miércoles, 29 de mayo de 2013

Adicción al celular


En mi opinion personal, estoy de acuerdo 100% con el tema, nunca eh considerado adicta al celular, pero si que en un tiempo estuve dedicándole una gran cantidad de tiempo a las paginas (tengo un promedio de 20 paginas) y en ocasiones descuide cosas que necesitaban mucho mas tiempo de mi, olvide que esta pagina es dirigida por el Espíritu Santo y que Dios tendría control (mucho mas que yo) de todo, de las publicaciones, de los mensajes, de las peticiones, etc, Me deje enredar completamente por los problemas ajenos, haciendo que estos me afectaran emocionalmente, y en mi vida diaria, quise entonces cerrar los mensajes privados, porque sentía que el propósito de Dios es que usted instale una relación real con El, y no se convirtiera en co-dependiente de las oraciones de los demás por usted, que buscara mas del rostro y la intimidad de nuestro padre en todos los aspectos de su vida y la de su matrimonio. 

Hace unos días oraba con el pasaje de Salmos 139:23: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos” pidiéndole a Dios que me mostrara como estaba mi caminar delante de El y mientras meditaba en el contenido del programa de Aviva Nuestros Corazones titulado “Cómo evitar la atadura de la adicción” fui muy confrontada. En el mismo, Nancy decía que muchas veces aquellos que son adictos no pueden darse cuenta de su condición.

Me fui a la cama y en la quietud de la noche sin poder dormir, me di cuenta que recientemente mi vida ha estado muy centrada en mi celular y que me he vuelto adicta a las conversaciones en Whatsapp, las discusiones en los grupos, a las notificaciones de Facebook, Twitter...

Pude verme, mientras jugaba con mis hijos o almorzaba en familia, con el celular muy cerca; yendo a todas partes con el mismo… literalmente a todas! En ocasiones usándolo al manejar y frecuentemente deteniendo el vehículo para contestarlo u opinar acerca de un tema. Tomándolo en los momentos libres, no porque hubiera sonado, sino porque quería saber si me había perdido algo publicado en mi ausencia. 

Aunque no me concentraba en aquello realmente importante, me mantenía actualizada de las fotos de mis amigos y aun de personas que ni conozco. Me di cuenta que ya no tenía interés en establecer conversaciones reales con la gente que amo, porque resultaba más fácil chatear, teclear “me gusta” o comentar; y al final sintiéndome tan saturada e intoxicada, con mil historias en mi mente para darle seguimiento y a las cuales estar conectada.

No creo que el problema sean las redes sociales, pues, como decimos en mi país “la fiebre no está en la sábana”; cuando son bien utilizadas resultan de gran beneficio, pero debemos aprender a hacer un buen uso de las mismas.

El problema está en mí y en mi corazón que no anhela a Dios por encima de estas cosas.

Hoy deseo, cual David, decirle a Dios:

“Oh Dios, Tú eres mi Dios; te buscaré con afán.
Mi alma tiene sed de Ti, mi carne te anhela
cual tierra seca y árida donde no hay agua”.
Salmos 61:1

Con el propósito de volver a mi vida real y disfrutar de mis momentos "aquí" y "ahora", así como para enseñar a mis hijos que debemos derribar los ídolos que levantamos y enfocarme en una relación más íntima con el Señor y con las personas que amo, he decidido apagar la data de mi celular y establecer horarios; fijando una cantidad de tiempo especifica para usar las redes y revisar mis correos.

Recordemos que la Palabra nos dice:

“Todas las cosas me son lícitas,
pero no todas son de provecho.
Todas las cosas me son lícitas,
pero yo no me dejaré dominar por ninguna”.
1Corintios 6:12

Para reflexionar: Si alguien monitorea aquellas cosas sin las cuales “no puedes vivir”, o que necesitas a cada instante? Cuáles serían los resultados? No habías considerado que podía tratarse de una adicción?

No hay comentarios:

Publicar un comentario