jueves, 29 de mayo de 2014

Quiero y necesito

Princesa

Dudar

Jesús

Abrazarnos

Promesas

Ansiedad

Los hombros de Dios son lo suficientemente grandes para llevar nuestras cargas. Él es soberano sobre el universo, y puede resolver cada problema y suplir cada necesidad. Hoy, quiero ofrecerle un ejercicio que le ayudará a liberarse de la ansiedad.
Primero, escriba en una hoja de papel las cosas que le roban la paz.
Después, ponga cada problema en las manos de Dios. Recuerde el Salmo 18.35, que promete que Él sostiene al creyente y le da la victoria.
Finalmente, cuando ore, visualice la situación en las manos omnipotentes de Dios. Por ejemplo, una mujer puede imaginar que le da al Señor lo que le debe, mientras dice: “Padre, te doy mi ansiedad económica. Sé que me mostrarás cómo salir de las deudas. Tú eres más que suficiente para manejar esto, y confío en que me ayudarás”.
Algunas personas pueden estar en desacuerdo con esta sugerencia, porque hay movimientos humanistas y seudoespirituales que también utilizan un método al que llaman “visualización”. Pero no deje que nadie le robe lo que le pertenece a usted legítimamente. Dios crea imágenes verbales a lo largo de toda la Biblia. Este ejercicio simplemente crea una imagen instantánea del Señor haciendo exactamente lo que Él dice que hará (Sal 55.22; Mt 6.25, 26).
Cuando usted haya puesto todas sus ansiedades en las manos de Dios, tome esa hoja y destrúyala, como símbolo de la transacción que acaba de tener lugar. Sus ansiedades ya no son suyas. Cada una de ellas pertenece ahora al Señor. Entonces, siga adelante con perfecta paz.

