Para los padres debería ser un motivo de orgullo y alegría, el poder decir “misión cumplida” cuando los hijos abandonan el hogar, si es que están bien educados y formados para seguir el ciclo normal de la vida, siempre que no sea por causa de malas decisiones, manipuleos, violencia, orgullos paternos, mala educación recibida…
Los padres no deben tener el egoísmo, si han preparado bien a los hijos, de querer que se queden en el hogar, cuando por ley de vida, tienen que abandonarlo. Si además se les ha estado insistiendo en su preparación, para cuando les llegue la hora. Es un contrasentido dejarse llevar por el egocentrismo que supone, el perder su control.
Los padres no deben dejarse manipular por los hijos, que han dejado el hogar voluntaria o involuntariamente. Deben tener mucho cuidado, en no hipotecar su futuro, subvencionando las peticiones infundadas de dinero y atenciones de los hijos. No se olviden que, a los cónyuges les queda muchos años de vida y el ritmo de vida de los que han abandonado el nido, es muy difícil conocer o controlar.
Es muy normal que empiece la lloradera, para conseguir mas dinero que el acordado, con inventos justificados o no, incluso ascendiendo a límites que los padres no pueden soportar. Si la petición va acompañada de lágrimas y manipulaciones, estas suelen trascender del cónyuge más débil, la madre, al cónyuge que se creía el más fuerte. Mientras los hijos se dan la gran vida, en su escogida nueva libertad, los cónyuges pueden ser víctimas de un gran chantaje emocional, ante el que deben tomar muchas precauciones.
No es una opción, es una obligación y una responsabilidad, que no admite excusas ni componentes, educar y entrenar a los hijos, para que a su debido tiempo, puedan abandonar el nido familiar, pues más tarde o más temprano llegará, a no ser que los padres consientan en mantener hijos NiNi. Esa parte de la educación, también tienen que ser total e integrada en la vida diaria, no una educación a medias tintas, quedándose con lo fácil y huyendo de lo más escabroso o difícil. Educar no consiste sólo en transmitir conocimientos, sino en enseñar a vivir, creando un clima de trabajo, respeto y formación familiar, religiosa y social.
El nido es el máximo ejemplo de la perfección, de la arquitectura de la naturaleza, construido con mucha inteligencia y técnicas heredades genéticamente. Ojala pudiéramos decir eso mismo de lo que es un hogar, no en su parte material, sino en la parte moral. Si los padres no han construido bien el nido, es una hipocresía lloran, cuando los hijos lo abandonan prematuramente o no están bien educados. Igual es que no estaba bien hecho y no servia, para lo que tenía que servir. Es una gran alegría cuando el hogar ha servido, para que los hijos crezcan y se desarrollen con todas sus destrezas y que cuando sea su hora, salgan libres de ataduras a ese nido, al que nunca volverán, nada más que de visita.
La antitesis del síndrome del nido vacío, es la situación de los hijos NiNi, que ni estudian, ni trabajan, quedándose en la casa de los padres, para que estos les mantengan, a pesar de que tengan edad de trabajar o estudiar por su cuenta. Si todo lo que necesitan para vivir, lo encuentran gratuitamente, suministrado en el nido familiar, será muy difícil encontrar trabajo o estudiar Cuanto más, cuando, algunas veces llevan a casa de sus padres, a sus compañeros sentimentales, para que los padres les mantengan a ambos. Eso si que es un nido demasiado lleno de personas, a la vez que muy vacío de autoridad y de sentido de la responsabilidad, para con los hijos y los propios padres. Suele pasar que algunos padres, se sientan indispensables y quieren amamantar a sus hijos, durante toda su vida de adultos. También suelen ser perfectamente manipulados, para que lo hagan.
El síndrome del nido vacío, suele ser un detonante de sentimientos, que han estado ocultos o frustrados durante el matrimonio, ya que la razón de ser de los cónyuges, puesta en sus cinco sentidos, han estado puestos, en la educación de los hijos.
Cuando el hijo abandona el nido, habiendo sido el eje, por el que todo circulaba en la familia, máxime si el hijo había formado un equipo cerrado, con uno de los cónyuges, ignorando la existencia del otro, es cuando se cae al suelo, el motivo de ser de aquel cónyuge, puesto que se tiene que enfrentar a retomar al otro cónyuge, al que durante tantos años había ignorado su presencia o simplemente, lo soportaba como proveedor matrimonial. En estos casos es, cuando el cónyuge hace más aspavientos, sobre el síndrome del nido vacío, cuando lo que verdaderamente sucede es, que se le han terminado un sinnúmero de excusas, para seguir haciendo lo que quería y cuando quería.
Las soluciones prácticas para eliminar o no incurrir el síndrome del nido vacío, deben iniciarse, poniéndose de acuerdo ambos cónyuges, encarando las nuevas circunstancias, para sacarles el mayor provecho posible. Empezando a comportarse como al principio de su matrimonio, haciéndose comidas especiales, escapadas al cine, a los restaurantes, vacaciones cortas, fomentar viejos o nuevos amigos, hacer visitas culturales, etc. Así podrán acortar las distancias que tenían, evitar el distanciamiento y tener la satisfacción de volver a estar juntos otra vez, empezando un nuevo estilo de vida. Todo menos “tocar suelo” por las nuevas circunstancias.
Génesis 2:24
Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Extracto de El síndrome del nido vacío y la responsabilidad de los padres
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