viernes, 31 de marzo de 2017

Bye

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Aunque

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Misericordia

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Enseñaré

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Mujeres valientes

Efesios 6:12 "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes".
No es una guerra contra nuestro cónyuge, es contra los espíritus de maldad que habitan en él, el enemigo siempre quiere ponernos en contra de nuestro esposo porque sabe que como dice en mateo 18:19 "si dos de vosotros se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por mi Padre que está en los cielos" 


Sabe que un matrimonio unido en Dios es muy poderoso a nivel espiritual, por eso siempre busca dividirnos y hacernos pensar que es nuestro cónyuge el malo, Dios nos hizo buenos a su imagen y semejanza, tengamos presente que se nos ha encomendado la tarea de edificar con sabiduría, con amor con ternura, y que las batallas se ganan orando, no quejándose ni criticando al otro. 


No se rindan, no cedan perseveren en el desafío que hemos asumido, "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís" colosenses 3:23. 


Aun si parece que no lo merece recordemos ese sacrificio inmerecido que por gracia recibimos a través de Jesús, seamos más como Jesús dando sin esperar nada a cambio, solo por el simple hecho de amar y de retribuir en los otros ese acto de amor consumado en la cruz.
Bendiciones y mucha fortaleza mujeres valientes y esforzadas.

El fruto

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Amado

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Josue

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Vayan

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Dios

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Su Padre

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Pacientemente

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Dar

Vivimos en un cultura en donde nos gusta muchos recibir, pero muy poco dar. Pasamos más de la mitad de nuestra vida pidiendo a Dios y la verdad no está nada mal, pues su Palabra dice que pidamos y se nos dará, pero a veces llegamos al extremo de olvidarnos también que la misma Palabra de Dios nos incita a dar.
La Biblia dice:

“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.” 

Hechos 20:35 (Reina-Valera 1960)
Es bueno que pidamos al Señor, pero ¿Qué tan buenos somos nosotros para dar? Y cuando hablo de dar no solo me refiero al hecho de dar porque tengo mucho, sino al hecho de dar aunque no tenga mucho.
Hay mucha gente que está mucho más necesitada que nosotros, pero lastimosamente la mayoría de las veces nosotros solo velamos por nuestro bien y no por el de nuestro prójimo, nos amamos a nosotros mismos, pero nos olvidamos de amar a nuestro prójimo de la misma manera en la que nosotros mismos nos amamos.
A veces cuando alguien nos pide que le regalemos algo por lo general siempre regalamos lo que nos sobra, lo que ya no usamos, no lo que no nos es necesario, lo que tenemos desperdigado por allí y aun así tenemos el descaro de sentirnos unos muy buenos samaritanos por dar lo que ya no ocupamos, no nos gusta o ya no queremos. ¿Seriamos capaces de dar no lo que ya no nos gusta o no queremos, sino lo que realmente nos gusta?, ¿Seríamos capaces de regalar aquella camisa nueva que acabamos de comprar y que ahorramos para obtenerla?, ¿Seriamos capaces de regalar esos zapatos que tanto dinero me costaron pero que hay una persona que los necesita más que yo?
La mayoría de nosotros somos muy apegado a lo material y nos es difícil dar a los demás de lo que tenemos porque nos excusamos de una y mil maneras olvidándonos de este principio que la Palabra de Dios nos enseña: “Más bienaventurado es dar que recibir”.
Ahora bien, vayámonos al ámbito espiritual, nos encanta que Dios derrame mucha bendición y fortaleza sobre nuestra vida, pero ¿Qué le estamos dando nosotros a Dios?
A Dios no lo vamos a impresionar dándole mucha plata u oro porque Él es el dueño de la plata y el oro, no lo vamos a impresionar con nada material ni externo, la única forma de impresionar a Dios es darle lo mejor de nosotros, nuestra mejor alabanza, nuestro mejor servicio, nuestra mejor adoración, nuestro mejor testimonio, es decir una excelente manera de vivir, haciendo esto debemos estar seguros que le estamos dando a Dios lo que Él se merece, la gloria, la honra y la alabanza verdadera.
Y es que muchas veces vamos por la vida solo pidiendo, pidiendo y pidiendo, olvidándonos que también debemos dar a Dios. Muchos quieren ser bendecidos por Dios pero ni siquiera se preocupan de agradar a Dios en lo mínimo.
Hoy te invito a cambiar de actitud, hoy te invito a que comiences a dar y de está forma comenzarás a notar como tu vida comienza a girar de una manera maravillosa para bien. Cuando damos nos sentimos bien con nosotros mismos, cuando damos a Dios nos sentimos más fortalecidos.
¿Hay gente necesitada a tu alrededor?, no le des lo que te sobra, ni lo que no te gusta, ni lo que ya no quieres, dale lo mejor que puedas darle y Dios comenzará a bendecirte porque hay una regla que nunca falla y está es: Lo que sembramos, cosecharemos.
¿Le estás dando lo mejor de ti a Dios?, hoy te invito a evaluar sinceramente tu vida y observar si realmente estás dando lo mejor de ti a Dios, porque cuando comiences a dar lo mejor de Dios, Dios comenzará a darte lo mejor de Él.

