero llegara el día cuando ya no habrá más llanto, ni dolor, ni tristeza, ni muerte (21.4). Pero tambien habrá un «un nuevo cántico» (5.9; 14.3). ¿Se imagina cómo será ese cántico? Por supuesto que habrá una nueva ciudad cuya descripcion simplemente es incomparable (21.9-27).

Pero por si faltara algo en el mismo capítulo 21 el Señor dice: «He aquí, yo hago nuevas todas las cosas» (v. 5). Este texto nos alienta sobre manera. Para nadie es un secreto que pasamos por tiempos donde todo parece derrumbarse, a lo mejor por una gran prueba, pero Dios nos dice que hará nuevas todas las cosas.

Nada produce más gozo que el iniciarnos en algo que nos da satisfacción. ¿No creen ustedes que el comienzo de una iglesia es la mejor oportunidad para ver al Dios haciendo nuevas cosas? La vida en Cristo es un nuevo comienzo, esto fue lo que Pablo nos dice en 2 Corintios 2:17. Consideremos la naturaleza de esta declaración.
¿QUIÉN ES AQUEL QUE HACE NUEVAS TOSAS LAS COSAS?

1. El que está sentado en el trono v. 5ª. Desde que se conoce este mundo muchos hombres han ocupado tronos con sus reinos. Algunos han durado mucho y otros muy poco. Algunos han sido buenos y otros muy malos. Pero la verdad final es que todos han perecido. Y no es casualidad que el penúltimo capítulo de la Biblia nos hable del Señor sentado en su trono. Su vida se resume comenzando una cuna de paja, después en una tosca cruz y finalmente en su trono. El trono celestial tiene un solo dueño y se llama Jesucristo. Su presencia allí es sinónimo de paz, de protección y de seguridad eterna.

Como Rey en ese trono es todopoderoso, y “su reino no tendrá fin”. Me encanta pensar que nuestro Rey amado está allí para vernos y dirigirnos. Pero sobre todo, porque un día todo lo viejo pasará delante de ese trono y será hecho nuevo. Porque un día los hombres que no le rechazaron estarán delante de ese trono para ser juzgados.

Pero sobre todo, porque desde allí él hará nuevo todas las cosas. Es una gran bendición saber que quien hace todo nuevo es aquel a quien el Padre le entregó toda potestad en los cielos y en la tierra. Así que todo lo que comencemos tiene el respaldo del que esta sentado en su trono.

2. El Alfa y el Omega, principio y fin v. 6. Entre los tantos “yo soy” de Jesús este último siempre ha sido el primero. Por supuesto que no se trata de algo que comienza y de algo que termina pues Dios ni tiene principio ni fin. Más bien esto es una manera de ver el poder y la Deidad de Dios. Para los efectos de nuestro entendimiento es saber que todo comienza con Dios y termina con él. Este ultimo “yo soy” es el complemento final de todo lo dicho. Esto cierra todo lo hecho hasta ahora, pero a la vez nos orienta para confiar que lo que viene está respaldado por esta declaración del Señor.

El “Omega” sería como el inicio de la eternidad. ¿Cuáles son los beneficios de esta declaración para la iglesia del Señor? Que frente a lo desconocido para ella, sobre todo en su lucha con todos los poderes y el dominio del pecado en el mundo, Jesucristo nos promete que nadie estará por encima de él. Que frente a lo que será el establecimiento de su reino a través de su iglesia, esta declaración nos afirma que el trabajo que hacemos para él nos en vano. Mis hermanos, hay aliento y fortaleza al saber que Jesús es el “Alfa y Omega”.

3. “He aquí, yo hago…”. ¿Quién está hablando aquí? Obviamente es Jesucristo. Observe el énfasis en la oración “yo hago”. Cuando uno ve lo que lo que los hombres hacen, aquello que ellos llaman nuevo, necesariamente tienen que tomar una materia que ya existe para dar a luz su producto, pero lo que hicieron fue descubrir las cosas con las que harían algo “nuevo”. Sin embargo, el único que puede hacer algo nuevo de la nada se llama Cristo. Cristo es la palabra creadora.

El texto sagrado nos dice que todo fue hecho por medio de él. En Génesis 1 encontramos el origen de todo lo que vemos a través de la palabra creadora “y dijo Dios”. ¿No es interesante que el Señor aparezca ahora al final de la Biblia hablando que hará nuevas todas las cosas? Esta declaración nos consuela sobremanera. La profecía de este texto apunta a la creación de los nuevos cielos y la nueva tierra. Pero bien se puede aplicar al hecho indiscutible de saber que Cristo hace todo nuevo, sobre todo cuando estamos para iniciar una obra nueva. Confiamos en esta promesa. Jesucristo todo lo hace nuevo, incluyendo nuestro corazón.

¿CUÁL ES LA PROMESA PARA TODAS LAS COSAS NUEVAS?

1. “Estas palabras son fieles y verdaderas” v. 5b. Hay otras palabras que no llevan este sello. Las palabras de los hombres no siempre son fieles, ni tampoco son verdaderas. La corrupción del corazón del hombre hace que sus palabras cambien, y hasta mientan al decirlas. Pero qué diferencia hay en las palabras de Cristo. Han sido fieles porque ninguna de ellas han fracasado y son verdaderas porque nunca han tenido mezcla del error.

Esto es lo que le da garantía a la palabra de Dios. Cuando él habla de hacer todo nuevo nos da la seguridad de sus palabras. Cuando usted está por comenzar un proyecto o alguna cosa nueva y quiere ver la manifestación gloriosa de Dios, seguramente le susurra tiernamente, diciendo: “Te doy mi palabra que todo saldrá bien”. ¿Por qué decimos esto? Porque hasta ahora ninguna de sus promesas ha dejado de cumplirse. Todo lo que ha dicho ya fue y todo lo que ha profetizado para el futuro se cumplirá.

El asunto es que para toda nuestra vida, para el desarrollo de la iglesia, y para nuestra esperanza futura “estas palabras son fieles y verdaderas”. Sigámosla y vivámosla (Nm. 23:19).

2. “Y me dijo: Hecho está…” v. 6ª. ¿Qué significaba para Juan esta afirmación? Una de las cosas que hay que decir es que Dios reveló estas palabras a Juan quien estaba desterrado a causa de la persecusión, con el propósito de darle aliento, fortaleza, seguridad, certeza y esperanza a todos los perseguidos de las iglesias del Asia menor.

Decir que todo está hecho es decir que ya no habrá cambios. Esto es un decreto que a todas luces nos beneficia. Saber que todo está hecho de parte de Dios es movernos hacia delante con toda seguridad y confianza. Ya Jesús había dicho “consumado es” cuando permaneció en la cruz. Desde entonces no habrá nada que no pueda hacerse en su nombre.

Sus palabras indican que hay victoria sobre el pecado, el mundo y Satanás. Debemos estar siempre agradecidos con Dios por esto ya que si él cambiara, déjeme decirle que ni usted ni yo estaríamos hoy aquí, ya que en realidad no somos merecedores de su misericordia. De parte de Dios todo está hecho, ahora nos toca a todos nosotros hacer nuestra parte. ¿Cuál será su compromiso ante esta promesa

¿QUIÉNES SON LOS QUE SE BENEFIAN DE ESAS COSAS NUEVAS?

1. Los que tengan sed v. 6b. Por todos es sabido que una persona podrá aguantar muchos días sin comer, pero no podrá pasar cinco días sin tomar agua. La sed es una sensación indescriptible que desespera al cuerpo llevándolo a una deshidratación. Interesante que cuando el Señor quiso mostrarnos la necesidad de buscarlo no hizo referencia, diciendo “si alguno tiene hambre”. ¿Por qué? Porque la sed es la necesidad que pone nuestro cuerpo a gemir, mas que el hambre, siendo esto un símbolo de nuestra sed espiritual. Ya Jesucristo había hablado de esta condición. Se nos dice que cuando llegó “el último día de la fiesta”, eso es, el séptimo día de la fiesta de los Tabernáculos, Jesús dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Jn. 7:38). De este modo, es la sed por nuestro Señor lo que hará la diferencia en nuestras vidas. La sed más grande que debemos tener a partir de hoy es hacer la voluntad de Dios. Y la sed de agradar a Dios nos lleva a la sed de buscar a los hombre que están pedidos sin él. Que esa sed no mengue para ver esas cosas nuevas.

Resultado: “Yo le daré gratuitamente…”. ¿Qué es lo que el Señor nos dará gratuitamente? Bueno lo primero que vemos es que él nos ha dado una salvación gratuita. Nos da ha dado un perdón gratuito, una paz gratuita, un gozo gratuito, una provisión gratuita en el sustento cotidiano, pero sobre todo, nos ha dado un cielo nuevo donde no hemos puesto ni una estaca, pues él lo hará. Mis amados, tal promesa nos da la esperanza de saber que todo lo que emprendamos hoy tiene este sello de su bendición. Contamos con el recurso del cielo para la nueva obra que comenzamos hoy. El Señor que hace todo nuevo también nos asegura sus recursos gratuitamente. Ya todo esta pagado. Amén.

