“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecidle, bendecid su nombre”. (Salmo 100:4)
PASAJE COMPLEMENTARIO: Salmo 118:1-29
La invitación del salmista para entrar en la presencia del Señor, es la de llegar a Él con alabanza, lo cual demuestra gozo por estar a su lado, seguido del dichoso reconocimiento de Dios como la fuente de todo bien, a tal punto que tendremos tanto, que estaremos capacitados para dar a otros y enseñarles también a ser agradecidos con nuestro Padre celestial.
La alabanza solo corresponde a Dios, por sus actos gloriosos, los cuales son maravillosos e incomparables. Por eso la Biblia dice: «porque no hay Dios tan grande como Tú». La alabanza nos permite decirle cosas hermosas a Papá Dios, expresiones nacidas de nuestro corazón, además es una forma de hablarle y reconocerle por su poder y grandeza.
Cada día tenemos muchos motivos para agradecerle. La gratitud nos da seguridad, confianza y mayor fortaleza para soportar los tiempos difíciles. Además, nos permite recordar que todo cuanto recibimos, proviene de su mano. La gratitud es característica del hijo que reconoce a Dios en todos sus caminos. ¿Cuántas veces ha agradecido a Dios por la vida que Él le da?
Expresemos hoy nuestro agradecimiento, reconociéndole como Dios y Señor: «Oh, Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra. Has puesto tu gloria sobre los cielos» Ofrezcámosle alabanza, como el salmista, alcemos nuestra voz para decirle: «Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas. Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo.» (Salmo 8 y 9).
HABLEMOS CON DIOS
“Espíritu Santo, llévame a la presencia del Padre, con un corazón agradecido, no solo por lo que has hecho en mí y en mi familia, sino por todo lo que eres. Quiero permanecer en tu Presencia, pues es allí donde habito seguro, confiado y tengo fortaleza para enfrentar las dificultades y los obstáculos, Amén”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario