sábado, 31 de marzo de 2012

Amo a mis padres

“No olvides lo importante que es mostrarle el agradecimiento y el amor hacia tus padres.

Lo que han hecho por tí, no tiene precio, sin embargo puedes hacer tu mayor esfuerzo en devolverles al menos lo mejor dentro de tus posibilidades, recuerda que ¡si no eres padre, muy probablemente lo serás! aprovecha mientras los tienes a tu lado, no sea que pronto tengas que arrepentirte y no puedas devolver el tiempo.”

Efesios 6:1-3 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien y vivas largo tiempo sobre la tierra.

Ser padres

Dos personas se unen en el amor para convivir, compartir y construir. Compartiendo las bases para la proyección o construcción de la familia que se quiere formar. El objetivo esencial de una pareja es poder trascender, es decir, formar o construir una familia. Este proyecto debe comenzar a formarse en el noviazgo y luego se va reformulando, organizando o tomando nuevas formas a lo largo de la vida matrimonial…. Que tarea difícil pero a su vez maravillosa es el proceso de elección, aceptación y construcción de un proyecto en común.

Para aceptarse es necesario perdonar y solo así se puede llegar a amar verdaderamente. Aceptarse a si mismo es condición necesaria y fundamental para aceptar a los demás.
Como hijos heredamos todo, desde lo biológico hasta nuestras conductas, forma de ser, de actuar, de pensar y sentir. De ahí la gran responsabilidad como padres de asumir este gran desafío… la herencia familiar.

Un buen vínculo de pareja es necesario para la formación de una familia, donde se encuentre armonía, alegría, contención, seguridad, amor; posibilitando la educación para los niños. Como padres y educadores es importante poder asumir este rol con responsabilidad y conciencia.

Nuestro hogar es la primera escuela para la vida. En él incorporamos valores, normas, modelos a seguir, aprendemos a trabajar y a jugar, a disfrutar, a reír, a llorar, a soñar, a pelearnos y a perdonarnos. Es gracias a nuestra familia que aprendemos cuanto valemos y qué somos, a pesar de lo que hagamos, con un amor incondicional que nos permite y nos muestra el camino de lo que podemos llegar a ser, hacer y tener.

Ser padre no se estudia, no hay recetas ni fórmulas sino que simplemente es necesario o saludable aprender de las experiencias y construir a partir de lo vivido.
Como padres hay mucho por hacer, construir el propio “proyecto de padres”, empezando por saber que como tales, ejercen la influencia modeladora más poderosa en las mentes y corazones de sus hijos.

En algunas circunstancias, a los papás les cuesta aceptar que sus hijos crezcan y permitirles que vayan construyendo su propio camino. Así mismo, a los hijos les cuesta aceptar que sus padres no les hayan podido dar justo lo que ellos necesitaban en el momento y el tiempo indicado. Esto permitiría reconocerlos como personas con talentos, habilidades pero también con limitaciones o fallas.

Como adultos responsables de la formación de los más pequeños, es beneficioso recibir información acerca de cómo funciona la personalidad en la formación de creencias, emociones y valores; así como herramientas para la optimización de este proceso. 
La primera manera de formar es a través del contacto físico como pueden ser las caricias, lo, las palmaditas, etc… que dejan diferentes mensajes de aprobación o rechazo, de amor u odio.

El objetivo de educar a través de las caricias nos permite reflexionar sobre la importancia de su presencia para la seguridad, afecto y amor en la vida de los niños; evitando aquellas que son nocivas y adquiriendo nuevos modos verbales, físicos y gestuales de transmitir amor. 
Las caricias son los primeros estímulos o contactos que nos permiten reconocer la existencia y el valor del otro; siendo necesarias en la niñez, la adolescencia y en todas las etapas de la vida.

Hay que empezar por darse caricias y por pedirlas. Dar abundantes caricias positivas, aceptarlas caricias que merecemos, pedir las caricias que necesitamos, y rechazar caricias inadecuadas devolviendo caricias adecuadas.
 Una herramienta fundamental son los límites en la educación de los niños, pero no para prohibir sino para limitar, como un instrumento positivo que permite el fortalecimiento brindando seguridad y protección, permitiendo predecir las reacciones de los padres ante determinadas situaciones y comportamiento de los hijos. Es decir, más que prohibir los padres deberían manifestar con su ejemplo un modelo que valga la pena imitar y que le permita a sus hijos tomarlos como referentes.

Los límites son necesarios, forman parte de la educación, son solo algo que arbitrariamente pueda imponerse.

