martes, 14 de agosto de 2018

Lot

La historia de Lot es la de un apóstata. Cuando se apartó de Abraham se apartó de la fe. Cuando buscó los llanos bien regados, estaba buscando su propia gloria. Mientras procuraba su propio interés, su testimonio como creyente en el Señor fue despreciado. 

Luego vinieron el fracaso y la huida, pero, siendo del Señor, Él mismo fue salvado como por fuego, aunque todas sus obras fueron quemadas (1 Co. 3:14, 15).

I. La elección que hizo. 
«Escogió para sí toda la llanura del Jordán, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma» (Gn. 13:10-12). Aquellos que andan por la vista y no por fe siempre serán influenciados por las apariencias. 

La elección de Moisés fue la de la fe (He. 11:24, 25). Si seguimos los dictados de nuestros propios corazones, inevitablemente pondremos nuestra morada en dirección a Sodoma.

II. La posición que ocupó. 
«Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma.» Habiéndose convertido en compañero de los sodomitas, ahora llega a ser un socio de ellos. Cuando un cristiano puede hallar placer en la comunión de los impíos, no tardará en ser participe de su iniquidad. 

El progreso mundano no es evidencia de crecimiento en la gracia. Mezclarse con el mundo significa muchas veces ayudar a los impíos (2 Cr. 19:12).

III. El mensaje que recibió.
«Jehová nos ha enviado para destruir este lugar» (Gn. 19:13). Lugares malvados y cosas malvadas tienen todos que ser destruidos.

Si todas tus cosas malvadas fuesen destruidas, ¿perderías algo? ¿Cómo afectada tus planes y propósitos? Si los intereses de nuestro corazón están enredados con la maldad de este mundo, sufriremos pérdida.

Pongamos la mira, los afectos, en las cosas de arriba; entonces, cuando todo lugar de impiedad sea destruido, nuestra herencia quedará intacta.

IV. El testimonio que dio.
«Salió Lot y habló a sus yernos…; mas pareció como que se burlaba» (Gn. 19:14). Nuestro testimonio para Dios siempre será una mofa si estamos llevando una vida egoísta.

¿Quién creerá que el pecado es amargo si nosotros lo damos debajo de nuestra lengua como un dulce bocado? Ni la seriedad ni la elocuencia contrapesarán la inconsecuencia. La vida es la luz.

V. La desgana que demostró. «Deteniéndose Él, los varones asieron de su mano» (Gn. 19:16). Siempre somos lentos para obedecer el llamado de Dios cuando nuestras vidas están enmarañadas con los asuntos del mundo. 

El joven se fue triste, porque tenía muchas posesiones (Mt. 19:22). Muchos perecen en la plena luz del conocimiento por falta de decisión. Escapa por tu vida; no tardes.

VI. El pedido que hizo.
«He aquí esta ciudad está cerca; dejadme escapar allá» (Gn. 19:20). Pensaba que el monte de refugio señalado se encontraba demasiado lejos. 

¿Por qué deseaba ser salvado tan cerca como fuese posible de la ciudad condenada? ¿Por qué tenemos que desear ser salvados, y nada más? ¿No hay una renuencia oculta en las mentes de muchos del pueblo de Dios a huir hacia el monte distante de la completa separación? Lot fue salvado, pero todavía se hallaba lo suficientemente cerca del lugar de muerte para estar lleno de temor (Gn. 19:30).

VII. El favor que disfrutó.
«Nada podré hacer hasta que (tú) hayas llegado allí» (Gn. 19:22). ¡Cuán precioso es a Dios aun un pobre apóstata! El juicio no puede caer sobre Sodoma mientras Él no esté afuera.

Pero aún más, sigue pensando cómo la presencia de este creyente de pensamientos mundanos entre los impíos estaba estorbando a Dios en la ejecución de sus propios propósitos. Hasta que Él hubiese salido de entre ellos, la obra de Dios estaba detenida.

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