2. Los que vencieren v. 7. Es obvio que la vida cristiana es una lucha que plantea la necesidad de continuas victorias. Si bien es cierto que la salvación es un hecho, el cuidarla y trabajar por ella nos conduce a buscar nuestras victorias constantemente. La peor cosa que le puede pasar a un creyente es conformarse con su salvación, pero vivir sin ningún esfuerzo cotidiano. Jesús es nuestro modelo a seguir siempre. La cruz fue su más inobjetable reto y lo enfrentó. Desde entonces el llamado es a vencer. Todo en la vida requiere que nos embarquemos en una carrera de vencedores. Las cosas nuevas que vienen requiere de vencedores. Los cielos nuevos y la tierra nueva donde vamos a vivir requiere de vencedores. La tentación a la que nos enfrentamos todos los días requiere de vencedores. La conquista de alcanzar almas para Cristo requiere de vencedores. El crecimiento y la fortaleza de la iglesia requiere de vencedores. No es por casualidad que en el mensaje a las 7 iglesias del Asia Menor la consigna es “el que venciere”. El Señor ha hecho nuevas todas las cosas, pero todas requieren de nuestra victoria. Los nuevos retos que afrontamos requieren que seamos vencedores. ¿Soy un vencedor?

Resultado: Herencia total v. 7b. El texto nos conduce a una bendición final. Cada vencedor tiene la esperanza de una premiación al final de su jornada. Muchos de los premios del mundo pronto perecen, pero vea el premio que le aguarda a un hijo de Dios. Primero nos dice que heredaremos “todas las cosas”. El contexto nos sugiere que las cosas por heredar es todo lo nuevo que el Señor hará. La herencia de Dios no pasa por un largo proceso de papeles ni tiene que ir a un litigio con otros. Es suficiente para cada uno. Y si faltara algo a esta herencia el mismo Señor nos dice: “Yo seré su Dios, y él será mi hijo”. ¿Puede pensar en algo más grande que esto? Mis amados, son los hijos de Dios los que logran esas cosas nuevas. Es esta herencia la que nos hará más que vencedores. Nos toca vivir como dignos representantes de semejante herencia. Amen.

CONCLUSION: Me gusta lo que dijo mucho tiempo atrás Isaías, hablando del Dios que hace nueva las cosas: “No os acordáis de las cosas pasadas ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí, que yo hago cosas nuevas, pronto saldrá a luz, no la conoceréis. Otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la soledad” (Is. 43:18). El comienzo de una obra nueva plantea el rompimiento con el pasado. Las cosas antiguas tienen la misión de paralizarnos, de querer regresar siempre a los rudimentos antiguos. Pero el Dios que hace nuevas todas las cosas nos invita para que veamos cómo él abrirá “caminos en el desierto”. No hay nada imposible para Dios. Cuando dice: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” es porque todas las cosas se envejecerán. Dios es el eterno nuevo. Bien podriamos decir que él siempre está de “estreno”. Para nosotros esta es buena noticia. ¿Puede imaginarse que Dios tuviera todo el tiempo regresando a las cosas viejas y removiéndolas después que todo lo ha olvidado? Dios quiere hacer de ti un nuevo hombre y una nueva mujer. Él quiere darnos un nuevo corazón para que le amemos más.

Alaba a Dios - Danny Berrios

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viernes, 15 de diciembre de 2017

Vuelvo ti-- Ericson Alexander Molano.