Felicidad

Necesites

Virtud

lunes, 26 de mayo de 2014

Bendición

Envidia

Grandeza

Amén

Reflexión para tener un matrimonio feliz

Poco después de conocerse, Guillermo y María se dieron cuenta de que estaban locamente enamorados. Ninguno de ellos pensaba en el matrimonio ni en las responsabilidades que lo acompañan, porque se daban cuenta de la importancia de tener un trabajo estable y de que tal decisión cambiaría sus vidas drásticamente.
Sin embargo, al poco tiempo se encontraron en el altar frente a un ministro, en un auditorio lleno de familiares y amigos que los observaban emocionados. Mientras las palabras de la ceremonia nupcial flotaban en el aire, el ambiente les parecía todo un sueño.
De una cosa estaban seguros, o creían estar seguros: iban a vivir el resto de su vida juntos, en un mar de felicidad. En ese momento se deleitaban en los embriagadores sentimientos que alimentarían su amor para siempre.
Escucharon que el ministro decía: “María, ¿aceptas a este hombre, Guillermo, como tu legítimo esposo . . .?” “Y tú, Guillermo, ¿aceptas a esta mujer, María, como tu legítima esposa . . .?”
También escucharon: “Ahora, los declaro marido y mujer. El novio puede besar a la novia”. El salón se llenó de “¡ohhhhs!” y “¡ahhhhs!”, y muchas de las parejas casadas recordaron sus propias ceremonias matrimoniales al presenciar tan romántica escena. Guillermo y María se abrazaron suavemente, se besaron y sonrieron y luego empezaron a caminar apresuradamente por el pasillo, en medio de las expresiones jubilosas y los buenos deseos de los concurrentes.
Al menos durante los seis primeros meses Guillermo y María estuvieron en las nubes, pero gradualmente comenzaron a experimentar lo mismo que todos los matrimonios: la familiaridad. Empezaron a darse cuenta de los defectos del otro, lo que se sumó a las grandes presiones laborales y familiares que ya tenían. Habían olvidado ciertas claves indispensables para el éxito matrimonial.
Adelantémonos a su décimo aniversario
En el décimo aniversario de su boda, Guillermo y María estaban más felices que nunca. Habían pasado muchos momentos de calidad juntos, incluso saliendo solos como pareja, y se manifestaban amor y respeto mutuos. Pero echemos una mirada retrospectiva y veamos qué pasaba con ellos dos años antes de esta fecha.
Solo dos años antes, su matrimonio se hallaba en serios problemas y estaban contemplando una separación y hasta un posible divorcio. Afortunadamente, sus hijos, de 7 y 5 años, les hicieron replantearse el divorcio y ambos decidieron buscar consejería matrimonial e intentar arreglar sus diferencias.
Y aunque el cambio no ocurrió de la noche a la mañana, comenzaron a trabajar en su relación matrimonial, especialmente por el bienestar de sus hijos. Se dieron cuenta de que había ciertas claves que podrían abrir la puerta a un matrimonio más dichoso y se asombraron al enterarse de que un matrimonio feliz, al igual que una vida feliz, exige mucho esfuerzo. Guillermo y María prácticamente se obligaron a ser felices.
Cómo revertir un mal matrimonio
Existen enemigos muy sutiles de un matrimonio feliz, como el egoísmo corrosivo y perjudicial, la convicción de tener la razón todo el tiempo y el enfoque en las debilidades y no en las fortalezas del cónyuge. Cierto día, Guillermo y María despertaron y se dieron cuenta de que debían y podían hacer que su matrimonio funcionara; aceptaron sus responsabilidades hacia el otro e hicieron que su matrimonio fuera un éxito.
¿Por qué algunos matrimonios se revitalizan y sobreviven, mientras que otros se sumen en lo que parece ser una espiral inescapable de infelicidad, separación y divorcio? ¿Cómo puede usted derrotar a los numerosos enemigos naturales de un matrimonio dichoso?
En este artículo exploraremos cinco claves para un matrimonio feliz. Los matrimonios felices se hacen, no nacen. Estas cinco claves le otorgarán la solución, siempre y cuando las ponga en práctica. ¡Usted sí puede derrotar a los enemigos más comunes de la felicidad conyugal!
1. Darse cuenta de que el verdadero amor es más que enamoramiento y atracción física.
Uno de los grandes errores que dos personas pueden cometer, especialmente si son jóvenes, es confundir el enamoramiento con el verdadero amor. El enamoramiento es la poderosa atracción, o elixir del amor, que hace que el hombre y la mujer se gusten. El verdadero amor no es un sentimiento de carácter sexual que súbitamente exige ser satisfecho, ni el deseo romántico de estar con la otra persona. Dichos sentimientos no se basan en el verdadero amor, aunque existen y pueden crecer progresivamente hasta llegar a convertirse en verdadero amor. Dios creó el impulso sexual y la atracción mutua entre hombre y mujer, y este “cóctel” amoroso es el que permite que ambos sientan el deseo de estar juntos.
