“Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá; y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, éste la salvará”. Lucas 9:24
Cuando llegó de Dios cumplir todos los sueños de José, José en si mismo virtualmente no tenía mucho interés en eso. Ya él había entendido que si alguno quiere salvar la vida la perderá, pero si alguno pierde la vida por causa del Señor, finalmente la hallará - Dios quiere enseñarme un diferente conjunto de valores, de manera que la clases de cosas que yo comienzo buscando finalmente se convierten en secundarias.
Dios tiene algo en mente mucho más grande que lo que está en mi mente. Cuando el día de exaltación de José llegó, ya él había transitado largo trecho por el camino de la humillación y del dolor personal. Por trece años él caminó ese sendero y no buscó salvar su vida… por lo tanto al final la halló.
José llegó a la meta del triunfo y a él se le dio la exaltación, pero yo encuentro que cuando él llegó allí, él no había pedido por eso. Dios lo recompensó porque estuvo dispuesto a perder su vida por causa del Señor. Hoy quiero tener esto en mente. El apareció muy interesado en lo que le estaba ocurriendo cuando la exaltación llegó.
José estaba impresionado cuando Faraón colocó el anillo en su dedo, pero él no buscó esto… esto llegó como resultado natural de su entrega a los planes y propósitos de Dios. Hoy, quiero entender esto y vivirlo, porque quizá hoy tenga que perder algo de mi vida por causa de su nombre y encontraré que si ese es el camino, al final, hallaré la vida en el cumplimiento de Dios.
Cuantas veces he corrido por la vida tratando de encontrar mis propias satisfacciones y al final del día me encuentro frustrado y perdiendo mi vida en un pozo de angustias y de preocupaciones. Hoy no quiero tomar esa carrera. Quiero invertir mi vida en el mar de la tranquilidad divina para al final del sendero encontrar que sin correr desesperado por obtener ciertas situaciones, Dios nos entrega lo que en nuestra mente ya no fue prioritario. Cuando Dios llega a mi encuentro jamás llega vacío, más en sus manos él trae lo que sabe que necesito para seguir caminando en el propósito divino.
Padre celestial, Hoy entiendo que tú tienes un específico camino para mi. Hoy, recuerdo situaciones en los años pasados que yo no entendí. Las veces que quise salvar mi vida y al final la perdí, pero también recuerdo las ocasiones cuando al obedecerte perdí algo de mi vida y al final la recuperé, porque tú me la devolviste para seguir caminando en tus propósitos. Oh Dios, quiero hoy seguir siendo enseñando por ti. Amén.
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