jueves, 22 de enero de 2015

Moverte

Cuando tomas la decisión de moverte hacia el nivel que Dios tiene preparado para tu vida, tienes que trabajar en tu conciencia con dos términos: Interrupción y rescate.  Si no aceptas la interrupción de Dios, tendrás que esperar por el rescate de Dios.  El rescate es más difícil, no para Dios, pero sí para ti.         
A través de nuestra vida, Dios interrumpe nuestro camino.  Hay quienes toman las interrupciones como que es el enemigo, pero muchas veces es Dios dejándote saber que, aunque tengas buenas intenciones, no necesariamente es lo que él tiene para tu vida.  O puede ser que esté en los planes de Dios para tu vida, pero no es el momento.
Por ejemplo, los jóvenes pueden ver a los padres como una interrupción, no sabiendo que eso es parte del trabajo de un padre: Interrumpir las malas decisiones y necedades.  Esto es necesario porque, si no interrumpimos a nuestros hijos, luego tenemos que rescatarlos.  Esto hace con nosotros el Padre Celestial, pero si no aceptas la interrupción, él siempre estará dispuesto a rescatarte. 
En la Biblia podemos ver cómo, muchas veces, Dios interrumpió el camino de sus hijos.  En Génesis 14:17, Abraham va al rescate de su pariente Lot, cuando se entera que estaba prisionero.  Recobra a Lot, a su familia y todos sus bienes.  Cuando regresa, salen a su encuentro el rey de Sodoma y Melquisedec, rey de Salem.  El rey Melquisedec lo bendice y Abraham le da los diezmos de todo.  Entonces el rey de Sodoma le hace una oferta a Abraham y el rey Melquisedec interrumpió.  Si Abraham no hubiese aceptado la interrupción y hubiese hecho trato con el rey de Sodoma, hubiese detenido la bendición que Dios tenía para su vida. 
A veces, oramos a Dios por una gran oportunidad y, muchas veces, encontramos trabas.  Entonces, continuamos orando, sin darnos cuenta que esas trabas son la interrupción de Dios.  Hay oportunidades que son buenas, pero no son divinas. 
Para aceptar la interrupción de Dios en tu vida es necesario: 
  1. Ser sensible a la voz de Dios.  Esa voz del espíritu Santo que está dentro de ti que te va dirigiendo. 
  2. Dejar el Orgullo. – El orgulloso no se deja interrumpir.  Cuando decide hacer algo, lo hace por encima de todo.  Hay que ser humilde para aceptar ser interrumpido.
  3. Dejar de importarle lo que piensa la gente.
  4. Saber con quién tienes comprometidas tus finanzas.  Hay un trato que Dios tiene con aquellos que le honran con las finanzas.  Podemos ver en la Biblia que la mayoría de los que Dios interrumpió sus vidas, le honraban con sus finanzas. 
Aprende a aceptar la interrupción de Dios en tu vida, porque una interrupción divina te evita tener que esperar por el rescate de Dios. 

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