¿Habremos notado cómo las cosas pequeñas en la vida afectan nuestra vida diaria?
¿Recibimos un entusiasta “buenos días” en la mesa del desayuno esta mañana o simplemente un gruñido?
¿Contestamos con una cálida sonrisa y un saludo feliz? ¿Miramos a la gente a los ojos y les prestamos nuestra atención completa cuando hablan?
¿Realmente escuchamos la respuesta cuando le hacemos una pregunta a alguien? ¿Nos importan realmente o nos aislamos de los puntos de vista negativos que escuchamos cada día?
Deseo que nuestra respuesta haya sido positiva a todas las preguntas arriba ya que ninguno de nosotros quiere ser esa persona negativa en la vida. ¿Cómo mantenernos positivos cuando tantas cosas negativas ocurren a nuestro alrededor cada día?
Hagamos del entusiasmo un hábito diario. Despertémonos felices; estemos agradecidos por el día por delante. Pensemos de manera positiva temprano en el día; puede hacer la diferencia a través de los días más difíciles. No permitamos que la gente negativa determine nuestra valía.
No coleccionemos quejas. Todos podemos recitar incidentes en la vida cuando nos sentimos despreciados por alguien, rechazado por las acciones negativas de alguien o aún insultado por alguien. Es fácil re encender una actitud negativa si seguimos recordando esas ocasiones o reaccionando ante ellas. Olvidémoslas; no vale la pena revivirlas.
No nos alabemos. Esforcémonos en hacer el bien por nuestro propia valía y no por reconocimiento. Si buscamos destacarnos sobre los demás por nuestros actos, pudiésemos pronto descubrir que somos inadecuados en vez de orgullosos.
Tengamos un grupo de apoyo positivo. Hagamos amigos de aquellos que tienen esta misma actitud sobre la vida. Hallaremos en el apoyo mutuo de cada uno la recompensa que necesitamos para mantener la adecuada actitud positiva.
Démosle la gloria a Dios por lo que tenemos. Hagamos de cada día el mejor día posible. Una vez que el día se ha ido, se ido para siempre.
Vivamos en el hoy; mantengamos la esperanza en el mañana. Vivamos en Sus promesas y mantengamos la fe. Pero vivamos esta y cada mañana con un corazón que agrada a Dios y nuestros días estarán llenos de Sus bendiciones.
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