Palabras

Hay un reino dentro de nosotros que puede sufrir división debido a nuestra boca
Hemos estado aprendiendo a usar bien la boca, a no dividir el Reino, Jesús habló que podía existir división en una casa, en una ciudad y en un reino debido a la forma en la que la gente habla, vimos también que la gente que puede llegar a blasfemar al Espíritu Santo es aquella que siempre está hablando mal de alguien más.
En nuestra boca Dios nos ha dejado mucho poder y el poder del cambio también está en nuestra boca, si aprendemos a hablar veremos grandes cambios. Dios creó con su boca, él dijo “hágase la luz” y la luz se hizo; y después dice que Dios vio que era bueno. Quiere decir que nosotros debemos ver las cosas producidas por nuestra boca y poder decir “está bueno” y no cosas producidas por nuestra boca y decir “está mal”.
Hay un reino dentro de nosotros que puede sufrir división debido a nuestra boca porque con el corazón creemos para justicia y con la boca confesamos para salvación, hay que usar el corazón y la boca para un mismo objetivo, que lo que el corazón cree, la boca lo hable. Les pedí que no hablaran de la enfermedad que tienen, porque si alguien está enfermo, está enfermo, no se puede negar la enfermedad, no deben hablar de la enfermedad sino hay que aprender a hablar en medio de ella, en medio del dolor deben confesar que confían en Dios, en que su hijo fue crucificado en la Cruz del Calvario, derramó su sangre por ustedes y que por su herida son sanos.
Hemos estado como relacionando o inspirando nuestra fe por las cosas que pasan, yo no les pido que no hablen de la crisis, más bien, voy a enseñarles a cómo enfrentarla y a cómo hablar en medio de ella. Sí hay crisis, no es la primera, no es la última, habrá crisis siempre que la humanidad vaya evolucionando, no se asusten, de todas las crisis Dios nos ha librado, vemos en la Palabra a Gedeón, a Abraham, a Noé a todos los hombres en los que en él confiaron los libró. Cuando llegaron diez plagas a Egipto Dios protegió a su pueblo ¿Cuál es el problema? Somos hijos de Dios, nuestro socorro viene de lo alto, no hemos visto justo desamparado ni su simiente que mendigue el pan, él nos sostendrá, nos proveerá conforme su justicia, su nombre es Jehová Jireh. Puedo pasar la mañana entera hablando de este tema, aprenda a hablar en medio de lo que pasa.
¿Su hijo se fue de casa? ¿Su hija se fue a vivir con un joven? A pesar de eso usted no puede empezar a maldecir y a hablar mal, no le digo que no le dé la cara a la realidad, debe hacerlo, pero con fe, no puede hacerlo sin fe, debe levantarse en la mañana, encerrarse en su cuarto, levantar las manos y confesar la Palabra de Dios para su familia, decir: “Señor te entregamos nuestro corazón, somos tus hijos, redimidos por la sangre del cordero, coherederos con Cristo, no hay cosa que pase que no obre a bien a los escogidos tuyos, a los que aman tu nombre, a los que te buscan de día y de noche, levanto mis manos y declaro que mis hijos son benditos donde quiera que vayan, sus ojos serán abiertos, las tinieblas se van a disipar, los tendré en la puerta de mi casa, vendrán a mis brazos, los voy a abrazar porque son hijos tuyos”. Debes aprender a hablar.
Las crisis traen balance a la humanidad, la hacen reflexionar, pensar, buscar maneras de salir adelante, la hacen recapacitar en lo malo que han hecho, la hacen administrar mejor los bienes que tienen en sus manos, traen un balance. Dios nos va a prosperar, pero debemos aprender a hablar.
Salmo 116:10 Creí; por tanto hablé, estando afligido en gran manera.
En este versículo hay un contraste, este hombre no estaba hablando de su aflicción sino de lo que creía que Dios iba a hacer en medio de ella, “Estando angustiado le creí a Dios y hablé lo que creí”. Tienes que alinear tu boca a tu corazón. Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación, eso no es sólo se refiere a la salvación de vida eterna, sino en general. Quien te salva es el Señor pero lo que te salva es tu boca.
1 Pedro 3:10 Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño.
Los días buenos, felices y dichosos están en poder de tu lengua, tu boca, tus palabras, tus confesiones, tus declaraciones, lo que te salva, lo que te promueve, lo que te abre camino, es tu boca, si Dios usó la boca para crear lo que hoy vemos, debemos usarla nosotros también, desde el Génesis nos dejó el secreto de cómo hacerlo, cuando él quiso hacer algo bueno habló, cuando quiso salvar a la humanidad encarnó al Verbo, Jesucristo, la Palabra, a nosotros nos gusta oír palabra, conferencias, cuando lo que debe gustarnos más hablar la palabra.
1 Pedro 3:11-13 Apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?
