Jesús se compadece de tu dolor, tus lágrimas no son ignoradas por Él. todo éste tiempo ha estado a tu lado, Él sabe lo que es el sufrimiento; te comprende por que Él lo experimentó. En las Escrituras puedes observarlo con gran claridad:
En Lucas capítulo 7 se lee que Jesús se dirigió con sus discípulos al pueblo de Naín, seguido como siempre por una gran multitud. Al entrar en el pueblo se encontraron con un cortejo fúnebre que salía. El hijo único de una viuda había muerto, y mucha gente había ido a acompañar a la sufrida mujer. Cuando el Señor la vio, el corazón se le llenó de compasión. “¡No llores!” le dijo. Se acercó al féretro y lo tocó: “¡Muchacho, resucita!” e inmediatamente el joven se sentó y habló con los que lo rodeaban. Jesús se lo devolvió a su madre. La gente alababa a Dios y decía: “¡Hoy hemos visto la mano de Dios actuar en medio de nosotros! Lucas 7:11-16.
¡No llores más, Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre! Él anhela consolarte, te ha enviado al precioso Espíritu Santo para que te consuele. (Juan 14:16; 15:26)
Es probable que en estos momentos estés pasando por alguna experiencia traumática y dolorosa, en la que alguien te trató mal o te rechazó. Quizá estés sufriendo abandono o un amargo divorcio y ahora te sientes sola, pero Jesús quiere poner un canto nuevo en tu corazón, Él quiere darte una corona en lugar de ceniza, gozo en lugar de luto, alegría en lugar de tristeza.
Cuando dejas de llorar por lo que has perdido, nada te impide alcanzar lo que Dios tiene para darte. El lugar de bendición hacia donde te diriges es mucho más importante que de dónde vienes.
¡LO QUE HAY DELANTE ES MUCHO MÁS IMPORTANTE QUE LO QUEDÓ ATRÁS!
"Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles de justicia, plantío del Señor, para mostrar su gloria" (Isaías 61:3,NVI).
"Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría" (Salmos 30:5,NVI).
En Lucas capítulo 7 se lee que Jesús se dirigió con sus discípulos al pueblo de Naín, seguido como siempre por una gran multitud. Al entrar en el pueblo se encontraron con un cortejo fúnebre que salía. El hijo único de una viuda había muerto, y mucha gente había ido a acompañar a la sufrida mujer. Cuando el Señor la vio, el corazón se le llenó de compasión. “¡No llores!” le dijo. Se acercó al féretro y lo tocó: “¡Muchacho, resucita!” e inmediatamente el joven se sentó y habló con los que lo rodeaban. Jesús se lo devolvió a su madre. La gente alababa a Dios y decía: “¡Hoy hemos visto la mano de Dios actuar en medio de nosotros! Lucas 7:11-16.
¡No llores más, Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre! Él anhela consolarte, te ha enviado al precioso Espíritu Santo para que te consuele. (Juan 14:16; 15:26)
Es probable que en estos momentos estés pasando por alguna experiencia traumática y dolorosa, en la que alguien te trató mal o te rechazó. Quizá estés sufriendo abandono o un amargo divorcio y ahora te sientes sola, pero Jesús quiere poner un canto nuevo en tu corazón, Él quiere darte una corona en lugar de ceniza, gozo en lugar de luto, alegría en lugar de tristeza.
Cuando dejas de llorar por lo que has perdido, nada te impide alcanzar lo que Dios tiene para darte. El lugar de bendición hacia donde te diriges es mucho más importante que de dónde vienes.
¡LO QUE HAY DELANTE ES MUCHO MÁS IMPORTANTE QUE LO QUEDÓ ATRÁS!
"Me ha enviado a darles una corona en vez de cenizas, aceite de alegría en vez de luto, traje de fiesta en vez de espíritu de desaliento. Serán llamados robles de justicia, plantío del Señor, para mostrar su gloria" (Isaías 61:3,NVI).
"Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría" (Salmos 30:5,NVI).
No hay comentarios:
Publicar un comentario