Cuando un hombre y una mujer se atraen y de repente se vuelven inexplicablemente idealistas y eufóricos, es porque están experimentando el enamoramiento, una condición amorosa común a todos los hombres y mujeres en algún momento de su vida.
En su libro The Truth About Love [La verdad en cuanto al amor], la Dra. Pat Love, terapeuta matrimonial y familiar y también consejera en asuntos de relaciones interpersonales, se refiere a las diferencias entre el impulso sexual común y corriente, el enamoramiento y el amor:
“Para empezar, es importante distinguir entre enamoramiento e impulso sexual, el cual es simplemente el deseo urgente de gratificación sexual. Los seres humanos pueden sentir la apremiante necesidad de tener relaciones sexuales con alguien sin que exista entre ellos ningún interés romántico. Cuando usted se excita, cualquier compañero sexual puede brindarle satisfacción sexual.
“El enamoramiento es diferente: uno puede sentirse atraído por varias personas, pero solo se enamora de una a la vez. El enamoramiento se caracteriza por la atención exclusiva que se deposita en una persona en particular. Cuando uno se enamora de alguien, solamente esa persona puede brindarle esos eufóricos sentimientos de ‘estar enamorado’ . . .
“El enamoramiento es simplemente la primera etapa del amor. No se debe confundir esta oleada emocional pasajera con una condición permanente, ni con el verdadero amor” (pp. 27, 31).
El verdadero amor comienza después del arrobador estado de enamoramiento, cuando la novedad se esfuma y la familiaridad se hace presente. Algunos cónyuges se sienten muy confundidos en esta etapa, asumiendo erróneamente que escogieron a la pareja equivocada. De hecho, este es el momento de la relación matrimonial en que la realidad se revela con toda su fuerza, y este proceso es común a todos los matrimonios.
El Creador une a dos personas mediante la química natural de sus cuerpos. A partir de ese momento, el esposo y la esposa deben comenzar a trabajar para tener un matrimonio feliz. El verdadero amor se genera en la sabiduría, la experiencia y la preocupación desinteresada por la otra persona, y cuando ambos cónyuges establecen una relación compartida en la cual cada uno se entrega generosamente a su pareja y al matrimonio.
2. Utilice respuestas amables
Puede que en estos tiempos parezca algo trivial, pero la cortesía y la amabilidad producen magníficos resultados. Los esposos pueden mejorar considerablemente su relación si se responden con gentileza y expresan mutuamente sus buenos deseos por el bienestar del otro.
(Los medios de comunicación modernos pueden darnos la impresión opuesta, ya que en su intento por influenciar al público con ideas “modernas” y antibíblicas sobre el matrimonio, fijan nuestra atención en relaciones disfuncionales y a menudo muy extrañas).
Aun cuando existen muchas expresiones amables que ambos cónyuges pueden usar para dirigirse a su pareja, nos vamos a referir solo a tres de ellas: “por favor”, “lo siento”, y “gracias”. ¿Parecen muy simples? En realidad son muy simples, pero a menudo, muy difíciles de expresar.
Por favor. Un esposo puede jactarse de ser el jefe del hogar, pero al hacerlo corre el riesgo de alejar a su esposa y a sus hijos. Ellos pueden hacer caso a sus exigencias, pero en lo profundo de su corazón tal vez resientan su proceder. Las personas responden mejor si uno les pide que hagan algo anteponiendo o agregando un “por favor” a la solicitud.
Las esposas parecen estar más predispuestas que los esposos a decir “por favor”, tal vez porque las mujeres son más maternales, como Dios lo diseñó. Pero sin importar si usted es hombre o mujer, si quiere que su cónyuge responda favorablemente a sus solicitudes (nótese, “solicitudes” y no “órdenes”), agregue al final un “por favor”. Esto hará maravillas por su matrimonio, y hasta puede que usted consiga lo que desea.
Lo siento. Cuando usted le dice a su cónyuge que siente mucho que las cosas no terminaran bien la última vez que discutieron, de inmediato muestra sensibilidad, preocupación y respeto por ella o por él. Claro que estamos suponiendo que usted realmente lo siente así y que no está diciendo esto solo por decirlo, para manipular o controlar a su pareja.
La sabiduría convencional afirma que cuando uno le dice “lo siento” a su cónyuge, solo está alentando su actitud egoísta. Esto podría ser cierto, pero aún si así fuera, pronunciar estas palabras le brinda a uno paz mental y le da a la otra persona un buen ejemplo. Algunas personas simplemente tienen más dificultades para admitir que están o estaban equivocadas.
Tome en cuenta lo siguiente: dos errores no hacen un acierto, y nadie puede tener la razón cada vez que surge un problema. Si uno está tratando de seguir los principios bíblicos después de un desacuerdo, quiere decir que está intentando hacer las paces. ¡Dios ama a los pacificadores, porque ellos heredarán la Tierra como hijos de Dios! (Mateo 5:5, 9).
La paz no se produce espontáneamente, sino que debe ser buscada con ahínco, teniendo siempre a Dios en mente: “Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Santiago 3:18). Decir “lo siento” a su ser querido no va a disminuirlo a usted como persona, sino por el contrario, le dará paz, lo hará ser más feliz y ayudará a su pareja.
Gracias. Otra expresión cariñosa que cualquier persona puede usar abundantemente cuando se dirige a su ser amado es “gracias”. ¿Cuántas veces al día tenemos esta oportunidad? Cuando usted dice “gracias”, dígalo de corazón. Pocos actos son más gratificantes que mostrar una actitud agradecida, especialmente cuando se trata de nuestro cónyuge.
Algunas de las cosas más insignificantes de la vida son las que brindan los mayores beneficios. La gente reacciona muy bien ante una persona que le da las gracias por lo que ha hecho o está haciendo y, por extraño que parezca, los seres humanos a veces valoran un simple “¡gracias!” mucho más que el dinero. Todos necesitamos ser apreciados y respetados.
Cuando su esposa limpie la cocina, recuerde decirle “gracias”. Cuando ella lave su ropa, recuerde decirle “gracias”. Cuando ella prepare una comida, no olvide decirle “gracias”. Cuando ella trabaje duro para satisfacer las necesidades de la familia, dígale “gracias”.
Dígale a su esposo “gracias” cuando corte el pasto y cuando la ayude con la compra de comestibles; si él le ayuda a poner la mesa o a despejarla, dígale “gracias”; cuando él haga algo especial o divertido por la familia, dígale “gracias”.
Dios ama la gratitud, y cuando somos genuinamente agradecidos es más fácil para los demás querernos y respetarnos. Ser agradecidos a Dios por sus muchas bendiciones allana el camino a la vida eterna. Es imposible vivir esta vida como ermitaños y sin Dios; todos necesitamos ayuda, y esa ayuda siempre proviene de los demás.
Una actitud agradecida es muy importante en nuestras vidas, pero nunca tan importante como en nuestros matrimonios. Muéstrele a su cónyuge que usted sí se preocupa por él o por ella con estas respuestas amables.
3. Asegúrese de que su comunicación diga “sí me importa”
¿Le muestra usted preocupación a su pareja cuando se comunica con ella? Puede que esto le parezca tan trivial, que llegue a descartarlo sin siquiera tomarlo en cuenta. Pero ello sería un gran error, porque la buena comunicación con su cónyuge prueba que usted está escuchándolo y mostrándole respeto.
Cuando su pareja le está contando algo, esfuércese por no ignorarla; por el contrario, tómese el tiempo necesario y muestre interés en lo que le está diciendo, ya que para ella es muy importante. Y no hay nada malo si usted como oyente le hace preguntas para aclarar lo que ella está diciendo, porque así pueden mantener una conversación sana y constructiva.
El reconocimiento activo también es de gran ayuda. A menudo, yo le respondo a mi esposa con un “sí, así es”, o “estoy escuchando”, o “entiendo”. A veces le digo “¿podrías darme más detalles al respecto?” para animarla a expresar plenamente sus sentimientos. Estas son excelentes demostraciones de respeto y preocupación por nuestro cónyuge.
Los hábitos de buena comunicación producen matrimonios más felices y su cónyuge lo amará más por escucharlo, por mostrarle empatía e intentar comprenderlo.
Su matrimonio se afianzará aún más si su comunicación expresa lo siguiente: “Me preocupa mucho tu bienestar. Eres muy importante para mí”. Asegúrese de que su manera de comunicarse le muestre a su ser querido cuánto lo ama.
4. Permita que su matrimonio madure
La Biblia habla de manera clara y enfática sobre la madurez que se espera de nosotros, pero dicha madurez requiere paciencia. Nosotros en cambio, tal vez por nuestra naturaleza egoísta, casi siempre buscamos la gratificación instantánea; sin embargo, la paciencia produce maravillas si le permitimos voluntariamente obrar en nuestras vidas y es algo que todos deberíamos hacer.
¿Es usted acaso como aquella persona que le pidió muchas cosas a Dios, para concluir exigiéndole: “Dios, dame paciencia, ¡pero dámela ahora mismo!”? Casi todos entendemos que la paciencia no se produce de la noche a la mañana, sino que se desarrolla a lo largo de toda una vida de experiencias, algunas buenas, otras malas. Aprendemos paciencia mediante la fe y la esperanza en Dios, basándonos en sus promesas.
No hay ninguna instancia mejor ni más apropiada para desarrollar madurez y paciencia que el matrimonio. Cuando un hombre y una mujer se enfrentan y sus diferencias provocan chispas, la paciencia es la última cosa en la que piensan. Más tarde, cuando esas chispas caen al suelo, pueden quemarlos a ellos mismos (1 Corintios 3:13-15). En otras palabras, si nos negamos a reconocer la importancia de la paciencia para tener un matrimonio feliz, éste no madurará según Dios lo diseñó.
Lamentablemente, muchas parejas no toman en cuenta la necesidad de permitir que sus matrimonios maduren, y simplemente asumen que siempre estarán en la cúspide del enamoramiento. No se dan cuenta o no aceptan que cuando la novedad se acabe, la verdad los golpeará duro. Cincuenta por ciento de todos los matrimonios son incapaces de enfrentar la verdad, y la verdad acerca del matrimonio es la misma de todas las relaciones felices: es imprescindible dar y recibir, no solamente recibir.
Dios nos anima a tener paciencia: “. . . y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada” (Santiago 1:4, La Biblia de las Américas). La paciencia acompañada de madurez amortigua cualquier situación incómoda, especialmente cuando uno ha sido tratado injustamente, aunque no es fácil. Con la ayuda de Dios, usted y yo podemos aprender a permitir que la paciencia haga su obra en nosotros.
No se deje dominar por el deseo de la gratificación instantánea. Dios quiere que seamos pacientes con nuestro cónyuge; permita que él sea su mejor amigo; muéstrense respeto mutuo; ejerciten la paciencia; permitan que su matrimonio madure.
5. Esfuércense por reavivar su matrimonio
Yo he sido testigo de la sanidad y restauración de matrimonios que parecían estar irremisiblemente condenados al divorcio. Una pareja en particular (los llamaremos Jorge y Elena) estaba convencida de que el matrimonio era su única salida y que sus antiguos sentimientos de amor se habían apagado y ya no tenían remedio.
Mis sesiones de consejería con ellos comenzaron con conversaciones triviales acerca del clima, noticias y cosas así. Después hablamos acerca de cuánto tiempo llevaban casados, de lo que los había unido, de sus hijos, sus trabajos, sus familiares y amigos. Esto tomó algún tiempo, pero mientras más nos comunicábamos, más se relajaban. A medida que avanzábamos, comenzamos a buscar gustos en común.
A continuación nos referimos a los primeros tiempos de su relación, cuando estaban muy enamorados y llegaban fácilmente a acuerdos mutuos, y cómo y por qué esto les parecía algo natural. Después de conversar sobre los buenos tiempos, comenzamos a analizar los tiempos no tan buenos, cuando se dieron cuenta de que les disgustaba la opinión del otro. Aunque esto fue muy incómodo para ellos, hablaron abiertamente sobre las ocasiones en que discutían y por qué lo hacían.
Su comunicación interactiva empezó a manifestar la familiaridad que se había instalado en su relación. Ya se daban por sentados, y no hubo más rosas, no más encuentros en la puerta, no más arrullos en la cama, no más café ni conversación por las mañanas.
Se acabaron los abrazos y besos, las manos entrelazadas, el sentarse lado a lado en el sofá para ver televisión o leer un libro, los pensamientos cariñosos expresados día a día con un “te quiero, mi amor”, o “que tengas un buen día”, o “te llamaré para ver cómo te ha ido”.
Finalmente, les pedí que escribieran una cosa que querían que su cónyuge cambiara, y por qué. También les pedí que salieran una vez a la semana como lo hacían antes de casarse, ya que parte de sus problemas tenían que ver con la falta de tiempo: él estaba consumido por su trabajo, y ella por los niños y el trabajo doméstico.
¡La siguiente visita fue increíble! Llegaron con una actitud completamente cambiada y estuvieron conversando, sonriendo y riéndose, lo cual me animó mucho.
Comenzaron a salir como pareja una vez a la semana, y antes de que se dieran cuenta, se encontraron más felices de lo que habían estado en años. ¡Jorge y Elena empezaron a disfrutar nuevamente su mutua compañía, y reavivaron su matrimonio!
¡Usted fue diseñado para tener un matrimonio feliz!
¿Sabía usted que fuimos creados y diseñados para tener matrimonios felices? Dios nos creó para someternos mutuamente, y dijo que el deseo de la esposa debía ser para su marido (Génesis 3:16) y que el deseo del hombre de cuidar a su esposa debía ser comparable al amor de Jesucristo por la Iglesia (Efesios 5:25-28).
Debemos darnos cuenta y recordar que el primer paso hacia el matrimonio es la química del “cóctel del amor” dada por Dios, seguida por el enamoramiento y una condición posterior en que se supera el embeleso inicial. Esta tercera etapa es el período de “realidad”, aquel que Dios nos ha dado para añadir amor al respeto mutuo.
Las cinco claves para un matrimonio feliz o más feliz merecen dedicarles nuestro tiempo y esfuerzo, porque ayudan a abrir la puerta a las bendiciones maritales. ¡Usted puede hacerlo! El amor verdadero, inteligente, sensible y esforzado es la base del magnífico propósito del matrimonio, que Dios diseñó para toda la humanidad ahora y para siempre.

