A través de la palabra del Señor, podemos ver cuál es la capacidad que Dios quiere ver en nosotros, para llevarnos a entrar en las oportunidades que él quiere presentarnos.
En un momento dado, los discípulos le pidieron a Jesús:Auméntanos la fe. A lo que Jesús respondió: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería. De este verso se desprende que Dios va a usar el nivel de fe que tú tienes en este momento. Los discípulos pidieron a Jesús que les aumentara la fe, y él les dice, en otras palabras: Yo no voy a usar una fe que tú no tienes; yo voy a usar la fe que tienes ahora.
Quizás estás pidiendo fe, y esperando sentir algo en tu interior que te indique que tienes más fe, pero ¿cómo tú sabes que tienes más fe? Realmente, no hay tal cosa como sentir que tienes más fe; pero tu mente te hace creer que no tienes ninguna, y que la que tienes no es suficiente.
Los discípulos fueron al lugar correcto, porque el único que puede aumentar la fe en tu vida es Dios; pero lo primero que tienes que entender es que él va a usar la fe que tú tienes ahora, porque es la fe que tú tienes ahora la que puede mover montañas, la que puede mover todo aquello que esté siendo obstáculo en tu vida.
Ese poco de fe que tienes ahora es lo que puede cambiar todas las cosas. Tú no tienes que seguir esperando un año más; si activas el grado de fe que tengas hoy, eso es lo que Dios va a usar. Y ¿cómo aumentas tu fe? Sencillo: Haz lo que se te dice que hagas y, cuando termines de hacerlo, no esperes que Dios te dé gracias; dile: Señor, ¿qué tengo que hacer ahora?
“7 ¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa?8 ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?9 ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. 10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.” Lucas 17:7-9
Esta fue la palabra que Jesús continuó hablando a sus discípulos. En esta escritura, podemos ver que el verdadero siervo no está esperando que se le dé gracias, sino que espera la próxima orden. El problema de la gente que no entra en oportunidades es que quieren que les den gracias por aquello que tenían que hacer comoquiera.
En las oportunidades de Dios se entra por obedecer. Quizás piensas que deberías estar en otro nivel, pero estás en el nivel que estás por no obedecer y porque estás esperando que alguien te agradezca por cosas que te corresponde hacer comoquiera.
Para moverte a un nuevo nivel, lo único que necesitas es recibir una instrucción de Dios hoy, y obedecerla.
Muchos, están malacostumbrados a recibir premios, posiciones, y no a servir. Son gente que quiere reconocimiento. Tú tienes que hacer lo que tienes que hacer, y no esperar las gracias. Eventualmente, te van a honrar, te van a reconocer; pero el verdadero siervo sigue trabajando y, una vez hace lo que se le pide, espera la próxima orden; porque, una vez hayas hecho lo que se te pidió, solo una próxima orden te hace nuevamente un siervo útil.
Deja de pensar que necesitas más fe. Dios va a usar la medida de fe que tengas hoy. Y deja de esperar que den gracias; espera la próxima instrucción divina.
Además de esto, en Isaías 54, vemos que se le pide a una estéril que comience los preparativos para recibir a una nueva criatura; que vaya preparando el cuarto. Aún siendo estéril, debía estar preparada; no tenía posibilidades, pero debía estar lista. De la misma manera, el creyente debe ver las oportunidades, las posibilidades, y comenzar a prepararse para ellas. El problema es que la gente para lo que se prepara es para su fracaso, y no para las oportunidades que Dios tiene para su vida. La gente no ahora, por ejemplo, porque no tienen consciencia de que vendrá una posibilidad para la cual necesitarán tener algo para poder entrar en ella. Toda buena oportunidad va a requerir finanzas; y triste es que te llegue una oportunidad y no te hayas preparado para poder entrar en ella.
Dios no ha terminado contigo. Tu vida no se ha acabado. A ti te queda mucho por recorrer. A Dios le queda mucho por hacer contigo. Tus preparativos no deben ser para la muerte, para el fracaso, sino para lo grande que Dios tiene para tu vida. Y tus preparativos le dicen a Dios que estás listo para entrar en lo nuevo que él tiene para ti.
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