lunes, 12 de enero de 2015

Ante la adversidad

Ante los momentos de adversidad, tendemos a volver a las viejas estructuras, viejo carácter, reaccionando como el viejo hombre.  Reclama lo que decía Pablo, en 2 Corintios 5: De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es.  No hagas lo mismo que hacías antes, abandonando la situación difícil.  Pablo decía: Crucifícate, reconcíliate, bautízate porque a todos nos cuesta dejar esa vieja naturaleza que, ante la adversidad, quiere volver a salir.
Lo que hace falta, para que resuelvas los problemas en tu vida, es una transición en tu interior que permita la flexibilidad necesaria y recibas lo nuevo de Dios en tu vida. 
Ante momentos difíciles:
Despierta tu espíritu y conéctate con el Espíritu Santo.  Naturalmente, tendemos a conectarnos con nuestras emociones, ante momentos difíciles.   Pero tienes que tomar control y conectarse con el Espíritu Santo para que despierte tu conciencia espiritual y se abra a lo que Dios tiene para tu vida.  De no hacerlo, lamentablemente, tu mente toma el control, llevándote a reaccionar de acuerdo a lo que la mente ya es.  Tu mente nunca dejará de ser lo que ya es, porque no conoce lo nuevo de Dios en ti, sino que conoce el viejo tú, y de esa manera actuará, si no toma control el Espíritu Santo.
En medio de la adversidad, despierta tu espíritu.  La biblia dice: Despiértate tú que duermes y te alumbrará Cristo.  Es Pablo diciendo: Despierta, cristiano.  Activa tu espíritu con tus palabras, diciendo: Declaro que mi espíritu se activa; estoy listo para lo que Dios tiene para mi vida.  Tomo control de mis emociones y llevo cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo.  Me preparo y estoy alerta a lo nuevo de Dios en mi vida.
Entiende que, lo que parece real, no es.  Pablo decía: Lo que se ve, fue hecho de lo que no se veía.  Lo que estás viendo, no es lo real, y lo que se ve es temporero, mas lo que no se ve es eterno. 
El problema que estás viendo es temporero, pero se convierte eterno, si la razón del problema es espiritual y no lo descubres.  Se convierte en un problema eterno, no porque el problema sea permanente, sino por la razón por la cual estas teniendo el problema.  Debes realizar en tu interior que lo que ves, no es la realidad.  Esto no significa irte a lo irracional, sino entender que lo que estás viendo, no es lo único que hay para tu vida.  En medio del proceso difícil, hay algo que Dios quiere enseñarte, una razón más grande y espiritual.
No te emociones contigo mismo, sino aprende a ser tú mismo.  En otras palabras, cuando llegue el momento de la adversidad, no formes imágenes de la situación de acuerdo a cómo te sientes, a tus emociones.  No acumules pensamientos de “yo no puedo, yo no sirvo, estoy solo.”
Saldrás de ese momento difícil.  Cuando Dios te llama, te llama como tú eres.  Por esto, tienes que aprender a ser tú mismo, porque es así como Dios te va a usar, pero, cuando salgas de esta dificultad, tendrás mayor capacidad para enfrentar cualquier otra adversidad. 
Dios usará tu presente para darte la victoria.  Dios no cambió a David para darle la victoria sobre Goliat.  Usó a un joven pastor ungido como rey y una piedrecita.  Más vale una piedra ungida con el respaldo de Dios que una lanza de un soldado que no tiene el respaldo de Dios.
Párate firme y vence la adversidad.   Declara que, de ese momento difícil, y en medio de tus errores, Dios va a sacar gloria. 

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