lunes, 11 de marzo de 2013

Perdón en el matrimonio



En la vida matrimonial se presenta la posibilidad de herirse muchas veces por causa de las diferentes formas de ver las cosas en tantas decisiones que se deben tomar en el diario vivir. Esto genera una alta probabilidad de enojo y reacciones que pueden ocasionar heridas en la relación.

Por esta razón, y entendiendo que el perdón es una necesidad fundamental, los cónyuges deben entender y decidir vivir con un espíritu de perdón permanente.

Mateo 6:14-15: Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. El perdón es un mandato obligatorio de nuestro Padre Celestial a sus hijos, no hay opción. O perdonamos o perdonamos! 

Si no perdonamos, la consecuencia es muy grave: Dios tampoco nos perdonará y entonces quedaremos desprotegidos a expensas de los ataques del enemigo y del mundo. Si tienes heridas provocadas en tu infancia o en tu etapa de adolescente, debes hablar con las personas que te ofendieron y perdonar lo que sea, para quedar libres de esa presión emocional.

Si la persona que te ofendió ya no existe, igualmente preséntate ante Dios para perdonar a esas personas y quedar libre de todas esas cargas emocionales. Comparte todas esas experiencias dolorosas con tu cónyuge. Mateo 18:21-22 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?

Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. En este versículo bíblico queda totalmente establecido que el perdón debe ser una actitud permanente. Debemos tener un corazón entrenado para perdonar cuantas veces sea necesario. No quiere decir que vamos a permitir que abusen de nosotros, sino que vamos a perdonar, pero a la vez vamos a buscar alternativas de cambio para mejorar aquello en lo que se esté fallando.

Cuando alguno de los cónyuges cometa un error, la actitud correcta debe ser primero la de perdonar para reducir la tensión y luego conversar para buscar alternativas de como evitar que se repitan los mismos errores. Aun si se repiten los errores, se debe seguir el mismo proceso hasta que encuentren las alternativas que solucionen la situación. Pero el perdón no se puede negar jamás! Necesitamos tener este espíritu de perdón permanente en nosotros para pedir perdón y para perdonar cuantas veces sea necesario, porque muchas veces nosotros seremos los ofensores y vamos a necesitar que nos satisfagan la necesidad del perdón. Y esto es una verdadera expresión de amor!
En la vida matrimonial se presenta la posibilidad de herirse muchas veces por causa de las diferentes formas de ver las cosas en tantas decisiones que se deben tomar en el diario vivir. Esto genera una alta probabilidad de enojo y reacciones que pueden ocasionar heridas en la relación.

Por esta razón, y entendiendo que el perdón es una necesidad fundamental, los cónyuges deben entender y decidir vivir con un espíritu de perdón permanente.

Mateo 6:14-15: Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. El perdón es un mandato obligatorio de nuestro Padre Celestial a sus hijos, no hay opción. O perdonamos o perdonamos!

Si no perdonamos, la consecuencia es muy grave: Dios tampoco nos perdonará y entonces quedaremos desprotegidos a expensas de los ataques del enemigo y del mundo. Si tienes heridas provocadas en tu infancia o en tu etapa de adolescente, debes hablar con las personas que te ofendieron y perdonar lo que sea, para quedar libres de esa presión emocional.

Si la persona que te ofendió ya no existe, igualmente preséntate ante Dios para perdonar a esas personas y quedar libre de todas esas cargas emocionales. Comparte todas esas experiencias dolorosas con tu cónyuge. Mateo 18:21-22 Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?

Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. En este versículo bíblico queda totalmente establecido que el perdón debe ser una actitud permanente. Debemos tener un corazón entrenado para perdonar cuantas veces sea necesario. No quiere decir que vamos a permitir que abusen de nosotros, sino que vamos a perdonar, pero a la vez vamos a buscar alternativas de cambio para mejorar aquello en lo que se esté fallando.

Cuando alguno de los cónyuges cometa un error, la actitud correcta debe ser primero la de perdonar para reducir la tensión y luego conversar para buscar alternativas de como evitar que se repitan los mismos errores. Aun si se repiten los errores, se debe seguir el mismo proceso hasta que encuentren las alternativas que solucionen la situación. Pero el perdón no se puede negar jamás! Necesitamos tener este espíritu de perdón permanente en nosotros para pedir perdón y para perdonar cuantas veces sea necesario, porque muchas veces nosotros seremos los ofensores y vamos a necesitar que nos satisfagan la necesidad del perdón. Y esto es una verdadera expresión de amor!

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