“Me ama, no me ama, me ama, no me ama”… ¿Alguna vez arrancó los pétalos a una margarita amarilla uno por uno, deseando que el último le diera la respuesta más importante de su vida? ¡Esta es una forma poco confiable de tomar decisiones correctas!
Así de inseguras son las decisiones que tomamos guiándonos por los sentimientos. Las decisiones sabias se toman entendiendo la voluntad de Dios y Dios se deleita en revelar su voluntad a quienes están dispuestos a hacerla.
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”. (Santiago 1:22)
Ocho pruebas para tomar Decisiones Correctas
Antes de tomar decisiones hágase las siguientes preguntas
1. Prueba de las Escrituras—“¿Ha dicho Dios algo sobre esto en su Palabra?” (2 Timoteo 3:16)
2. Prueba del secreto—“¿Me avergonzaría que todos supieran cuál fue mi decisión?” (Proverbios 11:3)
3. Prueba del seguimiento—“¿Qué pasaría si todos siguieran mi ejemplo?” (1 Timoteo 4:12)
4. Prueba del Espíritu Santo—“¿Me dejo guiar por la presión externa,razones personales o permito que me guíe el Espíritu?” (Gálatas 1:10)
5. Prueba del tropiezo—“¿Podría ser tropiezo para alguna persona?” (Romanos 14:21)
6. Prueba de la tranquilidad—“¿He orado y siento paz en esta decisión?” (Filipenses 4:6–7)
7. Prueba de la santificación—“¿Me impedirá esta decisión crecer a semejanza de Cristo?” (2 Corintios 3:18)
8. Prueba suprema—“¿Glorifica mi decisión a Dios?” (1 Corintios 10:31)
Versículo para memorizar:“Andad como hijos de luz… comprobando lo que es agradable al Señor”. (Efesios 5:8, 10)
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