martes, 28 de agosto de 2012

Que es el matrimonio


El matrimonio es un estilo de vida, una celebración a la vida. La boda termina, pero el matrimonio progresa hasta que alguno de los cónyuges muere. El fin de la boda marca el comienzo de la relación matrimonial, la cual es un llamado a la intimidad. Intimidad es una identidad compartida, una relación de “nosotros”. Lo opuesto es un matrimonio en el cual los individuos se llaman casados solteros, en el cual cada uno sigue su propio camino.
En la intimidad compartida debe existir un nivel de sinceridad que haga que cada uno sea vulnerable al otro. La intimidad física también involucra la unión de las emociones tanto como de los cuerpos. Las emociones le dan color a la vida. Muchas parejas se pierden la intimidad emocional porque uno de ellos o los dos no realizan un esfuerzo consciente para desarrollar la intimidad bajando barreras y derribando paredes.
Aun cuando las barreras no sean un problema, las emociones de un hombre y de una mujer pueden encontrase a diferentes niveles de intensidades. La prioridad de una mujer puede ser la intimidad física. Cuando una pareja aprende a compartir el nivel emocional y puede entender y experimentar los sentimientos de cada uno, se encuentran bien encaminados hacia la verdadera intimidad.
Cuando una pareja aprende a compartir el nivel emocional y puede entender y experimentar los sentimientos de cada uno, se encuentran bien encaminados hacia la verdadera intimidad.
La intimidad sugiere una relación personal muy fuerte, una cercanía emocional especial que incluye comprender a alguien que es muy especial y que esa persona lo comprenda a uno. La intimidad también se ha definido como un “lazo afectivo, cuyas hebras se componen de la preocupación mutua, la responsabilidad, la confianza, la comunicación abierta de sentimiento y sensaciones, como así también del intercambio sin defensas de emociones significativas”. Intimidad significa arriesgarse a estar cerca de alguien y permitirle que entre dentro de sus límites personales.
La intimidad requiere vulnerabilidad, pero también requiere seguridad. La apertura puede producirnos temor, pero la aceptación que cada uno ofrece en medio de la vulnerabilidad proporciona un maravilloso sentido de seguridad. Las parejas que gozan de intimidad se pueden sentir seguras; tal vez, expuestas, pero a la vez completamente aceptadas.
Muchas veces se supone que la intimidad se produce automáticamente entre dos personas casadas, pero he visto muchos que están casados y son “desconocidos”. He hablado con muchos esposos y esposas que se sienten aislados el uno del otro y solitarios, incluso luego de muchos años de matrimonio. He escuchado declaraciones tales como: “Compartimos la misma casa, la misma mesa, y la misma cama, pero bien pudiéramos ser desconocidos” “Hemos vivido juntos durante 23 años y todavía no conozco a mi cónyuge mejor que cuando nos casamos”. “Lo que me duele es que podamos pasar un fin de semana juntos, y sin embargo, me sigo sintiendo sola. Pienso que me he casado con alguien que hubiera preferido ser un ermitaño en algunos aspectos”.
La intimidad no es automática. La comunicación es el vehículo para crearla y mantenerla, y es el medio por el cual conocemos a otra persona.
El matrimonio es servicio
El matrimonio es un llamado al servicio. Este concepto no es muy popular y no se encuentra en lo alto de la lista de prioridades de la mayoría de los matrimonios. Nos gusta mucho más que nos sirvan que servir. Jesús voluntariamente se sometió a convertirse en un sirviente. Pensó en nuestros intereses más que en los suyos. De la misma manera, el apóstol Pablo nos dice: Someteos unos a otros en el temor de Dios (Efesios 5:21). Un esposo amoroso considerará a su esposa como una compañera completamente igual en todo lo que concierne a su vida juntos. Se asegurará de que su dirección mantenga inviolable esta igualdad entre ambas partes. Ella debe ser su igual en las áreas de contribución, es decir, en la toma de decisiones, en la resolución de conflictos, en la planificación del desarrollo de la familia y en el manejo diario de la vida familiar. Ya sea que se trate de las finanzas, de la disciplina de los hijos o de la vida social, sea lo que sea, ella se encuentra en una condición de igualdad.
En la relación esposo-esposa, ser un sirviente es un acto de amor, un regalo que se le da a la otra persona. No es algo que se demanda. Es una demostración de fuerza, no de debilidad. Es una acción positiva escogida para mostrar el amor que sienten el uno para el otro.
Entonces servir, significa alegrar la vida de otra persona. Usted es el encargado de alentar a su cónyuge; su aliento puede aumentar los sentimientos de autoestima de su cónyuge, aumentando su capacidad para amar y dar a cambio.
El matrimonio es un regalo
¿Qué piensa si le digo que usted puede ser el mejor regalo que su cónyuge jamás haya recibido y que su cónyuge puede ser el mejor regalo que usted jamás haya recibido? Un regalo es un artículo que se selecciona con cuidado y consideración. Su propósito es proporcionarle deleite y satisfacción a la otra persona; es la expresión de un sentimiento profundo por parte del que lo da. Piense con cuánto cuidado y esfuerzo selecciona un regalo. Se pregunta qué será lo que le gusta verdaderamente al receptor, qué le proporcionará deleite, felicidad o alegría. Desea darle algo que le muestre a la otra persona al alcance de lo que siente por ella y cuánto significa para usted.

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