viernes, 18 de enero de 2013

Triunfadores


Triunfador: Vencedor, Ganador, exitoso
Cada vez que escuchamos este tipo de palabras, nos preguntamos si ese término esta destinado solamente para un grupo selecto de personas, increíblemente inteligentes, dotadas con muchísimas virtudes y llenas de condiciones físicas y emocionales para cumplir con sus metas trazadas.

La verdad, pareciera que es así siempre. Pero, en realidad, no es así.
La verdadera realidad es que cada uno de nosotros, dotados o no de muchas virtudes, conocimientos, ideas y condiciones, podemos llegar a ser hombres y mujeres exitosas, capaces de realizar cada uno de nuestros sueños y anhelos. (Salmo 37:4-5) (Mateo 25:26)
Como vemos en la parábola de los talentos, a cada uno de nosotros se nos da una serie de dones o talentos, según nuestra capacidad; en la medida que nosotros sabemos aprovechar y multiplicar estos talentos y dones, el Señor nos va premiando, multiplicando nuestros talentos. ¿Pero cómo empieza a multiplicar nuestros talentos?
Antes que nada debemos empezar a pensar en 4 puntos importantes para que el Señor empiece a trabajar en nuestras vidas y empecemos a ser los triunfadores que debemos ser.

1)       Corazón puro (Proverbios 4:23) (Romanos 7:20)
Uno de los puntos clave para que seamos triunfadores es tener un corazón limpio. A lo largo de nuestra vida, vamos acumulando muchos sentimientos en nuestro corazón; muchas veces, los sentimientos que más arraigados están dentro de nosotros, son los malos; celos, envidia, odio, rencor, incredulidad, son algunos de los sentimientos que impiden que tengamos un corazón limpio. Esto nos impide que tengamos un crecimiento espiritual y, por consiguiente, recibamos todas las bendiciones que Dios tiene para nuestra vida (Mateo 6:33). Por otro lado, si nuestro corazón está sucio, El Espíritu Santo no puede obrar en nuestras vidas y no puede habitar en nuestros corazones.
Uno de los puntos clave que permite reconocer a una persona que lleva el Espíritu Santo dentro de su corazón es alguien que cambió drásticamente en su forma de ser. Si alguien tenía mal carácter, El Espíritu Santo permite que tengamos un buen carácter (Nadie puede enojarme, porque ni yo ni el Espíritu Santo que mora en mí lo permitimos) (Gálatas 5:22-23)


2)       Andar en Espíritu (Gálatas 5:16-17)
Si dejamos de andar en nuestra carne (pecado) y empezamos a andar en Espíritu (santidad), realmente podremos empezar a experimentar las bendiciones de Dios para nuestras vidas. ¿Es posible ser santo todos los momentos de nuestra vida, a cada instante? Por nuestras propias fuerzas, seguro que no. Es la comunión que tengamos con el Señor, con la Palabra de Dios y el arrepentimiento lo esencial para que podamos llegar a ser santos. La gracia que el Señor nos da de ser santos, funciona solamente a través del arrepentimiento, del perdón, del cambio de vida, de actitud y del compromiso que tengamos con Dios.

3)       Caminar por fe, fundamentando nuestra Vida en Cristo (Hebreos 4:2)
Muchas veces, lo que más nos falta para creer, es la fe. Si no tenemos fe, no podemos caminar en Cristo; muchas veces esperamos que las bendiciones y los encuentros con Dios sean de manera sobrenatural, con Fuego de Dios cayendo del cielo, con tamboriles y trompetas, con ángeles a nuestro alrededor, con el mismo Jesucristo descendiendo a nuestra presencia. Y en algunos casos, puede suceder. No siempre es así. La verdad es que nuestro Señor Jesucristo se agrada más de una persona que camina sin haber visto nada, que empieza a creer como si fuera un niño, que empieza a Caminar confiado en que Él es todo, aunque nunca lo haya visto. Eso es caminar por fe.
Entre los pensamientos que tenemos que nos impiden ser triunfadores en nuestra vida, están:
-          Tengo muchos temores (1 Juan 4:18)
-          No tengo fe suficiente (Romanos 11:17)
-          Dios no ha sido fiel conmigo (Salmo 23)
-          No tengo paz en mi vida (Salmo 4:8)
-          Soy un hombre pecador (Isaías 1:18)

4)       Si tienes problemas, busca a alguien que te ayude (Eclesiastés 4:9)
Es importante que no caminemos solos; hemos sido llamados a andar rodeados de personas; estas personas nos pueden ayudar mucho; solamente debemos abrir nuestros corazones y confiar en que el Señor actúa a través de las personas, cuando son hijos de Él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario