En Mateo 5:38-41, encontramos el sermón del monte, o las bienaventuranzas. Este sermón describe las actitudes que debe tener el corazón del cristiano. Es una guía para el desarrollo del carácter del cristiano. En estos versículos, Jesús comenzó a retar los pensamientos establecidos en la ley, específicamente en el área de la ley de restitución.
Cuando tenemos una problemática, podemos resolverla, ya a través de un mediador o personalmente. En el tiempo de la ley, existía para esto la ley de la restitución que se utilizaba para determinar cuál era el castigo o la venganza a tomar cuando se actuaba incorrectamente.
Esta ley, hoy, la encontramos muy fuerte. Pero uno de los beneficios que encuentran los teólogos es que le daba igualdad a los de bajos recursos. Se aseguraba de hacerles justicia a los inocentes, a los más pequeños.
Jesús aplicaba sus mensajes, de acuerdo a la audiencia. Este mensaje fue dirigido a los judíos. Para esa época, el imperio romano era el que dominaba política y socialmente. La ley del imperio romano decía que el más pequeño de los romanos tenía autoridad sobre el más grande de los judíos. Tan así que, en el camino, el romano podía decirle aun al más grande de los judíos, toma mi carga y llévala por una milla, y el judío estaba obligado a llevar la carga por una milla, que más o menos se media por mil pasos.
Entonces, Jesús enseñó que a quien le pidan llevar la carga por una milla, la lleve dos. Cuán sorprendidos habrán quedado los judíos al escucharlo; muchos lo habrán resentido. El objetivo de Jesús era trabajar con el carácter. Hay cosas en nuestra vida que nos han obligado a hacer cierta cosas, pero ha sido por nuestro bien; como estudiar, practicar algún deporte, aprender a tocar algún instrumento musical. Esto es exactamente lo que Jesús está tratando de enseñar. Él sabe que lo que dice no será bien recibido, pero es para el beneficio del que lo reciba y lo aplique.
Jesús está trabajando específicamente con nuestro carácter en el área del servicio. Jesús quiere que nuestro servicio sea como el de él.
Filipenses 2:5-8, dice: Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. Él, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los hombres. Mas aún, hallándose en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Hay tres cosas que se tocan cuando servimos: Nuestro sentir, nuestro orgullo y nuestra obediencia. Cuando servimos, es importante la ejecución, pero más importante es la actitud con la que lo hacemos. Cuando servimos con buena actitud y damos la milla extra, hay un cambio de percepción.
Cuando Jesús nos llama a ser como Él y a dar más de lo que se nos pide, la persona que recibe el servicio cambia la perspectiva no tan sólo de nuestra persona, sino también de Dios. La biblia dice que somos cartas abiertas, pues el mundo no puede ver a Dios, pero puede ver a Dios a través de nuestro servicio.
En nuestra vida, debe haber un enfoque de servir al máximo. En la familia, en la oficina, en la empresa, en el vecindario, sirve con el corazón correcto y caminando la milla extra. Bendice no tan solo a los que te bendicen, sino también a los que te maldicen. Ora no tan solo por los que amas, sino también por quienes no conoces.
Cuando caminas la milla extra, bendices al que sirves, pero reflejas también la imagen de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario