jueves, 28 de enero de 2016

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Congregación

Parte esencial de la vida de un creyente es pertenecer a una iglesia. Sin embargo, hay quienes se consideran creyentes, pero deciden no unirse a una congregación.
Hay quienes dicen no pertenecer a una iglesia por falta de tiempo. Relacionarte con alguien toma tiempo. Tener amistades toma tiempo, construir una familia y vivir en comunidad toma tiempo. Esa es la verdad. Hace falta tiempo, y tienes que sacar el tiempo. Y, por lo general, quien dice no tener tiempo es porque no sabe administrar bien su tiempo y lo pierde en cosas sin importancia. Se requiere disciplina para aprovechar el tiempo. Lo que demuestra que vivimos en comunidad es que nuestro tiempo no sea tan solo para nosotros, sino que lo dediquemos también a la vida de otros.
Otros temen ser juzgados, rechazados, y entones no se integran a la casa de Dios, no experimentan lo que es vivir en una ciudad asentada, en una ciudad expuesta, por estos temores. Pero no hay forma de complacer a todo el mundo. Si no es por obeso, entonces por delgado lo rechazan; si no es por alto, es por bajo. Siempre va a haber una crítica, una condenación, alguien juzgando; pero tiene que haber un día donde tú entiendas que tú eres parte del organismo más grande: la iglesia de Cristo. Y hay gente que te va a perseguir, pero bienaventurado tú, cuando te persigan por la causa del Dios Todopoderoso.
Tú perteneces a algo de lo cual tú extraes fuerzas, y perteneces a alguien que te da seguridad. Nada de lo que el mundo pueda decir debe separarte de lo que Dios tiene para ti.
La peor razón por la cual la gente no se conecta en una iglesia, es por lo mismo que vemos en la historia de Caín y Abel. En Génesis 4, vemos que ambos hermanos presentaron una ofrenda a Dios. Dios miró a Abel y a su ofrenda con agrado; no así a Caín, quien se ensañó contra su hermano y lo mató.
Uno de los problemas más grandes que algunos tienen es que no son capaces de ver cómo Dios hace algo grande con otros, y disfrutarlo. Sin darnos cuenta, asistimos a la iglesia, y no siempre cambiamos las actitudes que teníamos cuando estábamos en el mundo, y se nos hace difícil asistir a la misma iglesia, adorar al mismo Dios, y que otro obtenga resultados que nosotros no estamos obteniendo. Y se nos llena la mente de envidia, celo, coraje, porque vemos cómo otros prosperan, cómo mejoran, mientras que nosotros no tenemos los mismos resultados. Y es que puedes servir al mismo Dios, en el mismo sitio, pero no necesariamente de la misma manera, con el mismo corazón, con la misma actitud.
