jueves, 10 de enero de 2013

Doble vida



La iglesia, los cristianos, los que decimos servirle a Dios, a veces estamos peor que el mundo, porque pretendemos que cosas bíblicas nos funcionen, viviendo una vida doble. Y entonces, nos desilusionamos.
En Mateo 4:4 dice que no tan solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. En este texto específico, en el original, “palabra” es “rhema”. Esto es en griego. En hebreo, es la palabra “dabar”, que no es otra cosa que una palabra hablada. Otro significado para esa palabra “dabar” es un rey que da una palabra y hace un decreto, para establecer algo como firme. Y Dios dice que nosotros vivimos de esa palabra, de la palabra del Rey que ha establecido ciertas cosas para nuestra vida.
Tienes que creer, confesar la palabra, diezmar, ofrendar, orar, activar la palabra de Dios en tu vida, pero no puedes pretender que la palabra, el decreto del Rey, se manifieste en ti, si tu vida interna va en total desacuerdo a la palabra que dices creer. No te engañes.
Hay mucha gente que está esperando el poder de Dios, y lo que realmente debe hacer es darle gracias a Dios por su misericordia. No somos perfectos, pero tenemos que tener conciencia. Si tienes conciencia, tienes posibilidad de arreglarte, y si tienes posibilidad de arreglarte, tienes posibilidad de que la palabra de Dios se cumpla sobre tu vida.
Tienes que tener conciencia de que esto no es magia. No se trata de confesar una palabra, y estar viviendo en pecado. Es necesario vivir en integridad. La integridad te da seguridad. La integridad te da una valentía que no te da la fe, porque cuando tú estás bien, haciendo lo que tienes que hacer, como tienes que hacerlo, aunque cometas algún error, es cuestión de arreglarlo, corregirlo, y seguir. Y la gente puede hablar, puede decir cualquier cosa, pero tú sabes que tú estás bien, y si tú estás bien, puedes creer la palabra de Dios, confesarla, y se va a hacer.
En Mateo 15:22, vemos la historia de la mujer cananea, cuya hija era atormentada por un demonio. Esta mujer sabía cómo adorar. Ella comenzó diciendo: Hijo de David; tratando de acceder el pacto. ¿Qué logró con esto? Nada. De la misma manera que hay gente en la iglesia que declaran la palabra, pero nada pasa en su vida. ¿Por qué? Porque tú puedes saber la mecánica de ser un cristiano, y no serlo.
Ante esto, Cristo dijo a sus discípulos que había sido enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel, queriendo decir que no podía hacer nada por aquella mujer.
La mujer recibió atención del Maestro, no porque hablara como una cristiana, no porque hablara como una del pacto, sino porque se tiró a los pies de Cristo, y lo hizo con la actitud correcta. Ella no podía acceder el pacto, pero sí la misericordia.
Aun tirada a sus pies, el Maestro le dijo que no podía darle a los perrillos lo que es de los hijos. Entonces la mujer le respondió que aun los perrillos comen de lo que cae de la mesa del amo. Diciendo esto, la mujer cananea alineó su corazón a lo que había dicho y a lo que había hecho.
Poco vale lo que tú dices y lo que tú haces, si tu corazón no está alineado con Dios. Te estás engañando a ti mismo. No se trata de vivir una vida perfecta, pero sí una vida con conciencia, una vida de integridad, en la que, un día, con tan solo una migaja, todos tus problemas se pueden resolver. Pero esto será el día que alinees tu corazón, con lo que dices y lo que haces.

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