Como si jugamos al fútbol, tenemos necesidad de que haya reglas para saber como jugar, cuales son los alcances y los límites del juego. 
En la vida pasa lo mismo, necesitamos límites…… conocerlos nos permiten vivir en sociedad respetando o resguardando mi vida y mi relación con los demás. 
Hay diferentes tipos de límites, lo importante es conocerlos para poder actuar acorde a la situación que se nos presente.

lunes, 26 de marzo de 2012

Los celos en el matrimonio

Los celos son producidos por una actitud de sospecha permanente hacia el cónyuge. Se le conoce como el vicio de la “posesión” Podríamos definirlo como un estado emotivo ansioso que padece una persona y que se caracteriza por el miedo ante la posibilidad de perder lo que se posee-tiene. En el ámbito sentimental, es la desconfianza y sospecha permanentes en el otro que tiñen, y perjudican gravemente, la relación con la persona amada. La mayoría entendemos por celos ese confuso, paralizador y obsesivo sentimiento causado por el temor de que la persona depositaria de nuestro amor prefiera a otra en lugar de a nosotros.

Los celos son una manifestación de inmadurez, inseguridad y egoísmo!

Normalmente, quienes padecen preferentemente estos ataques de celos son personas muy centradas en sí mismas, En muchas situaciones de celos hay, más que amor o miedo a la soledad, otras causas: sentimientos de posesión del otro, de necesidad de controlarle, de inseguridad en uno mismo, de envidia hacia la mayor riqueza de la vida emocional del otro… etc.

Todos los seres humanos tenemos algún tipo de celo, pero aquí estamos hablando de esos celos que exceden la normalidad y ponen a la pareja en una posición de ofensa y conflicto. Este tipo de celos enfermizos, son frecuentemente consecuencia de una ausencia de identidad y de debilidad espiritual, que estimula las debilidades emocionales o carnales de las personas.

1 Corintios 3:3. porque aún sois carnales. En efecto, habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales y andáis como hombres?

Gálatas 5:19-21. (Reina-Valera 1995). Manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lujuria, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, divisiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas. En cuanto a esto, os advierto, como ya os he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Cuando en una pareja surge el miedo a la separación, éste se manifiesta en forma de celos, de persecución al cónyuge en su hipotética infidelidad, controlándole y pretendiendo obligarle a que sea fiel. Cuanto más persigue a su pareja con celos, tanto más se siente impulsado el perseguido o perseguida a demostrar su autonomía, esforzándose en alejarse y no dejarse obligar. Y cuanto más lo hace, tanto más busca el celoso o celosa reclamarle como posesión propia y secuestrar su libertad de movimientos y de sentimientos.

El celoso exige entonces a su pareja la descripción pormenorizada de su supuesta aventura y en su mente se mezclan el miedo al ridículo, a estar en boca de todos, el sentir con dolor que la otra persona vale más, la pérdida de autoestima, un deseo morboso de información (circunstancias de la otra relación, quién es, dónde se ven, desde cuándo…..), un desmedido afán de control, un sentimiento de posesión exacerbado, la agresividad para con uno mismo… Vive la situación como si de una tortura se tratara e incluso con deseos de venganza, que van desde el encerrarse en el silencio hasta el drama que con tanta frecuencia describen las secciones de sucesos de los medios de comunicación.

Santiago 3:15:17. No es esta la sabiduría que desciende de lo alto, sino que es terrenal, animal, diabólica, pues donde hay celos y rivalidad, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

Para vencer esa sensación de celos enfermizos, es imperativo, estrictamente necesario, fortalecer la vida espiritual, mediante una mayor exposición a la palabra de Dios, asistiendo a los servicios a la Iglesia, buscando apoyo profesional espiritual, asistiendo a eventos para matrimonios y tomando la decisión de trabajar con su problema de inmediato.

El cónyuge objeto de los celos del otro (a), puede ayudar, evitando toda forma posible de alimentar los celos de su cónyuge, afirmándolo (a) en amor y orando y bendiciéndole constantemente, ayudándole a buscar consejería para sanar esa “enfermedad” de los celos.

Si has sufrido o sufre de “celos”, pídele perdón a Dios primero y luego a tu cónyuge. Toma el valor para reconocer que has ofendido a tu cónyuge con celos excesivos, aun cuando haya habido alguna razón para ellos. Toma la decisión de perdonar a tu cónyuge. Toma la decisión de no juzgarle, de no criticarle, de no maltratarle en modo alguno.

La felicidad es un trayecto no un destino

Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro.

Entonces nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos felices cuando lo sean.

Después de eso nos frustramos por que son adolescentes (difíciles de tratar). Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esa etapa.

Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor, cuando tengamos un mejor auto o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados…

La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que AHORA. Si no es ahora? , Cuando? Tu vida siempre estará llena de retos.

Es mejor admitirlos y decidir ser felices de todas formas. Una de mis frases favorita es de Souza, dijo: “Por largo tiempo parecía para mí que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar, entonces la vida comenzaría. Hasta que me dí cuenta que esos obstáculos eran mi vida.”

Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay un camino a la felicidad.

La felicidad es el camino.

Así que atesora cada momento que tienes, y atesóralo más cuando lo compartiste con “alguien especial”, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo, y recuerda que el tiempo no espera por nadie…

Así que deja de esperar hasta que termines la escuela, hasta que vuelvas a la escuela, hasta que bajes 10 kilos, hasta que tus hijos se vayan de casa, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, hasta el verano, o hasta que mueras, para decidir que no hay mejor momento que este para ser feliz

La felicidad es un trayecto, no un destino.

Juan 10:10. yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Efesios 5:20. Dando siempre gracias a Dios por todo al Dios y Padre, en el nombre de Nuestro Senor Jesucristo

Mateo 11:28. Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.

domingo, 25 de marzo de 2012

Efectos de la culpa en el matrimonio.

Echarse la culpa mutuamente en el matrimonio es una actitud altamente destructiva.

Todos los matrimonios tenemos conflictos, unos mas y otros menos; y no existe ninguna persona perfecta. Entonces siempre vamos a cometer errores y faltas, muchas veces conscientemente y muchas veces inconscientemente.

Los sistemas de creencias de cada uno de los cónyuges son generalmente muy diferentes porque vienen quizás de diferentes culturas, diferente educación, diferente modelaje, diferente temperamento, etc. Entonces cuando las cosas no salen bien, comenzamos a buscar a quien echarle la culpa!
 
Hacer sentir culpable al cónyuge nunca ha resuelto una situación. Por el contrario, la culpabilidad genera un efecto destructivo sobre la relación de las personas, ya que provoca una tensión en la relación que puede producir indiferencia o venganza, y es altamente destructiva para el matrimonio.


La culpa muchas veces tiene el propósito de desviar la atención de la propia responsabilidad y ponerla sobre la otra persona. Otras veces tiene el propósito de mantener una imagen propia a salvo. Pero en ambos casos es una actitud egoísta que agrede los sentimientos del otro.
 
La culpa es como un veneno que se derrama sobre la persona objeto de la acusación, ya que la hace sentirse inútil, incapaz, torpe y todo lo que atenta contra su autoestima.

La culpa es una especie de juicio o inclusive condenación sobre la persona que falló o que simplemente maneja las cosas diferentes a como las manejaríamos nosotros. La culpa contiene semilla de destrucción.
 
Es necesario ir a la Universidad del Creador para ver como resolver esta situación. En el Manual de Vida del Fabricante (la Biblia), encontramos las respuestas para saber manejar el desafío del matrimonio, porque si aprendemos a controlar los conflictos, el matrimonio es una relación maravillosa.

Lucas 6:37 dice: No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. La ordenanza de Dios esta absolutamente clara: No podemos juzgar, no podemos condenar y tenemos que perdonar.
 
Pero Pastor, que hago entonces si mi cónyuge realmente esta haciendo algo mal? Entonces debes usar la herramienta de la confrontación en amor. En el lugar correcto, en el momento justo, y a la manera de Dios con paciencia y amor, le expresas a tu cónyuge tu inconformidad o tu parecer. Por ejemplo: no es lo mismo decir: “es que por tu culpa, por haber gastado más de la cuenta, ahora no tenemos dinero” a decir: “Mi amor, me siento mal porque creo que tomamos decisiones equivocadas con respecto al manejo del dinero y ahora nos hace falta”

Aunque tu no hayas sido directamente responsable, el hecho de unirte a tu cónyuge a afrontar las consecuencias va a generar en el cónyuge un arrepentimiento sincero y la posibilidad de corrección es infinitamente mayor a que si se usa la culpa.
¡Pero Pastor, ya le he hablado muchas veces y sigue haciendo lo mismo!Hay costumbres y hábitos de vida que son difíciles de cambiar, y no por eso debemos juzgar ni condenar al cónyuge. Probablemente tú también tienes algunas actitudes y hábitos que te cuesta cambiar.

Necesitamos comprensión y paciencia. Lucas 21:19 Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas.
 
Si tu has usado la actitud destructiva de la culpa con tu cónyuge, pídele perdón a Dios hoy mismo. Luego habla con tu cónyuge, pídele perdón y exprésale tus sentimientos con el propósito de juntos, buscar soluciones. Entonces el Dios de paz y de amor, les visitará y traerá soluciones sabias y la provisión necesaria para resolver las necesidades.

La felicidad

Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro.

