En las Sagradas Escrituras se encuentra una poderosa historia del profeta Ezequiel. Allí se revela la capacidad que Dios tiene para dar vida, aún a situaciones que parecen sin esperanza.
El profeta narra de cómo, con la mano del Señor y Su Santo Espíritu sobre él, tiene la visión de un valle que estaba lleno de huesos secos. Dios le pregunta a Ezequiel si él cree que esos huesos podrían revivir y el profeta le contesta “solo Tú lo sabes”.
En ese momento, Dios instruye a Ezequiel de la siguiente manera: “háblale a éstos huesos y ordénales que vuelvan a la vida”. El profeta obedece a Dios y así lo hace; y el Señor comienza a cubrir los huesos con carne, tendones y piel. Luego, el Señor le indica a Ezequiel que en Su Santo Nombre ordene el aliento de vida a aquellos huesos; el profeta obedece y para su sorpresa ¡se levanta un ejército numeroso delante de sus ojos!
Así como ésta visión que Dios le da a Ezequiel, de cómo Él quería restaurar al pueblo de Israel de esa época, luego de estar tantos años en cautiverio, Dios muestra hoy, Su grandiosa capacidad para soplar nueva vida a cualquier situación sin esperanza.
Si hay algo que en tu vida ya está muerto y seco, tú puedes clamar con fe al Dios Todopoderoso y declarar vida sobre lo que tú crees que ya no tiene esperanza. Si a tu matrimonio le falta amor ¡Ora! Y declara VIDA sobre él, Si tu caminar con Dios está reseco, ¡Ora! y declara que vuelves a tu primer amor con el Señor. Porque si aquellos huesos secos se pudieron convertir en un gran ejército, Dios puede sorprenderte.
¡ORA CON FE, DIOS ES VIDA Y CUANDO LO TOCAS, SIEMPRE TOCAS VIDA!
«Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir.» —Ezequiel 37:5, NVI.
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