Las siguientes sugerencias pueden ayudarla. Ellas podrán ayudarla a tomar control de la situación. Al menos podrá verse haciendo algo por el problema.
1. Trate de identificar qué es lo que tiene sentido para usted acerca de su pérdida. Quizás sea una pregunta vaga sobre la vida o sobre el propósito de Dios para usted. O pudiera ser una pregunta específica: “¿Por qué tenía que pasarme esto a mí ahora, en este momento crucial de mi vida?” Pregúntese: “¿Qué es lo que más me está molestando?” Lleve una pequeña libreta de notas con usted durante varios días para anotar los pensamientos según surjan.
2. Identifique las emociones que siente diariamente. ¿Está experimentando tristeza, enojo, pesar, “ojalás”, dolor o culpabilidad? ¿Hacía donde están dirigidos los sentimientos? ¿Ha disminuido la intensidad de los sentimientos, ha aumentado durante los días anteriores? Si sus sentimientos son vagos, el identificarlos y nombrarlos disminuirá el poder que tienen sobre usted.
3. Establezca los pasos o acciones que está tomando para ayudarse a salir adelante y sobreponerse a su pérdida. Identifique lo que ha hecho en el pasado que la haya ayudado, o pídale ayuda a un amigo confiable.
4. Esté segura de que esté compartiendo su pena y pérdida con alguien que pueda escucharla y apoyarla durante este tiempo. No busque personas que la llenen de sus “consejos” y opiniones. Busque aquellas que tengan empatía y puedan manejar sus sentimientos. Recuerde, su viaje a través del dolor nunca será exactamente como el de otra persona; cada uno de nosotros es único. No deje que otros la hagan sentir encerrada.
5. Quizás ayude encontrar a alguien que haya experimentado una pérdida similar. Leer libros o historias acerca de aquellos que han sobrevivido a experiencias similares puede ser práctico.
6. Identifique las características positivas y aquellas fortalezas que la han ayudado anteriormente. ¿Cuáles de esas la ayudarán en este momento de su vida?
7. Dedique tiempo para leer los Salmos. Muchos de ellos reflejan la lucha por las pérdidas humanas, dando el consuelo y la seguridad que viene de la misericordia de Dios.
8. Cuando ore, comparta su confusión, sentimientos y esperanzas con Dios. Asegúrese de estar en los servicios de adoración de su iglesia, ya que la adoración es un elemento importante en la recuperación y la estabilización.
9. Piense dónde quiere estar en su vida dentro de dos años. Anote algunos de sus sueños y objetivos. Si usted “sueña” y se propone ciertas metas, esto puede ayudarla a darse cuenta de que se recuperará.
10. Familiarícese con las etapas de la pena. Luego conocerá qué esperar y a qué no podría atreverse debido a lo que esta experimentando.
11. Recuerde que comprender su pena intelectualmente no es suficiente. La comprensión intelectual (comprender y entender cabalmente lo que uno está sintiendo y pasando) no puede reemplazar la experiencia emocional de vivir a través de este tiempo difícil. Una cosa es la mente, otra los sentimientos. Tiene que ser paciente y permitirle a sus sentimientos que alcancen a su mente. Espere cambios de humor, recuérdese a sí misma a través de notas puestas en lugares obvios. Este humor oscilante es normal.
1. Trate de identificar qué es lo que tiene sentido para usted acerca de su pérdida. Quizás sea una pregunta vaga sobre la vida o sobre el propósito de Dios para usted. O pudiera ser una pregunta específica: “¿Por qué tenía que pasarme esto a mí ahora, en este momento crucial de mi vida?” Pregúntese: “¿Qué es lo que más me está molestando?” Lleve una pequeña libreta de notas con usted durante varios días para anotar los pensamientos según surjan.
2. Identifique las emociones que siente diariamente. ¿Está experimentando tristeza, enojo, pesar, “ojalás”, dolor o culpabilidad? ¿Hacía donde están dirigidos los sentimientos? ¿Ha disminuido la intensidad de los sentimientos, ha aumentado durante los días anteriores? Si sus sentimientos son vagos, el identificarlos y nombrarlos disminuirá el poder que tienen sobre usted.
3. Establezca los pasos o acciones que está tomando para ayudarse a salir adelante y sobreponerse a su pérdida. Identifique lo que ha hecho en el pasado que la haya ayudado, o pídale ayuda a un amigo confiable.
4. Esté segura de que esté compartiendo su pena y pérdida con alguien que pueda escucharla y apoyarla durante este tiempo. No busque personas que la llenen de sus “consejos” y opiniones. Busque aquellas que tengan empatía y puedan manejar sus sentimientos. Recuerde, su viaje a través del dolor nunca será exactamente como el de otra persona; cada uno de nosotros es único. No deje que otros la hagan sentir encerrada.
5. Quizás ayude encontrar a alguien que haya experimentado una pérdida similar. Leer libros o historias acerca de aquellos que han sobrevivido a experiencias similares puede ser práctico.
6. Identifique las características positivas y aquellas fortalezas que la han ayudado anteriormente. ¿Cuáles de esas la ayudarán en este momento de su vida?
7. Dedique tiempo para leer los Salmos. Muchos de ellos reflejan la lucha por las pérdidas humanas, dando el consuelo y la seguridad que viene de la misericordia de Dios.
8. Cuando ore, comparta su confusión, sentimientos y esperanzas con Dios. Asegúrese de estar en los servicios de adoración de su iglesia, ya que la adoración es un elemento importante en la recuperación y la estabilización.
9. Piense dónde quiere estar en su vida dentro de dos años. Anote algunos de sus sueños y objetivos. Si usted “sueña” y se propone ciertas metas, esto puede ayudarla a darse cuenta de que se recuperará.
10. Familiarícese con las etapas de la pena. Luego conocerá qué esperar y a qué no podría atreverse debido a lo que esta experimentando.
11. Recuerde que comprender su pena intelectualmente no es suficiente. La comprensión intelectual (comprender y entender cabalmente lo que uno está sintiendo y pasando) no puede reemplazar la experiencia emocional de vivir a través de este tiempo difícil. Una cosa es la mente, otra los sentimientos. Tiene que ser paciente y permitirle a sus sentimientos que alcancen a su mente. Espere cambios de humor, recuérdese a sí misma a través de notas puestas en lugares obvios. Este humor oscilante es normal.
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