Los hombros de Dios son lo suficientemente grandes para llevar nuestras cargas. Él es soberano sobre el universo, y puede resolver cada problema y suplir cada necesidad. Hoy, quiero ofrecerle un ejercicio que le ayudará a liberarse de la ansiedad.
Primero, escriba en una hoja de papel las cosas que le roban la paz.
Después, ponga cada problema en las manos de Dios. Recuerde el Salmo 18.35, que promete que Él sostiene al creyente y le da la victoria.
Finalmente, cuando ore, visualice la situación en las manos omnipotentes de Dios. Por ejemplo, una mujer puede imaginar que le da al Señor lo que le debe, mientras dice: “Padre, te doy mi ansiedad económica. Sé que me mostrarás cómo salir de las deudas. Tú eres más que suficiente para manejar esto, y confío en que me ayudarás”.
Algunas personas pueden estar en desacuerdo con esta sugerencia, porque hay movimientos humanistas y seudoespirituales que también utilizan un método al que llaman “visualización”. Pero no deje que nadie le robe lo que le pertenece a usted legítimamente. Dios crea imágenes verbales a lo largo de toda la Biblia. Este ejercicio simplemente crea una imagen instantánea del Señor haciendo exactamente lo que Él dice que hará (Sal 55.22; Mt 6.25, 26).
Cuando usted haya puesto todas sus ansiedades en las manos de Dios, tome esa hoja y destrúyala, como símbolo de la transacción que acaba de tener lugar. Sus ansiedades ya no son suyas. Cada una de ellas pertenece ahora al Señor. Entonces, siga adelante con perfecta paz.
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