Está en el contexto de saber hablar, Pedro pregunta ¿Quién les podrá hacer daño si hablan bien?, ¿habrá crisis, enfermedad, presiones que nos hagan daño si hablamos bien? Si aprendes a hablar bien, nadie podrá hacerte daño, te lo demuestro, ¿Qué pasa cuando alguien te hiere o lastima? tenemos que limitarnos a lo que es pecado y lo que no, más de lo que nos ofende o no, si usted es una persona que no se le puede tocar, la gente no tiene la culpa que usted sea sensible, delicado y que todo le ofenda, eso le pasa por ser almático, sentimental; definir lo que es o no ofensa es muy subjetivo, ustedes eran menos sentidos cuando no conocían al Señor porque ahora usan la palabra para medir a los otros y no para transformar sus vida.
Nosotros si queremos ver días buenos, dichosos, alegres, refrenemos nuestra boca del mal y no hablemos engaño, si haces el bien nadie podrá hacerte daño, no pueden hacerte daño si tu bendices a la gente, Jesús dijo: “Bendice a los que te maldicen”, para cuidar tu corazón te dice qué hacer con tu boca, cuando a Jesús lo maldecían jamás respondió con venganza sino que remitía la causa a quien juzgaba justamente. Hay que bendecir al que te maldice, orar por los que te persiguen, por los que levantan falso testimonio, lo que está protegiendo a tu alma es tu boca, si tú no devuelves mal por mal vas por buen camino.
Santiago 3:1-6 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
Si el infierno quiere dañar la creación lo único que debe encontrar es una lengua, porque con esa lengua somos capaces de inflamar todo, otra versión dice “inflama el curso de nuestra vida desde el nacimiento”.
Santiago 3:7-8 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
Cuando decimos que la lengua contamina todo el cuerpo, los científicos dicen que tenemos varios centros cerebrales que controlan diferentes partes de nuestro cuerpo, pero que el centro cerebral del habla controla el resto de los centros cerebrales, uno se siente como uno habla, uno termina haciendo lo que uno dice, pasan cosas que uno confesó; la lengua es más importante de lo que creemos. Cuando yo estaba meditando en esta Escritura el Señor me llevó a Génesis y me enseñó que él usó la boca para crear todo y dijo que todo era bueno, entonces me dijo: “haz lo mismo”. Tienes que crear tu ambiente, destino, futuro con tu boca, y cuando estés allí y lo mires digas “Está bueno, yo lo dije”
Una persona se me acercó y me dijo que veía mis programas de Noches de Gloria, me preguntó si no creía que me estaba dando la gloria a mí mismo porque cuando un milagro se daba yo hacía un show y decía “yo lo dije”. Le dije que si me veía reaccionar y emocionarme no era fingido, que cuando veía un milagro le daba gloria a Dios al expresar mi asombro de lo que estaba viendo. Normalmente yo estoy orando en mi habitación y estoy recibiendo de parte de Dios lo que creo que van a pasar, cuando ocurre el milagro yo digo “yo lo dije” eso no es mentira, yo lo dije, yo comprendo el poder de las palabras, lo dije como algo profético y así pasa, eso no es darme gloria a mí mismo, eso es retroalimentar mi seguridad de que Dios fue el que me lo dijo y me lo mostró. ¿O a caso no se cumplió lo que el profeta Elías dijo que sólo por su palabra iba a llover? Los profetas, los ministros, los líderes de células deben ser personas seguras que están llamadas por Dios, debemos pararnos seguros y declarar: “Lo que te voy a decir va a pasar”. Suena jactancioso, pero este mundo está llena de gente insegura cuando habla y los que hablamos más seguros sonamos como lo que no somos, no es orgullo, ni arrogancia, ni prepotencia, es confianza en Dios, “creí, por lo tanto hablé”.
Todo puede ser controlado, tu cuerpo por lo que hablas, puedes generarle paz o estrés a tu cuerpo por lo que hablas, a veces el estrés no es por lo que estás haciendo sino por lo que estás diciendo, nadie puede domar la lengua, si no podemos domarla, no hay más que hacer, bonita palabra pero hasta allí llegamos, lo que se doma es el corazón, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
Hay algo que controla la boca y es el corazón y ese sí puede ser renovado, cuando dejas el orgullo, orgullo deja de salir de la boca, cuando dejas la arrogancia, la falsa de humildad, la vulgaridad, el rencor, cuando te llenas de amor, empatía, sabiduría, de prudencia sale de tu boca, la boca no será domada, sí el corazón. Cuando metes nobleza a tu corazón eso saldrá de tus labios, cuando metes alegría, gozo, paz, eso saldrá de tus labios, la boca no se puede domar, es más fácil domar una boa, una cobra, un león, un tigre que la misma boca, pero sí podemos renovar el corazón que es la fuente de donde salen las palabras.

No abrió su boca

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