Todos tenemos una mala decisión que revocaríamos, si nos fuera posible. Una decisión emocional, una simple decisión, pero que marcó tu vida para siempre. Quisiéramos dar para atrás al reloj, y sabemos que no podemos.
¿Qué cosas dejaste de hacer un día por una mala decisión?
Tu matrimonio no cambia llorándole a tu cónyuge. Tú cambias tu matrimonio, haciendo una vida diferente; porque ya llega un punto en que las lágrimas no se te pueden creer. El cambio se produce con una decisión; no con lágrimas.
Tú no cambias un país con críticas y señalamientos; tú lo cambias con acciones, con decisiones; una a la vez, desde el lugar donde tú estás.
Cuando nos basamos en emociones, no salimos de la situación en que nos encontramos. Entonces, nos echamos a llorar, como si así se fuese a resolver todo; buscando una consolación, como si una consolación fuese a cambiar el destino de tu vida.
La metanoia, el arrepentimiento en tu vida no viene por emociones, no viene porque tú llores. Puedes llorar y llorar, y no haberte arrepentido. ¿Cómo sabemos que no hay arrepentimiento? Porque se vuelve a lo mismo que se hizo antes.
Por eso nuestra meta no es el cielo, sino aprender a caminar en esta tierra, de manera que recuperemos la herencia que un día perdimos por una mala decisión.
Si Esaú nació primero, era porque Dios tenía algo para que Esaú naciera primero. La historia debió ser: Jehová, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Esaú. Pero una sola mala decisión lo sacó de ese lugar, y otra mala decisión lo dejó fuera.
Una mala decisión te puede hacer perder la herencia, pero otra decisión te puede hacer recuperarla. Pero no es con llanto, no es con coraje, no es con manipulación, no es con emociones contaminantes.
La heredad perdida no se recupera con lloro. Todo lo que has sufrido, todo lo que has sido lastimado, todo lo que has pasado no te va a devolver la herencia. Puedes procurar la herencia con lloro, como Esaú, pero esa no es la manera de recuperarla. La oportunidad de arrepentimiento viene por una combinación…
En Marcos 1:15, Jesús dijo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio. Eso es lo que hace falta para que alguien cambie. No hacen falta más lágrimas, ni sentido de culpabilidad. Lo que hace falta es un día donde digas: Voy a cambiar, voy a creer en el evangelio, en las buenas nuevas, reconociendo que, si hoy tienes victoria, es por lo que él hizo por ti en la cruz del Calvario.
Recibir el evangelio es recibir la palabra de Dios como real para tu vida. Y la palabra dice que él suple tus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria; que por su llaga has sido sano; que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas.
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