lunes, 24 de agosto de 2015

Transformación

Cuando Lot se acercó a Sodoma, no tenía idea del error que cometía. Él no llegó hasta allí con intensiones de meterse en Sodoma, él no pensó que su familia completa iba a ser seducida por Sodoma; pero, poco a poco, se fue metiendo en Sodoma, hasta que, un día, ya estaba allí adentro.
Y hay problemas que no aparecen de un día para otro, no es que un día te metiste con la persona equivocada, sino que pasa poco a poco. Son pecados que nos seducen y nos van adentrando en ellos, poco a poco.
En Éxodo 33, Dios le dice al pueblo que sacaría de delante de ellos al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, representativos de pasiones bajas, y añade: Hasta que te multipliques y tomes posesión de la tierra.
Hasta que tu carácter comience a dar frutos, vas a ir tomando posesión poco a poco. Lo que Dios le estaba diciendo al pueblo de Israel era que todo lo que tenía que hacer era dar un paso a la vez, un paso hacia adelante, un paso hacia al frente, tomar posesión, multiplicar lo que tenían delante, y poco a poco podrían vencer todo aquello.
Poco a poco podemos ir ganando terreno. Poco a poco, un día a la vez.
Se entra en problemas, poco a poco; respondiendo a una llamada que no debiste responder, quedándote unos minutos más tarde en el trabajo, cuando no te debiste quedar, teniendo conversaciones con personas que no debiste; pero así también Dios nos guía de su mano, para salir de los problemas.
En Mateo 15, vemos un ejemplo de una persona que fue ganando terreno, poco a poco, un paso firme a la vez. Desde el verso 21, en adelante, se nos narra el momento en que la mujer cananea la implora al Maestro por liberación para su hija, quien era atormentada por un demonio. Jesús la ignoró, y los discípulos le instaban que la despidiera; pero ella insistió. Entonces, Jesús le dijo que él no había sido enviado a ella, y fue entonces cuando ella le dijo que aun los perrillos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos, a lo que Jesús respondió: Mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y dice la Biblia que su hija fue sanada en aquel instante.
Muchos de nosotros, de la primera, si Jesús nos hubiese cerrado la puerta, nos hubiésemos ido, pensando que él no fue enviado para nosotros o que no hace milagros; pero esta mujer insistió. Jesús todavía la insultó un poco más, al decirle que no era prudente dar la comida de los hijos a los perros. Pero replicó que aun de migajas los perros pueden alimentarse.
Esta mujer es ejemplo de alguien que recibió su milagro, alguien que recibió la respuesta, porque fue ganando terreno poco a poco, un paso a la vez.
El pueblo de Dios pudo haber entrado y tomar posesión de aquella tierra en aquel mismo momento, pero pereció en el desierto porque, cuando vieron al cananeo, dijeron: Con eso no nos vamos a mezclar, sin saber que Dios les había dado el poder de ganar aquella tierra. Cuando ellos entraran allí, y comenzaran a multiplicarse, aquel pueblo se iba a extinguir delante de ellos.
Quizás tú has sido atormentado con decisiones del pasado, quizás hoy estás metido en un problema; Dios te dice: Hijo, toma en tus manos lo que te he entregado, presta atención a las cosas de Dios, enfócate, comienza a multiplicar, a ganar terreno, y poco a poco todo eso va a salir de delante de ti.
Vas a ser libre. Poco a poco vas a tener la victoria, vas a poder levantar tu cabeza, vas a poder levantar tus manos. Dios te va a dar la victoria, él está de tu lado. Dios puede transformar todas las cosas, en un momento. 

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