Confía

Respuesta

Llegarán

Persona indicada

Regresa lo que das

martes, 20 de mayo de 2014

Plan

Esperanza

Dios necesito respuestas

Quizá algunos al leer el titulo de este escrito ni siquiera lo van a leer, porque todos estamos acostumbrados a que nos animen, a que nos motiven, a que nos proclamen bendiciones o que nos den una palabra de fe, nos recuerden una promesa divina o todo lo que tenga que ver con nuestro propio beneficio. Pero ¿Qué tal si Dios simplemente no responde?, y es allí como que no nos gusta esa palabra o simplemente no queremos que eso suceda.
A veces se nos olvida que Dios es el Señor y que nosotros solo somos sus siervos, que Él es el Padre y que nosotros solo somos sus hijos, a veces tratamos a Dios como nuestro sirviente, como alguien que tiene que obedecer todos nuestros caprichos o suplir todas nuestras necesidades si o si, pero ¿Qué tal si Dios simplemente no responde?
Seria perfecto que todo fuera color de rosas, que todo en la vida fuera tranquilo, que Dios nos respondiera al mismo instante que pusiéramos delante de Él nuestras peticiones, que en los momentos de enfermedad Él viniera y sanara instantáneamente al pedírselo, que en el momento de escases rápidamente Dios proveyera lo que se necesita, que en cuando problemas vengan rápidamente se solucionen o cuando nos veamos al borde de la muerte, Él nos rescate. Pero, ¿Qué tal si eso no pasa cuando nosotros queremos o en el instante que lo necesitamos?
Cómo que este mensaje no es de fe, ¿Verdad?, así parecería, pero realmente hoy quiero hablarles de eso, de FE.
Y es que FE no es creer solo cuando Dios responde o solo cuando veo que todo va excelente, FE es creer a pesar de no ver, FE es confiar a pesar de ver todo en contra, FE es creer aunque Dios simplemente no respondiera.
Personalmente he pasado por etapas en los que he necesitado que Dios responda ¡Ya!, instantáneamente, momentos de angustia, quizá por enfermedad, quizá por escases o por situaciones que me roban la paz y orando a Dios he deseado que Él me respondiera en el mismo momento que se lo pido, pero simplemente Él no responde o no lo hace cuando yo he querido.
A veces me he confrontado en el hecho de reclamarle un trato especial por ser su hijo, por servirle, por buscarlo, pero ni siquiera eso me ha servido para que Él responda cuando yo he querido.
En ocasiones lo he amenazado diciéndole que ya no creería en Él o que dejaría de seguirlo si no me responde, sin embargo, nada de eso ha funcionado para que Él responda cuando yo quiero.
Entonces, en medio de esos momentos de enojo, frustración y angustia, he entendido que no se trata de lo que yo quiera, ni cuando lo quiera, ni como lo quiera, sino de CREER, de tener FE a pesar de cualquier cosa.
He aprendido a que mi FE no tiene que depender de lo que yo quisiera ver o de lo que yo quiero que Él me responda, he aprendido a seguir confiando en Él aun cuando humanamente me duele ver que no me responde o que simplemente calla.
He llorado en su presencia preguntándole el ¿Por qué? De muchas cosas, me he humillado a no mas poder para poder entender algunos sucesos de mi vida y a pesar de todo ello a veces simplemente no lo he entendido en el momento, pero al pasar los años me doy cuenta que todo tenia que pasar de la forma que paso, porque Dios me enseño algo y al aprender una lección he podido transmitirla a otras personas que están pasando por lo mismo.
Israel el pueblo escogido por Dios a través de la historia a pasado por momentos muy difíciles, y a pesar de ser su pueblo escogido, Dios simplemente no ha respondido en algunos momentos o simplemente ha callado. ¿Saben por qué?, porque hay cosas que tienen que pasar como tienen que pasar, hay experiencias que tenemos que enfrentar como cualquier otra persona, no hay un privilegio especial para no pasar en esta tierra cualquier cosa que cualquier humano puede pasar. En cambio a diferencia de muchos y a pesar que nos puede pasar muchas cosas mientras vivamos, tenemos la esperanza maravillosa de que un día estaremos junto al Señor por toda una eternidad.
Quizá los últimos días te has sentido enojado, frustrado, triste y hasta has amenazado a Dios por no haberte contestado como tu quieres, ¿Sabes?, te entiendo, pero al mismo tiempo quiero invitarte a seguir confiando a pesar de todo, a seguir creyendo aunque no veas, a seguir teniendo esa FE que es lo único que te puede sostener en medio de todo.
Pedro el Apóstol le dijo una vez al Señor Jesús: “Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” Juan 6:68 (Reina-Valera 1960). Lo que Pedro le estaba diciendo es que solo en Él podrían encontrar lo que necesitaban.
Job en medio de su crisis total dijo: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré” Job 13:15a (Reina-Valera 1960). ¡Esas son palabras de FE!, ¿Seriamos nosotros capaces de decir eso en medio de una crisis terrible?
El Apóstol Pablo decía: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.” Filipenses 1:21 (Reina-Valera 1960).
¿Qué quiero transmitir citando estos versículos de la Biblia?, la FE de estos hombres en medio de cualquier circunstancia, esa fe ciega que muchos de nosotros deberíamos tener, que no es fanatismo sino más bien confianza en las cosas que pueden suceder. La Biblia dice: “La fe es la confianza de que en verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la certeza de las cosas que no podemos ver.” Hebreos 11:1(Nueva Traducción Viviente).
Hay muchas cosas que personalmente hubiera querido que pasaran o que Dios contestara, pero no lo hizo como yo quise, ni cuando yo quise, ni de la forma que pensé, sin embargo aquí estoy plenamente feliz en medio de todo, más bendecido de lo que creí merecer y no porque fuera un hombre de GRAN fe, sino porque a pesar de cualquier cosa seguí creyendo, porque entendí que las cosas no se darán como yo quiero, cuando yo quiero o de la forma que yo quiera, pero se darán, en el tiempo perfecto de Dios, tal y como Él lo tenia planeado y cuando eso suceda seremos plenamente felices en Él.
Cuando Dios calla o no contesta no lo hace por fastidiar tu vida, ni para que dejes de creer, al contrario, es allí en esos momentos en donde realmente debemos demostrar nuestra FE, lo que realmente creemos, de lo que realmente estamos hechos. Es en esos momentos en donde pareciera que Dios no se deja ver o escuchar, cuando debemos activar nuestra FE y demostrarle que pese a TODO seguiremos confiando y creyendo en Él y en lo que Él es capaz de hacer en su tiempo perfecto, de la forma perfecta, para que cumpla sus propósitos en nuestra vida.
La pregunta del titulo dice: ¿Y si Dios no te responde?, ¿Sabes que pasará si Dios no te responde?, pues SEGUIRAS CREYENDO y CONFIANDO EN ÉL porque fuiste llamado por Dios y Él cumplirá su propósito perfecto en tu vida.
¡Cree a pesar de no ver, porque eso es FE!, ¡Confía a pesar de no recibir en el momento que quisieras una respuesta, porque esa respuesta llegará si sigues confiando!, ¡Nunca te canses de esperar, porque lo que para ti llega tarde, para Dios llega en el momento exacto!
¡TÚ FE NO DEPENDE DE UNA RESPUESTA ESPECIFICA, SINO DEL DIOS DE LAS RESPUESTAS!