¡Demos a Dios lo que Él se merece, una vida consagrada y santa para su Gloria!

Servir a Dios

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Amo tus mandamientos

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Dios

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Mateo 7:24-25

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Cuidado

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Les daré...

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Confianza

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Esperanza

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No te olvides

“Adquiere sabiduría, desarrolla buen juicio. No te olvides de mis palabras ni te alejes de ellas.” 
Proverbios 4:5 (Nueva Traducción Viviente)
Pensar en lo que Dios ha hecho por mi me lleva a traer a mi mente y corazón solo palabras de agradecimiento, y aunque realmente no podría pagar todo lo que Él ha hecho por mi hay en mi corazón un deseo de hacer algo más para devolver todo lo que diariamente Él hace en mi vida y en la vida de los míos.
Ahora bien, debo reconocer públicamente que muchas veces a pesar que mi corazón arde de agradecimiento hacia Dios, me olvido de Él. Y es que aunque parezca contradictorio lo que estoy escribiendo realmente no lo es. No voy a negar que quiero contribuir a la obra de Dios y que estoy sumamente agradecido por todo lo que Él hace en mi vida, pero al mismo tiempo tengo que ser sincero y reconocer que muchas veces me olvido de Él, y es que no se necesita dejar de ir a la Iglesia, dejar de servir u otra actividad como para olvidarnos de Dios, puesto que muchas veces puedes estar haciendo muchas cosas “para Dios”, pero simplemente te has olvidado de Él.
A veces creemos que con asistir religiosamente a las reuniones que tenemos cada semana o con contribuir con cierto servicio o actividad tenemos a Dios muy presente o en mente, pero muchas veces hacemos cosas para Dios, pero nos olvidamos que son para Él y caemos en la rutina de hacer todo mecánicamente, como que si estuviéramos programados.
¿Cuándo fue la última vez que a conciencia apartaste un buen tiempo para estar a solas con Dios?, ¿Cuándo fue la última vez que dejaste de hacer todo lo que tenias que hacer, te fuiste a una habitación, cerraste la puerta, cerraste tus ojos, comenzaste a adorarlo y luego a hablar con Él mientras tus lágrimas eran derramadas al sentir la hermosa presencia de Dios?
Hoy sentí que Dios me dijo: “No te olvides de mi” y sentí pesar en mi corazón porque tenía razón, me he olvidado de Él, de buscarlo como se debe, de servirle como se le tiene que servir, de amarlo como lo tengo que amar, hoy sentí que Dios me dijo suavemente y con dulzura: “No te olvides de mi”.
Mis lágrimas derramadas eran la consecuencia de esas palabras tan llenas de verdad, que sin darnos cuenta vamos por la vida creyendo que estamos cerca de Él, cuando sin querer vamos siguiéndolo de lejos, pero haciendo “todo” lo que hacemos “para Él”.

