jueves, 9 de mayo de 2013

Fruto


El pasaje en Isaías 54 nos habla de la relación que tenía el pueblo de Israel con Dios. Comienza hablando proféticamente, como a una mujer, diciendo: Regocíjate, oh estéril.
Dios siempre nos llama a regocijarnos. El gozo es algo que todo cristiano debe tener en su corazón. Hay cristianos que caminan como si no tuvieran el gozo del Señor en sus corazones, pero tenemos que dar testimonio del Dios al que nosotros le servimos.
El pasaje sigue diciendo: La que no daba a luz. El verbo en esta frase está en pasado. Y es que no importa en la condición en la que te encuentres, cuando la palabra de Dios llega a tu vida, todos tus problemas quedan en el pasado.
Con tan solo una palabra, Dios puede cambiar tu vida por completo.  
Quizás hay áreas de tu vida en las cuales tú no has estado dando fruto, pero hoy eso puede quedar en el pasado. Dios puede cambiar todo aquello que esté detenido, todo aquello que no esté dando fruto. No importa la situación por la que estés pasando, hoy, eso de no dar fruto, con una sola palabra, Dios lo puede cambiar.
La escritura dice, además: Ensancha tu territorio. Hay personas que son exageradas en todo lo que hacen. Y es que tiene que llegar un momento en que te sientas tan cómodo contigo mismo, que no te importe que la gente hable. Cuando la gente entra en tu casa, en tu negocio, deben ver reflejado en todas partes lo que te gusta, lo que eres.
Hay personas que son tímidas, y no se atreven ni hablar con la gente y, cuando hablan, hablan bajito, casi no se les escucha. Tenemos que estar seguros y cómodos con lo que somos, expandirnos, y dejar nuestra marca dondequiera que vayamos.
La palabra dice más adelante: No te avergüences. Dios quiere que tú vivas sin vergüenza.
Una de las cosas que más daña a la iglesia es precisamente la vergüenza. Una de las cosas que se nos ha querido enseñar es a avergonzarnos de todo lo que hacemos, de lo que nos ponemos, de cómo nos expresamos.
Muchas personas tímidas que conocemos, son producto de vergüenza que se ha enseñado, y se ha ido pasando de generación en generación.
Para sentirte cómodo contigo mismo, para poder dar frutos en tu vida, y poder cumplir todo el propósito, destino y plan especial de Dios para tu vida, tienes que aprender a dejar la vergüenza a un lado. Tienes que aprender a hacer las cosas, porque tienes que hacerlas, en el momento en que tienes que hacerlas, y como tienes que hacerlas.

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