domingo, 25 de noviembre de 2012

Levanta la vista

Lamentablemente, existen muchas personas que tienen una visión negativa de sus vidas. No logran verse a sí mismas alcanzando algo o superando los obstáculos, y por consiguiente, se ven limitadas por su propia visión.

A Dios le interesa mucho lo que tú ves con tus ojos de la fe y lo que esperas recibir de parte de Él.

En el Antiguo Testamento se encuentra el relato de cuando los pastores de los rebaños de Abraham y los que cuidaban el ganado de su sobrino Lot discutían porque no había suficiente espacio para todos sus animales.

Abraham sugirió que Lot se fuera por un camino y él se iría por otro, para que tuvieran el espacio adecuado para los animales y los pastores. Lot eligió la mejor tierra para sí, y dejó a su tío Abraham con una parte inferior. (Génesis 13:5-12).

Entonces, el Señor le habló a su siervo: "Abram, levanta la vista desde el lugar donde estás, y mira hacia el norte y hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste. Yo te daré a ti y a tu descendencia, para siempre, toda la tierra que abarca tu mirada” (Génesis 13:14-15, NVI).

¡Dios sabía que Abraham necesitaba tener un cuadro de la promesa en su mente y en su corazón, y así ampliar su visión de las bendiciones y el favor de Dios!

Hoy, tomando ejemplo de Abraham, del que la bendita palabra de Dios declara como Amigo de Dios, en vez de lamentarte de lo que pudo ser, estando deprimida o enojada con las personas que te decepcionan, con la cabeza agachada mirando hacia el piso, con tus ojos enfocado en los problemas ¡levanta la vista hacia Dios!

¡El Señor quiere que mires y confíes sólo en Él! Que plena, completa y absolutamente permanezcas con fe y obediencia en su voluntad, sabiendo que Él te guía a una mejor situación. No te fijes en lo que no tienes, Dios quiere que eleves la mirada y cuentes tus bendiciones.

Recuerda, ¡DIOS TIENE PLANES PARA BENDECIRTE Y PROSPERARTE!

Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11, NVI).

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