Dios no quiere que hagas nada para Él si en primer lugar no te ocupas de Él.

¿De que te sirve ser el mejor en lo que haces si te olvidas de Él?, ¿De que sirve tanto talento si te olvidas de Él?, ¡Hoy tienes que volverte a Él!
Quizá muchos hoy se identifiquen conmigo, quizá muchos hoy también sienten que Dios les esta diciendo: “NO TE OLVIDES DE MI”. Dios ha de poner en tu corazón si esas frase también es para ti.
Él nos dice este día:

“Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.” 

Deuteronomio 4:9 (Reina-Valera 1960) 
Hoy quiero animarte a volver a Dios, a no olvidarte de Él, a volver a tener esa comunicación e intimidad como siempre la tuviste, aparta tiempo para Dios, si, quizá pienses que no tienes tiempo o que haces muchos para Él, hoy Dios quiere que en lugar de “hacer mucho para Él”, vayas y tengas comunión con Él.
Comencemos este día por dedicar un tiempo a solas con Dios, estoy seguro que Dios está ansioso de escucharte adorarlo o escucharte hablar, Dios sigue esperándote en el mismo lugar donde siempre se ha encontrado contigo, deja de hacer todo lo que has hecho hasta hoy y acuérdate de Él y búscalo.

¡No te olvides de Dios, ve y búscalo!

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jueves, 30 de marzo de 2017

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Amando a Dios

A veces sin darnos cuenta estamos amando más las cosas que este mundo nos ofrece que a Dios, y digo esto por en algún momento de nuestra vida las cosas del mundo parecieran más importantes para nosotros que Dios. Y para ello no es necesario decirlo, basta con ver nuestra manera de actuar para darnos cuenta que estamos amando más al mundo que a Dios.
La única forma de demostrar amor es a través de la acción, las palabras nunca son suficientes, alguien muestra amor cuando está dispuesto a accionar. La Biblia misma dice que Dios amo tanto al mundo que Dios a su hijo unigénito para que muriera en nuestro lugar(Juan 3:16). El amor que Dios tuvo hacia nosotros fue demostrado a través de una acción: Enviar a su hijo a morir en nuestro lugar.
Nosotros podemos decir que amamos a Dios, pronunciar bellas palabras sobre lo que sentimos por él, pero nada es comparable con la verdadera forma de demostrar lo que decimos sentir y eso solo se logra a través de la acción. Cuando yo estoy dispuesto a dejar las cosas del mundo por Dios, y lo llevo a la práctica, entonces allí, estoy no solo diciendo que amo a Dios, sino DEMOSTRANDO que lo realmente lo amo.
El apóstol Juan nos recomienda: “No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece porque cuando aman al mundo, no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo sólo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre.” 1 Juan 2:15-17 Nueva Traducción Viviente (NTV).
¿Qué cosas de este mundo están siendo en este momento más importantes para ti que Dios?, ¿Algo material?, ¿Algo que te causa placer físico?, cuando nosotros ponemos en primer lugar cualquier cosa antes que a Dios, entonces estamos amando más eso que estamos poniendo en primer lugar antes que a Dios. Y es que aunque digamos que no es así, nuestras acciones lo gritan. No vengas diciendo que amas a Dios, cuando en realidad no estás dispuesto a agradarlo.
No digas que amas a Dios, cuando tu trabajo lo deshonra porque por tal de ganar dinero extra realizas negocios fraudulentos, no digas que amas a Dios cuando tu primer lugar en la vida es cosechar cosas materiales antes que las espirituales, no digas que amas a Dios cuando estás manteniendo una relación amorosa con una persona que no es tu esposa o esposo, no digas que amas a Dios cuando estás cayendo en fornicación constantemente, no digas que amas a Dios cuando ni siquiera estas dispuesto a dejar eso que tantos tropiezos te ha causado en la vida.

