En 1 Samuel 15, Dios le da unas instrucciones a Saúl, para que extermine un pueblo y todo lo que había en aquel pueblo. Saúl no obedece a Dios, sino que se queda con una porción de lo que había en ese pueblo. En el verso 23, el profeta Samuel le amonesta, diciendo: Como pecado de adivinación es la rebelión.
El profeta pone al mismo nivel la rebelión con la adivinación. La adivinación es creer cosas que no tienen fundamento espiritual, es tratar predecir a lo loco. Cuántas veces nos rebelamos contra lo que Dios nos ha dicho, por los supuestos escenarios que creamos en nuestros pensamientos.
Rebelión es poner por encima de todas las cosas, no la palabra de Dios, sino toda idea que tu mente crea acerca de tu futuro. Dios te está hablando para que hagas algo hoy, pero como estás tan pendiente a la adivinación, prefieres no moverte, solo por lo que estás suponiendo que pueda pasar.
Tiene que llegar el momento donde ya no te dejes llevar por las especulaciones que tu mente comience a crear. Llegó el momento de obedecer la palabra de Dios, entrar en lo que Dios te ha dicho, sin importar el escenario que haya creado tu mente. Cuando Dios te dice que va a hacer algo contigo, lo va a hacer, y eso es lo único que tú debes creer.
Rebelión es creer más en las fábulas que creamos en nuestra mente, que en la verdad de la palabra de Dios. Cuando crees en lo que Dios ha dicho, por encima de cualquier escenario creado por tu mente, cuando llegues al momento de actuar, Dios va a cumplir su palabra sobre tu vida.
Cuando nos falta la fe, sin darnos cuenta, nos revelamos en contra de lo que Dios ha dicho. Tu trabajo es creer que Dios va a proveer lo necesario para que hagas lo que él te ha dicho que hagas. Camina en obediencia a la palabra que ya Dios ha declarado sobre tu vida.
Tu futuro está asegurado en lo que Dios dijo que iba a hacer contigo.
Muchas veces nos limitamos en hacer cosas, suponiendo escenarios que no nos constan, poniendo en duda la palabra que Dios nos ha dado. Si no te mueves, has puesto esas suposiciones por encima de lo que Dios te ha dicho.
Cree la palabra de Dios por encima las circunstancias.
Si has creído a Dios que vas a ser libre de deudas, ya sea que milagrosamente la deuda quede salda o que tengas que pagar hasta el último centavo, sigue creyendo hasta el último pago. Si Dios dijo que lo vas a hacer, vas a completar lo que Dios te dijo. Lo que no puedes hacer es quedarte en el mismo sitio, y mucho menos desear volver atrás, al lugar de donde Dios te sacó, por no atreverte a poner la palabra de Dios por encima de cualquier cosa.
Declara que Dios va a cumplir todo lo que él te ha prometido, y muévete a todo lo que él ha dicho que va a hacer.
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