jueves, 18 de julio de 2013

Ezequiel 37:5

Desconozco cuál sea el proceso y el valle que hoy estás experimentando. No sé hasta qué grado sientes tus huesos secos. No sé si tu corazón sangra de dolor, herido y lo sientes casi muerto. Él sigue latiendo, pero tú te sientes como una sombra en medio del mundo que habitas. No sé tampoco si sientes tus sueños, ilusiones y esperanzas rotas. Si alguien quebrantó tus sentimientos de tal manera, que sientes que ya las cosas no volverán a ser iguales. Lo que sí sé es que Dios quiere soplar aliento de vida en ti. Él no desea que permanezcas dejándote llevar por las circunstancias, sino que te renueves, regeneres y demuestres que tienes las fuerzas para salir hacia adelante y superarte.


¡No te quedes tirado en el piso! ¡Es el momento de levantarte! Y no te levantarás solo porque Dios extenderá su mano para que puedas caminar y llegar hacia la ruta que ha trazado para ti. ¡No debes quedarte estático! ¡Tienes que aunque sientas dolor, accionar las palabras que Dios ha depositado en tu corazón por tanto tiempo y caminar hacia la visión que él te ha dado! ¿Habrá algo imposible para él? ¡Absolutamente nada! Tú eres su creación y él nunca desampara a quienes en él confían. Puedo testificarte que gracias a que el mismo día de la operación a pesar de mi dolor primero me senté y al otro día temprano en la mañana comencé a caminar, fui dada de alta más rápido de lo que imaginé pero que esperaba. Sé que Dios premia nuestros esfuerzos y que si en lo poco somos fieles, en lo mucho él nos recompensará. Es tiempo de que camines en la libertad que él te ha dado. Así como aquellos huesos revivieron en medio de aquel valle desalentador y que parecía lleno de muerte y de imposibilidades, Dios te da la palabra para que resucites. Hoy tu historia puede continuar o si es necesario comenzar de nuevo. Hoy tienes la oportunidad de ver como tus huesos comienzan a caminar bajo el propósito de Dios y tus pasos marcan la diferencia en el mundo en que habitas. ¿Vivirán esos huesos? ¡Solo tú Jehová lo sabes! Pero muy dentro de mi corazón me grita una voz, ¡sí Señor he de resucitar, saldré adelante, me darás la victoria!

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