Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía… Pero sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará. Lucas 10:39 y 42 NVI
Cuando el hombre crea las ciudades lo hace para protegerse de las amenazas que representaban los animales feroces, además de acercar recursos para satisfacer sus necesidades. Pero aparejado a esto, el hombre tuvo la necesidad de establecer su espacio, de ocupar lugares de poder, de competir por los bienes, sufrió la desigualdad en la repartición de los recursos que generó exclusión, la injusticia, la violencia, la soledad y finalmente la inseguridad otra vez.
Por eso necesitamos hacer una pausa en nuestras agendas saturadas de actividades, muchas de ellas sin sentido, y tomar tiempo para escuchar su voz, el tiene tantas cosas que contarnos, quiere invitarnos a trabajar con él, no solo a hacer actividades en su nombre sino a establecer su Reino, a eso hemos venido. Pasar tiempo con nuestro creador nos permite ver la vida que nos toca vivir de una manera diferente, por lo tanto lo que haga en mi intimidad se reflejará en mi vida pública.
Para esto es necesario tomar la mejor parte como hizo María, escuchar su voz, sentarnos a sus pies, descansar de la locura de la ciudad, apoyar nuestro corazón en su pecho y sentir como palpita por la humanidad, él quiere contarnos algo, quiere decirnos como hacer para brillar allí donde nos puso. No existe otro lugar en el que nos sintamos más seguros ni existe otra escuela que nos explique cómo vivir y que valga la pena.
Señor, enséñame a detener tanta actividad que me agota, para escuchar tu voz y recibir tu aliento. Solo cerca tuyo estoy seguro.
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