Amar a Dios, no es solo decirlo, ES DEMOSTRARLO.

Demuéstrale a Dios que lo amas, viviendo una vida que realmente lo agradece y lo honre. Demuéstrale a Dios que lo amas realizando solo negocios lícitos en tu empresa, demuéstrale a Dios que lo amas poniéndolo a Él en primer lugar antes que cualquier otra cosa. Demuéstrale a Dios que lo amas dejando esa mujer u hombre que no es tu esposa o esposo. Demuéstrale a Dios que lo amas esperando el matrimonio para poder tener relaciones íntimas. Demuéstrale a Dios que lo amas dejando de una vez por todas esos hábitos que tanto te han hecho caer.
Tú tienes la oportunidad de demostrar si realmente amas a Dios, a través de las acciones que hoy puedes comenzar a hacer. No hay nada en este mundo que pueda causar mayor placer que el hecho de sentir que estás honrando a Dios, a ese Dios que un día te llamo, te extendió los brazos y te perdono de todos tus pecados, ese Dios que te hizo una persona nueva, que cambio tu vida, que te dio una verdadera razón por la cual existir. A ese Dios le debes tu vida, le debes todo y no hay mejor forma de pagar todo lo que Él ha hecho y sigue haciendo en nuestra vida que agradarlo en todo lo que hacemos.
Que nuestro anhelo cada día sea honrarlo, que nuestro objetivo sea siempre el que Él se pueda sentir orgulloso de nosotros y de la forma en cómo estamos caminando en la vida. Demostremos realmente cuando amamos a Dios a través de acciones que levante en alto su nombre,  a través de acciones que la gente al verlas puedan glorificar a Dios a través de nuestra vida.

¡Amemos a Dios antes que cualquier cosa que este mundo nos ofrece!

“No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.”

Filipenses 4:19

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Lo que Dios quiere

Cuando algo duele o es difícil de hacer aun lado es porque vamos por el camino correcto, es decir: Cuando me comienzo a negar a mi mismo, a no hacer lo que yo quisiera hacer para hacer lo que Dios quiere que haga, humanamente me dolerá, porque, pero lo que humanamente me duele, espiritualmente funciona.
Por ejemplo: Cuando tenemos mucho tiempo de no ejercitarnos y un día decidimos hacerlo, el día siguiente estoy seguro que sufriremos de dolores musculares por la razón que nuestro cuerpo no está acostumbrado al ejercicio, pero ese dolor que sentimos es señal de que estamos ejercitando esas partes de nuestro cuerpo que lo necesitaban. Otro ejemplo: Cuando llevamos a nuestros hijos al pediatra y este nos sugiere que es necesario ponerle una vacuna para prevenir cierta enfermedad, a pesar que nos duele ver cuando esa “enorme” aguja pincha a nuestros hijos, sabemos que es por su bien, ellos seguramente llorarán y nosotros sentiremos un dolor indescriptible, pero eso que duele en su momento, será de provecho en un futuro.
Hay cosas que deberían dolernos pero que no nos duelen y cuando algo no me duele es porque a lo mejor estoy acomodado o simplemente no me he desprendido de ello como se tiene que hacer.
Hay decisiones que tenemos que tomar en nuestra vida que soy dolorosas pero que al final serán de provecho para nosotros mismos.
Por ejemplo: Una relación de noviazgo en donde solo hay peleas y maltratos verbales, a tal punto que la situación es irreversible, por mucho que piensas que “quieres” a esa persona lo ideal es terminar esa relación que lejos de bendecirte, te está llevando al fracaso tanto sentimentalmente como espiritualmente. La decisión es dolorosa, pero es por tu bien.
Otro ejemplo: Una amistad que lejos de edificarte te está motivando a hacer el mal. Por mucho que “aprecies” esa “amistad”, si lejos de ayudarte en algo te pervierte o motiva a hacer el mal, entonces sabes bien que tienes que hacerla aun lado y buscar nuevas amistades. Seguramente esa decisión es dolorosa, pero es lo mejor para ti.
Otro ejemplo: Hijos que le han perdido el respeto a sus padres, tú como padre tienes que tomar tu posición de padre y corregir a tus hijos no importando la edad que estos tengan. Tal vez las decisiones o las correcciones que tienes que usar son dolorosas para ti pues nunca has querido ser duro con tus hijos, pero si es por el bien de ellos es necesario.
Otro ejemplo: Relaciones de “amistad romántica” que te están poco a poco llevando a pensar en caer en pecado. Hablo de esas “amistades” con las que hay una confianza tal que sin darte cuenta la tratas como a tu esposa o novia sin serlo. Humanamente hablando a nuestra carne le agrada, sin embargo sabemos que a Dios no le agrada. Es necesario dejar esas “amistades con derecho” y aunque tu carne diga no, tú sabes que tu espíritu te motiva a hacer lo correcto.
¿Qué es lo que sabemos que tenemos que hacer y no lo estamos haciendo?, ¿Qué cosas nos causan dolor dejar y por eso no queremos hacerlo?
Si algo que es malo te causa dolor al pensar en dejarlo, es porque necesariamente ¡Tienes que dejarlo!, porque todo aquello que es malo para ti obviamente no tendrá un buen final.
Hablando de esto Jesús dijo lo siguiente:

