Cuando fue instruido a recibir a María, José no cuestionó más nada, sino que se fue en silencio, y basó su decisión en la revelación que recibió. Cuando tú te mueves por revelación, lo único que tú necesitas es que Dios te hable; no necesitas más nada.
Hay cosas que pasan entre tú y Dios que tú nunca le vas a poder contar a nadie. Lo único que tú sabes es que la revelación de Dios es la que está dirigiendo tu vida, y que Dios está confiando en ti cosas que más nadie va a entender.
Dios es un Dios que recompensa a aquellos que se mueven por esa fe que se levanta ante una revelación suya. ¿Cómo lo sabemos? A los dos años del nacimiento de Jesús, llegaron unos reyes con oro, incienso y mirra. Dios no dejó que José criara a Jesús solo. Dios trajo la provisión para que Jesús fuera criado bajo la tutoría de María y de José.
José recibe a María; se mueve, venciendo sus pensamientos. De la misma manera, tú has tenido momentos en los que la mente te dice: Estás loco. Pero, algo te dice que eso es lo que tienes que hacer, y tú recibes esa revelación que Dios te dio, y comienzas a actuar.
José debe haberse preguntado qué hacía él allí, haciendo todo eso. Debe haber pensado que sus sueños se habían perdido. Lo que José no sabía era que Dios estaba posicionándolo en el lugar correcto, donde él ya había asignado que iba a llegar la provisión y que, por el otro camino, estaban llegando reyes, gente sabia, que venía con oro, incienso y mirra, para darle a José todo lo que él necesitaba para cuidar de Cristo, por los próximos veintiocho años.
Si tú eres capaz de moverte por revelación, y activar tu fe por la revelación que Dios te da, lo primero que vas a comenzar a ver en tu vida es la provisión de Dios. Dios va a comenzar a traer gente, a traer personas, a poner cosas en tu mano. Tan pronto tú comiences a moverte por fe, por revelación, Dios va a comenzar a activar los tesoros que están escondidos.
Dios no iba a permitir que José tuviera que financiar todo lo que él le estaba pidiendo que hiciera. Como José creyó, Dios envió la provisión a su casa.
Hay gente asignada a tu vida. Cuando tú aprendas a moverte por fe, la provisión va a comenzar a llegar a tu casa.
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