Lo mismo pasó con los hermanos de José; les dio celo, envidia, porque el padre le hizo una túnica de muchos colores a José. Podríamos pensar que el problema fue que Jacob estableciera preferencia con José, pero el problema en nuestra sociedad es que los padres le dan a los que se portan mal, lo mismo que a aquellos que se portan bien. Ese sí es un verdadero problema. Hemos creado una sociedad donde pensamos que todo el mundo debe tener los mismos resultados, y no es así. Podemos vivir en el mismo país y tener las mismas circunstancias, pero podemos tener resultados diferentes, si le servimos al Dios Todopoderoso y conducimos nuestras vidas de una manera diferente.
En Lucas 15, vemos la historia del hijo pródigo, quien se va y gasta toda la herencia. Cuando regresa, el hijo mayor se queja de que estuvieran haciendo fiesta. El padre no estaba celebrando lo que el hijo hizo. El padre nunca se fue de la casa, sino que respetó que el mayor estuviese allí, y se quedó en la casa, esperando que su hijo perdido regresara. Y, cuando se arrepintió y quiso poner su vida en orden, entonces, celebró. Pero el mayor no podía ver que hubiera alguien que recibiera la bendición de arrepentirse.
Cuando lo que hacemos es compararnos con los demás, en lugar de ser una ciudad asentada, nos convertimos en un lugar de competencia. Y, a veces, sin darnos cuenta, en nuestras iglesias permea ese espíritu de envidia, donde no podemos celebrar las bendiciones que Dios da a otros. Entiende que una de las cosas más poderosas que puede pasar en tu vida es que genuinamente comiences a alegrarte por lo que Dios está haciendo en la vida de otra persona. Cuando Dios bendiga a alguien más, alégrate y pregúntale qué fue lo que hizo para alcanzarlo.
Caín se enojó con Abel porque adoró al mismo Dios, en el mismo lugar, con diferente resultado. Por supuesto, la adoración de Abel fue diferente a la de Caín. La adoración de Abel fue una adoración de excelencia, de corazón, genuina, y Dios la recibió como olor grato. A Caín le molestó que Dios honrara la vida de aquel que había hecho lo correcto.
Uno de los problemas más grandes que hay en la iglesia es que no sabemos manejar la grandeza de aquellos que están a nuestro alrededor. Si te separan los corajes y las heridas, cuando el que está a tu lado prospere, te vas a molestar. Y es triste vivir con esa mentalidad, cuando, en realidad, servirle a Dios con excelencia tiene recompensa.
No le sirvas a Dios para tener los mismos resultados que tiene el resto del mundo. Sírvele porque él ha prometido que, si caminas por el camino correcto, de la manera correcta, él va a transformar tu vida. Dios te ha unido a un grupo de personas para que puedas ver el crecimiento, el desarrollo, la bendición que él les da, y sepas que eres parte de eso que está pasando. Cada vez que Dios bendice a alguien, dale gloria a Dios porque, con lo que tú estás haciendo, con lo que estés aportando en tu iglesia, tú eres parte de ese milagro. Dios te ha puesto en dónde estás, para recibir bendición, y para ser bendición. No permitas que ningún pensamiento te aísle del lugar al que Dios te ha llevado. 

Lucas 19:10

No busques

Todos los días

Abundancia

Disfruta

Perdonar

Florece

Maravillosa

Ofrenda

No importa si tus deudas son grandes o pequeñas; si tienes deudas, se van a convertir en un problema en un futuro cercano, porque todo está por cambiar. Podemos ser personas muy positivas, pero no podemos caer en ignorancia. No importa en qué situación financiera tú estés, vienen problemas en esta área. Nuestros países atravesarán un cambio, ¡créele al profeta! Pero tú no tienes que atravesarlos junto a tu nación. Tú puedes pasar por encima del problema.
Dios se hace cargo de deudas grandes y pequeñas. Pero hay otra clase de deudas. En una ocasión, fueron a cobrarle los impuestos a Jesús, y él le dijo a Pedro: Ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.(Mateo 17:24-27) Hay deudas grandes, deudas pequeñas, y deudas de impuestos. El gobierno no tiene corazón; ellos quieren sus impuestos. Y, en ocasiones, las deudas de impuestos llevan a la gente al borde del suicidio. Pero Dios también cancela este tipo de deudas. Todo va a cambiar en nuestras naciones; pero también todo va a cambiar en tu vida. Dios no te ha traído hasta este tiempo, para abandonarte; Dios está tramando una victoria que será duradera, de la que todos tendrán que hablar. Dios tiene cuidado de ti y, mientras llega la tragedia, él te va a liberar. Cree esta profecía.
En ocasiones, las respuestas que Dios tiene para su pueblo son tan simples, que ni tan siquiera pensamos que van a funcionar. En Nehemías 5, el pueblo estaba reconstruyendo el reino; y, mientras trabajaban, de repente, las deudas los sobrecogen.
“1 Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos… Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre. Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y viñas.” Nehemías 5:1,3-4
El pueblo estaba reconstruyendo el reino de Dios, estaban tratando de traer una vez más la gloria de Dios; pero la economía era tal, que sus impuestos e hipotecas eran demasiado, al punto que comenzaron a llorar. Nehemías se enfureció, y los reprendió por exigirse intereses unos a otros; y convocó una asamblea, con el propósito de llegar a un acuerdo. Viene un acuerdo. En la casa de Dios, puede haber acuerdo. Si el pueblo de Dios se pone de acuerdo en que la deuda se puede cancelar, saldrá de tu vida, y de la iglesia; seremos liberados. Pero, ¿cómo se logra esto? ¿Cuál es la fórmula?
En el verso 11, el hombre de Dios comienza a hablar:
“11 Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como interés.12 Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices.” Nehemías 5:11-12
Volvámonos niños por un momento. Primera lección: ¿Cómo mover una montaña? Hablándole. Pero, ¿será esto posible? Pues así fue que la montaña llegó a su lugar; Dios habló, y la montaña apareció. Y Dios dice que lo que tú declares, en su nombre, él lo va a hacer. Cuando hablamos acerca de la deuda, la gente espera una gran fórmula. Pues aquí tienes un elemento: Háblale. Eso fue lo que hizo Nehemías. ¿No tiene fruto el árbol? Háblale. Todo lo que está en la Tierra hoy, vino por la palabra. Todo lo que está en la Tierra hoy, vivió primero en la mente de alguien, y luego salió de su boca porque, hasta que alguien no lo declare, no se manifiesta. Tú puedes hablarle a algo, y cambiarlo. La Biblia dice que, lo que tú digas, lo traes a existencia. La Biblia dice que tú eres fuerte y poderoso para destruir fortalezas, en el mundo espiritual. Y la deuda es una fortaleza que te ha detenido por mucho tiempo.
Cosas simples resuelven grandes problemas. Aquí tenemos un plan extraordinario: Hablemos. Hablémosle a la deuda, y rompamos su poder, con nuestras palabras.
La Biblia dice: Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Y el próximo verso dice que el rico se enseñorea del pobre, y que el que toma prestado es esclavo del que le presta. El que presta, manda. El que toma prestado, sirve. Pero ese no es el plan de Dios para sus hijos. Él no dijo que seríamos cola, sino cabeza. Pero el mundo no nos va a decir que estamos supuestos a ser la cabeza. Mientras queramos seguir actuando como cola, el mundo nos va a dejar. Tenemos que pararnos firmes, y tomar dominio.
Igualmente, es importante que entendamos el poder de una ofrenda. En las Escrituras, hay un hombre que está orando porque la palabra llegue a su casa. Era capitán de la guardia, un gentil. Él oraba y daba sus ofrendas. Cualquiera pensaría que era un tonto, porque Dios no lidiaba con gentiles. Pero un profeta fue enviado a casa del centurión, porque Dios dijo: Sus oraciones y sus ofrendas han subido delante de mí como un memorial. De la misma manera, una ofrenda memorial te da presencia en el cielo. Jesús mezcló la entrega de su vida con su amor por ti, y hoy, delante de Dios, hay un memorial. Gracias a esto, podemos ver las cosas a través de su sangre; porque una ofrenda memorial cambia todas las cosas.
Acompaña tu declaración de fe, con una ofrenda memorial. Esta es la fórmula que rompe el poder de la deuda. 

