jueves, 10 de enero de 2013

Temporadas



Una de las razones por las que la gente no se entrega a las nuevas temporadas de su vida es por miedo. Sin embargo, el terminar con algo te da la oportunidad de comenzar lo nuevo que Dios tiene para ti.
En Génesis 1, Dios crea la luz, pero no la deja como algo abstracto, sino que, para beneficio del hombre, crea las lumbreras, para que nos sean señal de los cambios en las temporadas, en las épocas.
Uno de los problemas que tenemos los cristianos es que, en ocasiones, nos salimos de sincronización con lo que Dios está haciendo, y vivimos de ilusiones, creyendo que vivimos por fe, sin darnos cuenta, que hay un sinnúmero de indicadores naturales y espirituales que han sido establecidos para ser señales.
El mismo Cristo, dice el libro de Isaías, que sería una señal. Una señal marca la dirección hacia un lugar. No puedes llegar al letrero que te indica el camino hacia un lugar, abrazarlo, y decir que ya llegaste. El letrero está ahí para darte una señal. No puedes agarrarte de la señal y pensar que llegaste.
Uno de los problemas en nuestra vida como creyentes es que ignoramos las señales que marcan las nuevas épocas y temporadas.
Un matrimonio no se pierde de un día para otro. Hay señales que te dicen que algo no anda bien. Los hijos no se pierden de un día para otro. Hay unas señales, unos indicadores, unas actitudes, unas palabras, que te dicen que algo no está bien. Los negocios no se pierden de un día para otro. Hay unas señales, unas épocas, unos sucesos, que nos dicen que algo hay que ajustar. El problema es que estamos pendientes a las señales incorrectas.
Los discípulos, en Hechos 1, le dijeron a Cristo que querían saber los tiempos y las sazones. Cristo llevaba cuarenta días hablándoles, luego de haber resucitado, y ellos estaban pidiendo saber los tiempos y las sazones, a lo que Jesucristo respondió que no les correspondía saber los tiempos y las sazones, pero que recibirían poder. Esto era a lo que ellos debían estar pendientes.
Hay gente que no sabe seguir los indicadores, y hay otros que todo el tiempo están buscando señales para moverse. El balance entre estas dos es lo que permite que tú puedas caminar en el Espíritu de Dios, y en lo que Dios quiere hacer contigo.
En Jeremías 8, Dios le reclama al pueblo de Israel por no entender la época en la que se encontraba, al establecer que aun las aves conocen los tiempos, pero su pueblo no conoce el juicio de Jehová. Las aves son guiadas por un instinto natural que les indica los cambios que vienen, antes de que nosotros los sepamos. Las aves son dirigidas por ese instinto natural que les dice que llegó el momento de cambiar. Hay aves que cruzan miles de millas, hasta llegar a un punto específico, al que saben que tienen que llegar.
Aun las aves tienen este sistema, y el pueblo de Dios no puede mirar al cielo y ver los cambios que están ocurriendo, los cambios que Dios está haciendo.
¿Por qué hay tanto cristiano triste, deprimido? Porque estamos mirando lo natural que ocurre a nuestro alrededor, y no estamos mirando el cambio en el espíritu, lo que Dios está cambiando.
En las temporadas, siempre hay momentos de oscuridad. En los cambios de épocas, hay momentos en que hay cosas que no entendemos. Después de la primavera, viene el verano, luego el otoño, y luego el invierno, y siempre hay cambios a nuestro alrededor que nos dejan ver que viene un cambio de estación, un cambio de época, de temporada. Lo importante es que te sincronices con lo que Dios está haciendo, con el cambio que Dios está trayendo, para que puedas entrar en la nueva temporada de Dios para tu vida. 

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