En el capítulo 15 del libro de Génesis, Dios le promete a Abraham un hijo, y le dice que su descendencia será como las estrellas del cielo, que no se pueden contar. Y le añade Dios, que le daría aquella tierra por heredad. Abraham pregunta a Dios en qué conocería que tendría aquella tierra por heredad. Entonces, Dios le solicita una ofrenda específica. Y dice la palabra que Abraham presentó aquellos animales que Dios le había pedido, partiéndolos a la mitad.
Los últimos versos de este capítulo, describen el momento en que Dios hace un pacto con Abraham:
“17 Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos.18 En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates; 19 la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, 20 los heteos, los ferezeos, los refaítas,21 los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.” Génesis 15:17-21
Dios hizo un pacto con Abraham, caminando sobre aquella ofrenda; y Abraham comenzó a ver 2 cosas: Humo, y una lumbrera. De la misma manera, tú vas a ver a Dios caminando sobre tu ofrenda, sobre tu vida; y Dios te va a declarar que aquellas cosas que pensaste que te mantendrían esclavo, las cosas que pensaste que no alcanzarías, él te las va a entregar.
El humo representa a Dios quemando, sacando, eliminando todas las cosas del pasado; es el juicio de Dios contra las naciones que habían hecho esclavo al pueblo de Israel. Y la antorcha te guía por el camino de la plenitud de Dios para tu vida, llevándote al lugar que él te ha prometido.
Aquella ofrenda estaba dividida en dos. Cuando se habla de dividir en la Biblia, se habla de separar los pensamientos. La biblia dice que la palabra de Dios es más cortante que toda espada de dos filos, y penetra hasta partir el alma y el espíritu. Cuando el alma y el espíritu se separan, entonces, el espíritu toma autoridad sobre nuestras vidas, y el amorreo es vencido; esos pensamientos que se han levantado por encima del conocimiento de Dios son derrotados.
Hay cosas que no te has lanzado a alcanzarlas porque otros han tenido el argumento de que tú no te lo mereces, de que tú no puedes; pero hasta hoy. Conquista todo pensamiento altivo, que se haya levantado en contra del conocimiento que tú tienes de que Dios quiere hacerte bien.
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