miércoles, 27 de enero de 2016

Regalo

A pesar

El ladrón

Corta

Vida

Pare

Guarda

Sembrar para cosechar

Vienen tiempos malos. Esta expresión podría llevarnos a reflexionar y pensar “deberíamos ser positivos”; pero la realidad es que estos tiempos que se avecinan no son positivos, a no ser que tú sepas quién tú eres. Estos no son tiempos para aquellos que tienen una crisis de identidad. Vienen cambios. Habrá bancarrotas. Habrá gente que se mudará por miedo. Pero aquellos que somos ya personas mayores, sabemos que las cosas continúan cambiando. Ha habido tiempos malos anteriormente. Estos son tiempos en los que los perdidos sufren; pero estos son tiempos donde los hijos de Dios que tienen entendimiento son promovidos.
Hay casas que, ahora mismo, son muy caras como para tú comprarlas; pero, cuando el miedo llega, esos precios comienzan a bajar. Ve a la urbanización donde quieres vivir, y escucha las casas; van a comenzar a llamarte, diciéndote: Pronto estaré disponible en el mercado; muda tu familia cristiana aquí; tengo que ser librada de esta familia que me tiene ahora. Los carros te comenzarán a hablar, diciendo: Pronto estaré a la venta.
Si entiendes los tiempos y las temporadas, te puedes mover hacia adelante, hacia arriba. Y es este tiempo en nuestras naciones.
Cuando los ángeles se acercaron a Gedeón, y le dijeron “hombre valiente y esforzado”, él preguntó: Si Dios está en control, ¿dónde están los milagros? Pero tú, entiende que cada vez que el mundo entra en recesión, los hijos de Dios que entienden lo que es el poder de Dios para hacer milagros, crecen, abren negocios, se mudan a mejores casas. Pero, ¿qué tiene que pasar? El poder de Dios tiene que romper el poder de la deuda en tu vida. Si la deuda no se rompe en tu corazón, sufrirás de las crisis junto con el sistema del mundo.
Cuando hablamos de deudas, la cantidad que no deja dormir a unos, es como nada para otros. Pero es importante que entiendas que Dios cancela deudas en todos los niveles.
En 2 Reyes 4, se nos narra el momento en que acreedores se prestaban a tomar como siervos a los hijos de de una viuda, como pago por sus deudas. Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite.El le dijo: Ve y pide para ti vasijas prestadas de todos tus vecinos, vasijas vacías, no pocas. 2 Reyes 4:2-3
Eliseo no le dijo que tomara prestadas cinco vasijas; no le dijo que buscara tres; no le dijo diez. Él le dijo, en otras palabras: Consigue tantas como tú quieras. Nadie quiere creer esto, pero sigue siendo verdad: El tamaño de todo milagro es el mismo cuando sale del cielo. No hay límite en el tamaño del milagro. Pero nosotros reducimos su tamaño con nuestra incredulidad. El tamaño de tu milagro depende de ti. Todo milagro que sale del cielo es un milagro tan grande como Dios mismo. Somos nosotros los que lo reducimos hasta llegar al tamaño de nuestra fe.
Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite.Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede. 2 Reyes 4:6-7
¿Para qué fue el milagro? Para sacarla de deudas. Pero ella entendió que el tamaño de su milagro dependía de ella. Y no solo obtuvo lo suficiente para cancelar sus deudas, sino también para un plan de retiro.
Este es un tiempo de cambio en nuestros países. Una mujer, cuando está de parto, pasa por el valle de sombra de muerte; pero, en el momento que ese bebé llora, alegría llega a la casa. Eso mismo está a punto de pasar en nuestras naciones. Habrá gente llorando la pérdida de sus empresas, gente que acepte un retiro temprano, gente yéndose de su país; pero habremos otros, muchos de nosotros, que entenderemos que esos son nuestros negocios, nuestras casas. Vamos a entrar en una nueva dimensión, prosperaremos; no viviremos dentro de esta crisis, sino que pasaremos por encima de ella. Cualquiera que viva libre de deudas, mientras que la crisis se aproxima, será como si fuese rico.
Este no es un mensaje de consolación. Las deudas hundirán barco tras barco. Las cosas van a ser difíciles. Lo vemos en los periódicos. Tú decides en qué lado de la crisis vas a estar. Las cosas no van a ser iguales; no va a ser bonito para ti, si no experimentas un rompimiento. Tú puedes salir de deudas. El enemigo está embriagado de tus deudas, pero Dios dice: Se acabó. Lo que tú tienes que entender es que, cada vez que Dios se mueve, es porque nosotros nos movemos. Tienes que sembrar, para tener cosecha. 

Los padres y los hijos

Diré

martes, 26 de enero de 2016

Perdón

La Biblia y la ciencia

Amor

Unido

Pueblo

Mujer

Palabras

En Santiago 3, dice la palabra del Señor, que todos ofendemos muchas veces y que, si alguno no lo hiciera, sería perfecto.
Si fuéramos perfectos, quizás, si hubiésemos sido uno de los que encontró a aquella mujer en el mismo acto del adulterio, hubiéramos permanecido ahí, con la piedra en la mano. Pero, mientras Jesús escribía en el suelo, la conciencia de cada uno de aquellos hombres le comenzó a decir que quizás no estaban aptos para hacer lo que estaban a punto de hacer y, la Biblia dice que, uno por uno pusieron las piedras en el piso y se retiraron.
La escritura en Santiago 3 continúa diciendo que, si alguno no ofendiera, sería perfecto, capaz de refrenar todo su cuerpo. Y es que, el que tiene control de sus palabras, tiene control de todo su cuerpo. El que tiene control de lo que dice, el que tiene la revelación de que lo que dice tiene espíritu y tiene vida, ese tiene el control de todo su cuerpo y de todo lo que hace.
Este es un pasaje que hemos escuchado en muchas ocasiones, pero tiene tres ilustraciones bien específicas que representan el poder que tiene aquello que sale de nuestra boca, el poder de las palabras que hablamos.
Lo primero que lo representa es el freno que se encuentra en la boca de los caballos. Lo quiere decir esta ilustración es que, con tan solo un pequeño movimiento en la boca, el hombre puede cambiar su dirección completamente.
Con tan solo declarar que estamos sanos, nuestra salud toma un giro completamente diferente. Con tan solo decir: Yo y mi casa serviremos a Jehová; el destino de tu casa ha tomado un giro completamente diferente, porque, de la misma manera que, con tan solo ese pequeño freno en la boca de un caballo, cambiamos la dirección, le hacemos detenerse o acelerar, con tan solo tú poner freno a aquello que tú estás diciendo, y tener la conciencia de que, lo que sale de tu boca tiene espíritu y tiene vida, puede cambiar tu vida completamente.
Lo segundo con lo que se compara el poder que tiene lo que declaramos es con el timón de un barco. El barco representa las circunstancias a nuestro alrededor. Cuando tiramos del freno de un caballo, automáticamente el caballo se mueve o se detiene. Pero, cuando tomamos el timón de un barco, se está moviendo, aunque no sintamos la diferencia. En un momento, llegaremos a ver el barco en una dirección completamente diferente, pero no es algo que surge al instante.
Cuando hablas la palabra, cuando empiezas a confesar acerca de las cosas que están a tu alrededor, aunque tú no lo puedas ver inmediatamente, existe un cambio que comienza a suceder y, sin darte cuenta, varios días o meses más tarde, cuando vienes a ver, puedes notar que las circunstancias, la situación, aquello que te rodeaba, está completamente diferente, porque las palabras, aquello que decimos, aquello que sale de nuestra boca, carga vida, carga espíritu, y carga poder.
Lo tercero con lo que esta escritura compara el poder de lo que sale de tu boca es con un pequeño fuego. Un fuego puede comenzar bien pequeño, pero se puede convertir en algo bien grande.
Muchas veces fallamos, porque no le damos importancia a todo lo que sale de nuestra boca, porque pensamos que es un fuego pequeño, porque pensamos que es algo que no tiene valor. Podemos pedir disculpas, y Dios puede restaurar cualquier situación, porque Dios da nuevas oportunidades, pero tenemos que entender que lo que sale de nuestra boca, puede comenzar como un fuego pequeño, pero se convierte en algo más grande.
Fuimos creados a la imagen de Dios, y Dios todo lo creó, a través de la palabra. Cuando estudiamos Génesis 1, vemos que, para Dios crear el mundo, él no reunió materiales para crear los cielos y la tierra, no reunió materiales para crear los animales, no reunió todo lo verde que encontrara en aquella tierra desordenada para crear las plantas, porque para la creación del mundo Dios no necesitó materia, sino que todo lo que necesitó fue verbo, fue palabra. Todo lo que Dios necesitó fue que saliera una palabra de su boca.
Cuando Dios habla, las cosas suceden, y tú fuiste hecho a la imagen de Dios. Cuando tú hablas las cosas suceden, y tú no necesitas materia para confesar la palabra de Dios. Tú lo que necesitas es tener una palabra en tu boca que vaya de acuerdo a la palabra que Dios ha revelado en tu corazón porque, cuando tú dices esa palabra, aunque no haya materia, están la vida y el espíritu que carga esa palabra y, aunque sea moviendo el barco poco a poco, tu barco va a tomar un rumbo diferente. Tu barco va a llegar al puerto que tú estás esperando, porque Dios ha puesto dentro de ti el espíritu y la vida, que te van a llevar a producir los resultados que tú estás esperando. 