Mejores resultados

Cosecha

Confiando

Victoria

área

Misericordia

Espera un poco más

lunes, 19 de mayo de 2014

Inteligencia de una mujer

Once personas se aferraban a una misma cuerda que colgaba de un helicóptero, diez hombres y una mujer.

La cuerda no era suficientemente gruesa como para soportar el peso de todos, por lo que decidieron que una persona debía soltarse, de otro modo, todos caerían.
No lograban elegir quién sería esa persona, pero entonces la mujer, con voz firme, anunció que se ofrecía voluntariamente para soltarse de la cuerda.
Después de todo, dijo, estaba acostumbrada a relegar sus interesespropios, ya que:
- Como madre siempre daba prioridad a los hijos.
- Como esposa, anteponía los intereses de su marido a los propios.
- Como hija se doblegaba ante su padre.
- Como profesional permitía que sus jefes obtuvieran el crédito por sus logros.
- Como mujer, dijo alzando la mirada hacia el infinito y poniéndose una mano sobre el corazón: su misión en la vida era sacrificarse por los demás, sin esperar nada a cambio.
Eufóricos de emoción y orgullo, los hombres como siempre tan pendejos, rompieron en aplausos... y se cayeron.

Moraleja para los hombres:
Nunca se confíen de la abnegación de la mujer, es noble pero no tonta.

Envía esta historia a una mujer inteligente, para que tenga un buen motivo para sonreír hoy...
También se lo puedes enviar a un hombre y si no lo entiende... se lo explicamos más tarde...

Vacio

Camino

viernes, 16 de mayo de 2014

Felicidad!!!

Hechos 3:29

Bendiciones

Nosotros

Rico

Actitud

Una mujer muy sabia se despertó un mañana, se miro al espejo, y notó que tenía solamente tres cabellos en su cabeza. 
'Hmmm' pensó, 'Creo que hoy me voy a hacer una trenza'.
Así lo hizo y pasó un día maravilloso.
El siguiente día se despertó, se miró al espejo y vio que tenía solamente dos cabellos en su cabeza. 
'Hmmm' dijo, 'Creo que hoy me peinaré de raya en medio'
Así lo hizo y pasó un día grandioso.
El siguiente día cuando despertó, se miró al espejo y notó que solamente le quedaba un cabello en su cabeza.
'Bueno' dijo, 'ahora me voy a hacer una cola de caballo.' 
Así lo hizo, y tuvo un día muy, muy divertido.
A la mañana siguiente cuando despertó, corrió al espejo y enseguida notó que no le quedaba un solo cabello en la cabeza. 
'Qué bien!' Exclamó. 
'Hoy no voy a tener que peinarme!' 
Tu actitud es todo. 
Siempre se bondadoso, porque cada persona que te encuentres está peleando alguna clase de batalla La vida no es esperar a que la tormenta pase, ni es abrir el paraguas para que todo resbale... Es aprender a bailar bajo la lluvia.