“Si lo que ves con tu ojo derecho te hace desobedecer a Dios, es mejor que te lo saques y lo tires lejos. Es preferible que pierdas una parte del cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Si lo que haces con tu mano derecha te hace desobedecer, es mejor que te la cortes y la tires lejos. Es preferible que pierdas una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo se vaya al infierno.” 

Mateo 5:29-30 (Traducción en lenguaje actual) 
Obviamente no estaba hablando de un sentido físico, sino más bien de lo doloroso que es hacer lo que es correcto, pero que al mismo tiempo es lo mejor para nosotros.
También dijo estás palabras:
Después Jesús les dijo a todos los que estaban allí:

“Si alguno quiere ser mi discípulo, tiene que olvidarse de hacer lo que quiera. Tiene que estar siempre dispuesto a morir y hacer lo que yo mando. Si alguno piensa que su vida es más importante que seguirme, entonces la perderá para siempre. Pero el que prefiera seguirme y elija morir por mí, ése se salvará. De nada sirve que una persona sea dueña de todo el mundo, si al final se destruye a sí misma y se pierde para siempre.”

Lucas 9:23-25 (Traducción en lenguaje actual)
Considero que la mejor interpretación de estas frases es la Palabra misma que Jesús dijo. Y es que no hay que darle vuelta al asunto, es tan fácil como dejar de hacer lo que yo quiero para hacer lo que Dios quiere, la pregunta es:

¿Queremos dejar de hacer lo que queremos para hacer lo que Dios quiere?

Hoy te invito a reflexionar sobre aquellas cosas que no son de provecho para tu vida y que te duele dejar. Hablo de esas áreas de tu vida en las que repetidas veces Dios te ha hablando, esas cosas que sabes que tienes que dejar o hacer aun lado y hasta la fecha no has querido. ¿Qué más vas a esperar para hacer lo que es correcto?, ¿Te duele hacerlo?, pues si te duele es porque es correcto.
Todo aquello malo que haces y que te duele dejar de hacerlo es lo que realmente tienes que dejar, es lo que Dios está demandando de ti. Lo que duele es lo que me llevará a alcanzar la victoria, las cosas fáciles que no duelen no tienen un gran mérito, pero las cosas difíciles y que no quisiéramos dejar, pero que las dejamos esas si tiene un mérito verdadero, porque es allí en donde estás haciendo la voluntad de Dios, es allí en donde estás negándote a ti mismo para rendir tu voluntad a Dios.

¡Hoy te invito a dejar de hacer lo que quieres para comenzar a hacer lo que Dios quiere!

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Salmo 27:13-14

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