Final

Regalo

Luz

lunes, 25 de enero de 2016

Vida

Te necesito

Cuidar

Amnesia

Milagros

Cuando miramos la palabra del Señor, especialmente los milagros que hizo nuestro Señor Jesucristo, vemos que especialmente los milagros de multiplicación siempre fueron hechos para más de una persona. Cuando Pedro prestó a Cristo su barca, –por ejemplo– y lanza luego la red, después de no haber pescado nada en toda la noche, recibió bendición a tal grado que la red se rompía y tuvo que llamar otras barcas que estaban a su alrededor, por lo que los otros recibieron también bendición por causa de aquella multiplicación.
Cuando nuestro Señor Jesucristo fue tentado, la primera tentación fue: Cambia las piedras en pan. Curiosamente, el primer milagro registrado de Jesús fue cambiar el agua en vino. Entonces, ¿por qué no cambiar piedras en pan? Ciertamente, Jesús podía hacerlo, pero no lo haría por la mera tentación de satisfacer una necesidad personal. De haberlo hecho, el único que comía era él, y el que ganaba era el enemigo.
Cada vez que se multiplicaba algo, cada vez que había abundancia, cada vez que se hacía algo de multiplicación, eran miles los que recibían abundancia.
El niñito de los cinco panes y dos peces salió con doce canastas llenas de regreso a su casa. Por eso, tú tienes que entender que, cuando Dios te quiere bendecir, cuando Dios te quiere prosperar, va por encima de una ambición egoísta que tú puedas tener. Cada vez que Dios te quiere prosperar es porque quiere llenar la barca vacía de otro. Cuando cambió el agua en vino, fue para que toda una fiesta continuara, para que más gente disfrutara.
Cada vez que Dios trae multiplicación a tu vida, lo que está esperando es que esa multiplicación sea tan poderosa y tan grande que vaya más allá de cubrir tus deseos y necesidades; es el deseo de Dios que otros sean bendecidos por lo que él está haciendo en tu vida. Es por esto que es importante que seamos parte de un grupo, parte de una iglesia. No meramente para recibir bendición, sino para ser bendición en la vida de otros.
Lamentablemente, muchos viven aislados. Su mentalidad es de que no quieren tener más problemas con la gente, más dificultades, no quieren vivir los roces que se viven en una comunidad. Entonces, se separan cada vez más del grupo, sin darse cuenta que el primer problema en la tierra comenzó cuando Adán no estaba cerca de Eva.
Cuando una persona se aísla, es más propensa a ceder a la tentación, y comienza a tomar decisiones no basadas en las instrucciones que Dios le ha dado, sino basadas en los pensamientos que comienzan a ser sembrados en su vida. Por eso, tenemos que evitar que llegue a nuestra vida la separación.
En la Biblia, vemos, además, la pelea entre Caín y Abel. Aquella era una pelea de cómo adorar a Dios. Abel adoraba a Dios de una manera, y Caín adoraba a Dios de otra; y cada uno tuvo resultados diferentes. Entonces, viene la separación cuando Caín mata a Abel, condenándose a una vida errante de vagabundo, andando como un loco y sin pertenecer a ningún lugar. Por esto, debes cancelar en tu vida todo pensamiento de aislarte, de esconderte, de separarte. Entiende que la separación ha sido siempre el plan del enemigo porque, en el momento en que te tiene solo, apartado, se pierde la protección, el cuidado, y la posición correcta para recibir lo que Dios tiene para ti.
Por eso, en tu vida hay un ataque constante para llevarte fuera de la iglesia, fuera del grupo correcto; por eso hay disensiones, peleas, chismes. Entonces, hay quienes dicen que no creen en la iglesia, porque no creen en ninguna institución; pero es que este mundo se mueve a través de instituciones y organizaciones. La diferencia es que tenemos la oportunidad de escoger pertenecer a una institución que es un organismo vivo y poderoso, respaldado por el poder de Dios, pero que está lleno de gente y, cuando hay gente, hay situaciones, hay dificultades, roces, pero está respaldado por el poder del Espíritu Santo para trascender más allá que tener simplemente un lugar donde satisfacer tus necesidades, sino también poder tocar y cambiar la vida de otras personas.
Por supuesto, los pensamientos que llegan a nuestra vida es que no queremos ser heridos una vez más. Mucha gente fue alguna vez a alguna iglesia, pero fueron heridos. Esta ha sido una de las más grandes estrategias del enemigo porque, si es capaz de moldear la mente de una persona por los errores de gente dentro de las instituciones, entonces, les hace correr de un lugar al que deberían correr, les hace huir de un lugar al que deberían correr.
La iglesia te da la posibilidad no tan solo de una vida eterna segura con Dios, sino una vida presente llena de satisfacción, victoria, alegría, bendición. El problema es que la gente está molesta con la institución. Si tú has sido herido por algún líder, entiende que ese no era el propósito y la voluntad de Dios. Pídele a Dios que sane tu corazón, que libere tu vida, y que te puedas mover a alcanzar la libertad que tú necesitas. Pero entiende que es en la iglesia donde hay un milagro de multiplicación para aquellos que pertenecen. 