Entonces nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos felices cuando lo sean.

Después de eso nos frustramos por que son adolescentes (difíciles de tratar).Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esa etapa.

Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor, cuando tengamos un mejor auto o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados…

La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que AHORA.
Si no es ahora? , Cuando? Tu vida siempre estará llena de retos.

Es mejor admitirlos y decidir ser felices de todas formas.
Una de mis frases favorita es de Souza, dijo: “Por largo tiempo parecía para
mí que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre
había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin
terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar, entonces la vida
comenzaría. Hasta que me dí cuenta que esos obstáculos eran mi vida.”

Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay un camino a la felicidad.

la felicidad es el camino.

Así que atesora cada momento que tienes, y atesóralo más cuando lo compartiste con “alguien especial”, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo, y recuerda que el tiempo no espera por nadie…

Así que deja de esperar hasta que termines la escuela, hasta que vuelvas a la escuela, hasta que bajes 10 kilos, hasta que tus hijos se vayan de casa, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, hasta el verano, o hasta que mueras, para decidir que no hay mejor momento que este para ser feliz…

La felicidad es un trayecto, no un destino.

Juan 10:10
yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Efesios 5:20
Dando siempre gracias a Dios por todo al Dios y Padre, en el nombre de Nuestro Senor Jesucristo

Mateo 11:28
Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Me case... No me acoplo

“Y renovaos en el espíritu de nuestra mente, y vestíos del nuevo hombre creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:23).

El día que yo me case será maravilloso, los pájaros cantaran y yo llegare tarde para hacer esperar al novio como es tradición, mi familia estará allí, mis amigos, las fotos, la alegría Dios!

Otras se lo imaginaban diferente u otras ni se lo imaginaban pero algo si les pasaba por su cabeza. La idea es que ese día llego, con o sin los sueños cumplidos de nuestra imaginación.

A la hora de compartir con nuestro “ken” cada tinto se convierten en una siesta, cada palabra es mágica, y cada día que pasa es un reto porque ya empezamos a ver lo que en el noviazgo no. Ella se levanta y no al veo igual que cuando la visitaba sorpresivamente una mañana en su casa dirá él, nosotras detallaremos cada gesto, cada olor y cada momento de presencia y de ausencia. Empieza un ejercicio de no hacer las cosas a nuestra manera, de llevar una casa ordenada que detecta cualquier desorden dejado por mi esposo y se convierte en una norma más de convivencia. Hay discusiones enérgicas que inteligentemente no podemos interiorizar, se empieza a conocer el perdón real para con ese hombre que tanto amamos. Se construye el hogar con las bases solidas de un Dios del cielo y nuestros sentimientos previamente bendecidos por ese Dios maravilloso. Luego llegan los hijos, “uno o dos máximo” porque la situación no da para más, típica respuesta a las amigas que admiran ese hogar tan bello que has logrado con amor, lagrimas, desafíos, impotencia, gozos, retos, sueños y planes, pero sobre todas las cosas con la ayuda que aquel que no ves, esa fidelidad grande y verdadera que es paralela a tu carne llamada Dios.

Estar casada es una bendición pero necesitamos de algo más que amor para sobrellevar el estado difícil de la convivencia y los descubrimientos de ese ser que amamos. Necesitamos de nuestro Dios. El nos pide que seamos mujeres virtuosas, mujeres de palabra, de confianza, de decisiones cuando no está ese sacerdote en casa, de lealtad y de fidelidad. Mujeres virtuosas con la fe firme de que somos capaces, inteligentes pacientes, valiosas y con la autoestima tan alta como en la que Dios nos tiene.

El mundo está lleno de basuritas que pueden generar dudas sobre tu estado, o del hombre que tienes a tu lado, sin embargo tu mujer cristiana tienes la gran ventaja de contar con el respaldo de Dios en todo momento y de la sabiduría de su palabra.

Tu esposo es tan humano como tú, y tú eres tan humana como él, suena obvio pero es que lo obvio es tan obvio que suele olvidarse. Tus altibajos matrimoniales se quedan contigo, recuerda el viejo dicho de “la ropa sucia se lava en casa” y por sobre todas las cosas pon tu hogar en manos de Dios, edifícate en la palabra, busca ser una esposa idónea, una madre ejemplar y una mujer leal. Y pídele a Dios cuando los ánimos se ponen tensos que no permita que nada de lo que pase afecte tu corazón porque este es engañoso y eso lo sabe el enemigo consolidado del rey supremo. “airaos pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo, no deis lugar al diablo” (Efesios 4, 26).

Con el tiempo te darás cuenta que “no me acoplo” eran falsos argumentos que ya están vencidos en la cruz de Jesucristo.