lunes, 5 de enero de 2015

Otra bendición

17Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. 18Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; 19y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; 20y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo.” Génesis 14:17-20
Esta es una de las primeras menciones que se hace en la Biblia acerca del diezmo. En esta ocasión, el diezmo ocurre luego de 2 eventos muy importantes. Lo primero que sucedió fue que Abraham obtuvo una victoria. Abraham sale a luchar y, cuando sale victorioso de aquella batalla, entones Melquisedec le sale al encuentro. Lo segundo que ocurre es que Melquisedec hace 3 cosas por Abram: Saca pan, saca vino, y le bendice. Y, luego de estas cosas, la reacción de Abraham es dar los diezmos.
Nadie obligó a Abraham a dar los diezmos; no había una ley escrita que le obligara a darlos; fue una reacción a lo sucedido anteriormente.  Abraham acababa de llegar de una victoria y el único que diezma es aquel que sabe que lo que tiene es una victoria. ¿Por qué hay gente que no diezma de su trabajo? Porque, para ellos, su trabajo no les trajo una semana de victoria. ¿Por qué hay gente que no diezma de lo que tienen en su vida? Porque, lamentablemente, lo que reciben no lo ven como una victoria. Al final de la semana, ven su paga como el resultado de un trabajo que hicieron, pero no lo identifican como una bendición que Dios les dio esa semana.
Las personas que diezman son aquellas que tienen conciencia de que todo lo que alcanzan en su vida, aun en lo mínimo, es una victoria dada por Dios. Toda semana que tienes trabajo es una victoria, todo mes que puedes pagar tu renta es una victoria.  Hoy hay miles de familias a punto de perder su casa; si no eres una de ellas, eso es una victoria de parte de Dios, debes darle gracias a Dios por esa grande victoria. El problema es que la gente no ven su vida como una victoria, no ven los recursos que tienen en sus manos como una victoria.
Los derrotados no diezman, porque no se diezma de lo que no se ha recibido. El diezmo es una reacción de una persona que, primeramente, sabe que Dios le ha dado una grande victoria y va a la iglesia a consagrar la victoria que Dios le ha dado. Lo segundo es que esa victoria se consagra en un lugar en específico. El mundo, cuando cobra su cheque, lo consagra yéndose a la barra el viernes con sus amigos; la victoria que tuvieron durante la semana la celebran en la barra, otros van a las tiendas y otros, a pagar sus cuentas.
Pero no debemos perder de vista que el primer lugar donde debemos ir a celebrar es a la casa de Dios. Mucha gente va a los cultos a recargar baterías, pero los que llevan tiempo en el Señor van a la iglesia a celebrar la victoria de la semana porque, después que ganas la batalla en la semana, luchando en la calle y en el trabajo, vas a la iglesia el domingo, le presentas esa victoria a Dios, y entonces Él te da pan, te da vino y te da otra bendición.

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