Padres

Basura

Enseñame

Señor

Victoria

jueves, 21 de enero de 2016

Frutos

Fuerza y decisión

Prisa

Hoy, hay millones de personas que están impregnadas de destino y que están esperando que un hombre de Dios se pare frente a ellos y comience a declarar bendición y a enviar palabra a todo aquel que la reciba. Tienes que entender que Dios no tiene esas bendiciones reservadas solamente para los pastores y los ministros; Dios tiene eso reservado para cada uno de sus hijos que entienda que Dios ha puesto destino en su vida. Dios te ha escogido para bendecir; hay algo especial que tú tienes que hacer; Dios ha depositado una asignación especial sobre tu vida.
Miremos la historia de Rebecca, en Génesis 24, en el momento que llega el siervo de Abraham a buscar esposa. Rebecca no era como ninguna de aquellas jóvenes, porque Rebecca, si nos damos cuenta, cuando escuchó la voz de aquel siervo, enviado por el padre, automáticamente reacciono e hizo lo que tenía que hacer. Ella fue alguien que estaba enfocada, alguien que era consistente, fue alguien que, desde que el siervo la vio venir, dijo: Hay algo especial en ella que hace que sea diferente a todas las doncellas que andan con su cántaro. Seguramente, Rebecca iba sonriendo y, por lo que se ve en la Biblia, era la más eficiente que había en aquel lugar. Cuando leemos este pasaje, nos damos cuenta que no había el siervo –enviado del padre– terminado de orar, cuando ya Rebecca estaba parada delante de él.
La Biblia dice que se dio prisa para ir a buscar agua para los camellos, que corrió hasta el pozo y luego se dio prisa para ir hasta la casa de su padre. Cuando el siervo fue con ella, a casa de su padre y su madre, y habló con los padres de esta muchacha, les dijo: Estoy aquí por esta razón, Dios y mi siervo Abraham me han enviado, me han traído como instrumento, para llevar a su hija hasta su destino.
La Biblia dice que Rebeca se dio prisa a hablar con sus padres y que, cuando él habló de ella, dijo: Esta joven que está aquí, no hice más que decir algo y enseguida se dio prisa, corrió, se movió, hizo lo que tenía que hacer. Esto es importante porque el destino de cada  cual es manifestado en aquellos que están haciendo algo, y que lo están haciendo prontamente.
Mucha gente tiene un destino especial y está esperando las veinte confirmaciones, cuarenta oraciones, los dieciocho profetas que hablen a su vida; tienen que tener cien libros que le den la misma palabra. Pero Dios bendice al que, cuando recibe una palabra de parte de él,  se da prisa en hacerlo, se mueve rápido y hace lo que tiene que hacer.  Así que, no dudes; si Dios te dio una palabra, muévete; el resto caerá en su lugar. 