Sol

jueves, 15 de mayo de 2014

Tormenta

Animo

Necesidades

Victorias

Gracias

Conozcamos

Levantarte

Cuando Jesús resucitó, no fue a aparecérsele a cualquier persona. La idea de resucitar no era hacer un espectáculo y presentarse frente a Pilato. Él se le presentó a gente que el mundo pensaban que era insignificante, como María, a quien se le presentó en la tumba.
Cristo fue, también, a buscar a Pedro, y sabía dónde encontrarlo. Dios siempre sabe dónde encontrarte. Él sabe a dónde vas cuando estás en problemas, Él sabe dónde te encuentras cada vez que entras en tu depresión, en tu tristeza. Él sabe dónde encontrarte, y sabe las palabras qué decir.
La primera vez que se encontró a Pedro pudo haber sido un encuentro casual, pero esta vez Cristo fue a buscarlo. El día que aceptas que Dios tiene algo más grande para ti que simplemente resolver un problema, el día que te atreves seguir a Cristo, desde ese día en adelante ese llamado te va a seguir por el resto de tus días. Cuando regreses al lugar de donde Él te sacó, irá a buscarte para a decirte las mismas palabras: No importa lo que ha pasado, hayas hecho o lo que haya ocurrido, yo he venido a decirte que lo que yo te prometí se va a cumplir.
Cuando no entendemos el poder de la resurrección, el problema no es tan solo que regresamos al lugar de donde Él nos sacó, sino que también nos llevamos a otros que no tienen que ver con eso. ¿A cuántas personas has llevado a la depresión, a la tristeza, a la barca vacía? ¿A cuántos has llevado al desánimo, a la frustración, a tus problemas, al lugar de donde Dios te sacó?
En Hechos 2, cuando la gente comienza a burlarse, la palabra dice que entonces Pedro se levantó con los once. No fue que se levantó solo para predicar y hablar; eran once hablando, declarando la palabra del Señor.
Cuando somos resucitados, cuando tú y yo nos levantamos, es necesario que con nosotros se levanten otros. El día que tú recibas revelación del Cristo resucitado diciéndote que hay propósito para tu vida, en ese mismo momento se levantarán al lado tuyo y se pondrán de pie aquellos que no se atrevían ponerse en pie.
Muchas veces te preguntas: ¿Por qué mi familia, mis hijos, mis vecinos no se levantan? No lo han hecho porque aún no te has puesto tú en pie. El día que entiendas que el Cristo resucitado vive en ti y te atrevas a levantarte, a caminar en fe, vas a ver cómo a tu lado se van a levantar aquellos que también estaban confundidos y en problemas; verás cómo se levantan los once.

Buen día

Posibilidades

Limpiarnos

miércoles, 14 de mayo de 2014

Clave

Adversidad

Control

Santidad

Proposito

En Mateo 26:36, podemos ver que Jesús va al monte Getsemaní. Aquel fue un momento muy difícil. Era el momento de entregar su voluntad, para luego ser resucitado.
Es fácil manifestar poder, pero no es fácil el hacer la voluntad de Dios y no la nuestra. Hacer Su voluntad y entregarse por completo a ese compromiso, aunque no entienda lo que pase: Es aquí donde llega el verdadero compromiso.
¿Qué hubieras alcanzado en tu vida, si en lo que Dios te mandó hacer años atrás, te hubieses entregado por completo? ¿Hubieras sacado buenas calificaciones? ¿Te entregaste por completo, o te entregaste a medias a tu empresa, trabajo, matrimonio o ministerio? Es impresionante que la gente quiera alcanzar grandes éxitos en los negocios, en la iglesia, en el matrimonio, con compromisos a medias.
La razón por la cual no se atreven a entregarse por completo en estos compromisos, es porque se quiere tener la certeza de los resultados de dichos compromisos, sin darse cuenta que la certeza está en tu compromiso, en tu decisión, sabiendo que, si lo haces y te entregas por completo, el resultado es de victoria.
Es en la seguridad de tu entrega, donde recide la certeza del resultado.
No puedes tener en tu vida grandes resultados si no estás dispuesto a entregar tu voluntad por completo. El compromiso en un matrimonio no es 50 y 50; hay que darse por completo, 100 y 100 ambos. Y, si uno de los dos no da el 100 por ciento, el que está comprometido sigue dando el 100 porque sabe que las circunstancias no determinan el éxito, sino tu decisión de llegar hasta el final de lo que Dios te pidió.
No renuncies, sigue hacia adelante porque tú sabes que tu éxito no está basado en las circunstancias, sino en el compromiso con Dios.
¿A quién admiras o celebras? Si analizas la vida de esa persona que admiras, te darás cuenta que tiene éxito porque se ha entregado por completo en su compromiso. Esa persona tiene éxito, porque se atrevió hacer cosas que seguramente tú no te has atrevido hacer.
Nunca te sientas mal porque tu mente vacile por un momento, ante la petición de tu compromiso, pero sí toma la decisión lo antes posible. Jesucristo mismo dijo: Padre, pasa de mí esta copa; pero continúa diciendo: Pero que se haga tu voluntad y no la mía.
¿Cuánto tiempo te vas a tomar en decidir entregarte por completo en tu matrimonio, trabajo, empresa o ministerio? Aunque a veces no te compensen lo que hagas, lo haces porque sabes que Dios se encarga de compensarte y que tu vida tiene significado porque haces lo que te gusta.
No vivas más una vida mediocre. Decídete hoy a aceptar el reto, el compromiso, y entrégate al máximo. Toma de la copa. Mientras más rápido lo hagas, más rápido comienza el proceso de la resurrección, del cumplimiento del destino de Dios para tu vida.
Cuando Dios te llamó, te dio propósito, te dio valor para que vivas al máximo. Vendrán procesos que te harán agonizar, pero no te rindas. Dios se encargará de recompensar tu vida. Él dijo que no hay nadie que deje casa, padre, madre e hijos que no reciba 100 veces más, aquí en la tierra y en el mas allá la vida eterna. Dios es fiel en cumplir su promesa.

Nombre

Buenas cosas