miércoles, 25 de julio de 2012

Dios convierte tus lagrimas en gozo

En los días de la conquista de Canaán, “el Valle de las Lágrimas” era conocido como un lugar seco, carente de agua, donde sólo podían crecer árboles balsámicos. Quizá algo parecido estás atravesando en tu vida, algunos lo han llamado “un lugar de llanto o de lamentos”, sin embargo, cuando confías en Dios durante los tiempos de sequía, tu valle de lágrimas se convierte en región de manantiales refrescantes y llega la lluvia temprana de bendiciones. 

Durante tu caminar con Dios, aprendes que el corazón quebrantado llega a ser un corazón sanado, que un espíritu contrito llega a ser un espíritu que se regocija, que un alma arrepentida es un alma victoriosa, que no tener nada es poseerlo todo, que llevar la cruz es traer puesta la corona, que dar es recibir, aprendes que aún en los valles más oscuros tienes al Buen Pastor que te guía a Su gloria más esplendorosa.

Cuando Dios es tu fortaleza, las dificultades de la vida se pueden tornar en bendiciones, los valles de lágrimas pueden convertirse en primavera, en Salmos 30:5 dice:”Porque por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría”.

Donde quiera que enfrentes tu situación difícil o tu lugar de tristeza y desesperación, saca tus fuerzas del Señor. Al hacerlo irás de poder en poder, cobrando más fuerzas, hasta recibir la lluvia temprana de bendiciones.

¡EL SEÑOR CONVIERTE TU VALLE DE LÁGRIMAS EN UN LUGAR DE REFRIGERIO Y DE MOTIVACIÓN!

Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que sólo piensa en recorrer tus sendas. Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle (Salmos 84:5-6, NVI).

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