Esperanza

Bendiciones

Hombro

No juzguéis

Libérate

Solo Dios

Animo

Soy

Resultados

En Santiago 3, dice la palabra del Señor, que todos ofendemos muchas veces y que, si alguno no lo hiciera, sería perfecto.
Si fuéramos perfectos, quizás, si hubiésemos sido uno de los que encontró a aquella mujer en el mismo acto del adulterio, hubiéramos permanecido ahí, con la piedra en la mano. Pero, mientras Jesús escribía en el suelo, la conciencia de cada uno de aquellos hombres le comenzó a decir que quizás no estaban aptos para hacer lo que estaban a punto de hacer y, la Biblia dice que, uno por uno pusieron las piedras en el piso y se retiraron.
La escritura en Santiago 3 continúa diciendo que, si alguno no ofendiera, sería perfecto, capaz de refrenar todo su cuerpo. Y es que, el que tiene control de sus palabras, tiene control de todo su cuerpo. El que tiene control de lo que dice, el que tiene la revelación de que lo que dice tiene espíritu y tiene vida, ese tiene el control de todo su cuerpo y de todo lo que hace.
Este es un pasaje que hemos escuchado en muchas ocasiones, pero tiene tres ilustraciones bien específicas que representan el poder que tiene aquello que sale de nuestra boca, el poder de las palabras que hablamos.
Lo primero que lo representa es el freno que se encuentra en la boca de los caballos. Lo quiere decir esta ilustración es que, con tan solo un pequeño movimiento en la boca, el hombre puede cambiar su dirección completamente.
Con tan solo declarar que estamos sanos, nuestra salud toma un giro completamente diferente. Con tan solo decir: Yo y mi casa serviremos a Jehová; el destino de tu casa ha tomado un giro completamente diferente, porque, de la misma manera que, con tan solo ese pequeño freno en la boca de un caballo, cambiamos la dirección, le hacemos detenerse o acelerar, con tan solo tú poner freno a aquello que tú estás diciendo, y tener la conciencia de que, lo que sale de tu boca tiene espíritu y tiene vida, puede cambiar tu vida completamente.
Lo segundo con lo que se compara el poder que tiene lo que declaramos es con el timón de un barco. El barco representa las circunstancias a nuestro alrededor. Cuando tiramos del freno de un caballo, automáticamente el caballo se mueve o se detiene. Pero, cuando tomamos el timón de un barco, se está moviendo, aunque no sintamos la diferencia. En un momento, llegaremos a ver el barco en una dirección completamente diferente, pero no es algo que surge al instante.
Cuando hablas la palabra, cuando empiezas a confesar acerca de las cosas que están a tu alrededor, aunque tú no lo puedas ver inmediatamente, existe un cambio que comienza a suceder y, sin darte cuenta, varios días o meses más tarde, cuando vienes a ver, puedes notar que las circunstancias, la situación, aquello que te rodeaba, está completamente diferente, porque las palabras, aquello que decimos, aquello que sale de nuestra boca, carga vida, carga espíritu, y carga poder.
Lo tercero con lo que esta escritura compara el poder de lo que sale de tu boca es con un pequeño fuego. Un fuego puede comenzar bien pequeño, pero se puede convertir en algo bien grande.
Muchas veces fallamos, porque no le damos importancia a todo lo que sale de nuestra boca, porque pensamos que es un fuego pequeño, porque pensamos que es algo que no tiene valor. Podemos pedir disculpas, y Dios puede restaurar cualquier situación, porque Dios da nuevas oportunidades, pero tenemos que entender que lo que sale de nuestra boca, puede comenzar como un fuego pequeño, pero se convierte en algo más grande.
Fuimos creados a la imagen de Dios, y Dios todo lo creó, a través de la palabra. Cuando estudiamos Génesis 1, vemos que, para Dios crear el mundo, él no reunió materiales para crear los cielos y la tierra, no reunió materiales para crear los animales, no reunió todo lo verde que encontrara en aquella tierra desordenada para crear las plantas, porque para la creación del mundo Dios no necesitó materia, sino que todo lo que necesitó fue verbo, fue palabra. Todo lo que Dios necesitó fue que saliera una palabra de su boca.
Cuando Dios habla, las cosas suceden, y tú fuiste hecho a la imagen de Dios. Cuando tú hablas las cosas suceden, y tú no necesitas materia para confesar la palabra de Dios. Tú lo que necesitas es tener una palabra en tu boca que vaya de acuerdo a la palabra que Dios ha revelado en tu corazón porque, cuando tú dices esa palabra, aunque no haya materia, están la vida y el espíritu que carga esa palabra y, aunque sea moviendo el barco poco a poco, tu barco va a tomar un rumbo diferente. Tu barco va a llegar al puerto que tú estás esperando, porque Dios ha puesto dentro de ti el espíritu y la vida, que te van a llevar a producir los resultados que tú estás esperando.