jueves, 28 de enero de 2016

Ofrenda

No importa si tus deudas son grandes o pequeñas; si tienes deudas, se van a convertir en un problema en un futuro cercano, porque todo está por cambiar. Podemos ser personas muy positivas, pero no podemos caer en ignorancia. No importa en qué situación financiera tú estés, vienen problemas en esta área. Nuestros países atravesarán un cambio, ¡créele al profeta! Pero tú no tienes que atravesarlos junto a tu nación. Tú puedes pasar por encima del problema.
Dios se hace cargo de deudas grandes y pequeñas. Pero hay otra clase de deudas. En una ocasión, fueron a cobrarle los impuestos a Jesús, y él le dijo a Pedro: Ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.(Mateo 17:24-27) Hay deudas grandes, deudas pequeñas, y deudas de impuestos. El gobierno no tiene corazón; ellos quieren sus impuestos. Y, en ocasiones, las deudas de impuestos llevan a la gente al borde del suicidio. Pero Dios también cancela este tipo de deudas. Todo va a cambiar en nuestras naciones; pero también todo va a cambiar en tu vida. Dios no te ha traído hasta este tiempo, para abandonarte; Dios está tramando una victoria que será duradera, de la que todos tendrán que hablar. Dios tiene cuidado de ti y, mientras llega la tragedia, él te va a liberar. Cree esta profecía.
En ocasiones, las respuestas que Dios tiene para su pueblo son tan simples, que ni tan siquiera pensamos que van a funcionar. En Nehemías 5, el pueblo estaba reconstruyendo el reino; y, mientras trabajaban, de repente, las deudas los sobrecogen.
“1 Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos… Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre. Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y viñas.” Nehemías 5:1,3-4
El pueblo estaba reconstruyendo el reino de Dios, estaban tratando de traer una vez más la gloria de Dios; pero la economía era tal, que sus impuestos e hipotecas eran demasiado, al punto que comenzaron a llorar. Nehemías se enfureció, y los reprendió por exigirse intereses unos a otros; y convocó una asamblea, con el propósito de llegar a un acuerdo. Viene un acuerdo. En la casa de Dios, puede haber acuerdo. Si el pueblo de Dios se pone de acuerdo en que la deuda se puede cancelar, saldrá de tu vida, y de la iglesia; seremos liberados. Pero, ¿cómo se logra esto? ¿Cuál es la fórmula?
En el verso 11, el hombre de Dios comienza a hablar:
“11 Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como interés.12 Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices.” Nehemías 5:11-12
Volvámonos niños por un momento. Primera lección: ¿Cómo mover una montaña? Hablándole. Pero, ¿será esto posible? Pues así fue que la montaña llegó a su lugar; Dios habló, y la montaña apareció. Y Dios dice que lo que tú declares, en su nombre, él lo va a hacer. Cuando hablamos acerca de la deuda, la gente espera una gran fórmula. Pues aquí tienes un elemento: Háblale. Eso fue lo que hizo Nehemías. ¿No tiene fruto el árbol? Háblale. Todo lo que está en la Tierra hoy, vino por la palabra. Todo lo que está en la Tierra hoy, vivió primero en la mente de alguien, y luego salió de su boca porque, hasta que alguien no lo declare, no se manifiesta. Tú puedes hablarle a algo, y cambiarlo. La Biblia dice que, lo que tú digas, lo traes a existencia. La Biblia dice que tú eres fuerte y poderoso para destruir fortalezas, en el mundo espiritual. Y la deuda es una fortaleza que te ha detenido por mucho tiempo.
Cosas simples resuelven grandes problemas. Aquí tenemos un plan extraordinario: Hablemos. Hablémosle a la deuda, y rompamos su poder, con nuestras palabras.
La Biblia dice: Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Y el próximo verso dice que el rico se enseñorea del pobre, y que el que toma prestado es esclavo del que le presta. El que presta, manda. El que toma prestado, sirve. Pero ese no es el plan de Dios para sus hijos. Él no dijo que seríamos cola, sino cabeza. Pero el mundo no nos va a decir que estamos supuestos a ser la cabeza. Mientras queramos seguir actuando como cola, el mundo nos va a dejar. Tenemos que pararnos firmes, y tomar dominio.
Igualmente, es importante que entendamos el poder de una ofrenda. En las Escrituras, hay un hombre que está orando porque la palabra llegue a su casa. Era capitán de la guardia, un gentil. Él oraba y daba sus ofrendas. Cualquiera pensaría que era un tonto, porque Dios no lidiaba con gentiles. Pero un profeta fue enviado a casa del centurión, porque Dios dijo: Sus oraciones y sus ofrendas han subido delante de mí como un memorial. De la misma manera, una ofrenda memorial te da presencia en el cielo. Jesús mezcló la entrega de su vida con su amor por ti, y hoy, delante de Dios, hay un memorial. Gracias a esto, podemos ver las cosas a través de su sangre; porque una ofrenda memorial cambia todas las cosas.
Acompaña tu declaración de fe, con una ofrenda memorial. Esta es la fórmula que rompe el poder de la deuda. 

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