sábado, 5 de enero de 2013

Ser Padre espiritual



Un padre espiritual es aquel que se coloca como ejemplo y lleva a sus hijos a recorrer el camino que él ya conoc, aquel que hablo de la palabra de Dios que con anterioridad ya conocia. Uno de los hombres que más claramente nos muestra el perfil de lo que es ser un “padre espiritual”, es el apóstol Pablo. A pesar de haber sido un hombre implacable y rudo antes de conocer el amor de Dios, se convierte en un excelente comunicador de la “paternidad de Dios”, acercando a sus hijos espirituales a Dios como Papá. Esto lo vemos claramente en el trato que brindó a Timoteo y a Tito, el cual podemos conocer a fondo, a través de sus cartas:

- Sus discípulos eran verdaderos hijos en la fe. Así los veía, así los trataba y estaba dispuesto a dar su vida por ellos, inspirando sus corazones a hacer lo mismo

- Los amaba profundamente, con ternura, instrucción y disciplina. Este tipo de amor que se recibe y se transmite de Dios mismo, desafía al discípulo a mantener a Cristo en el centro de su vida y disfrutar así de la paternidad de Dios

- El trato a nuestros discípulos como hijos, genera unidad y hace que disfruten más de la familia espiritual que Dios les ha dado

- Estamos completamente seguros, que si nos entregamos a nuestros hijos en la fe con la actitud de Pablo, Dios se ocupará de nosotros.

Cumplir el rol de padre o madre espiritual no es “usurpar” el papel del padre o madre físico, se trata más bien de introducir el modelo paternal de la Biblia, a fin de renovar la imagen paternal de Dios.

Fruto de experimentar la paternidad de Dios, brindamos a nuestros hijos espirituales toda la ternura y la seguridad que necesitan para crecer y madurar espiritualmente, hasta “ser” y “hacer” lo que Dios Padre ha diseñado para ellos. Por lo tanto, el padre espiritual le entrega cuentas a Dios, y pasa el examen cuando ve volar bien alto a su “hijo”, hacia la plenitud de la unción del Espíritu Santo, cuando le ve crecer y hacer lo mismo por otros.

HABLEMOS CON DIOS

“Padre bueno, qué alegría ser tu hijo y saber ahora que tengo una gran responsabilidad de dar a conocer tu paternidad. Úngeme con tu Santo Espíritu y capacítame para esta noble y trascendental tarea. Que comience con los míos, mi propia familia y luego, con cada persona a mi alrededor que Tú me delegues”

Amén!!!

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