martes, 10 de marzo de 2015

Servir

Tu servicio a Dios proviene del agradecimiento de ser verdaderamente libre.  Este gran agradecimiento lleva a que digas: Denme la oportunidad de hacer algo por Cristo. 
En la Biblia, podemos ver algo muy curioso, y es que la gente más cerca de Cristo, en muchos momentos, no fueron los que estuvieron con él hasta el final.  Los que estuvieron con él hasta el final, fueron los más agradecidos.  José de Arimatea utilizó su influencia para pedir el cuerpo de Cristo para ponerlo en la tumba que había preparado.  También, hubo un grupo de mujeres que fueron hasta la tumba buscando el cuerpo. 
Los primeros versos del capítulo 8 del libro de Lucas nos hablan de varias mujeres que fueron sanadas, entre ellas María Magdalena, quien fue liberada de siete demonios.  Y se nos hace énfasis en que estas mujeres fueron sanadas y esto las llevó a servir.  En Mateo 8, también podemos ver a la suegra de Pedro, quien fue sanada, y cuya reacción fue también servir. 
El servicio abre las puertas para la sanidad y salvación de mucha gente.
En los últimos versos de Lucas 10, cuando Marta recibe a Jesús en su casa y su hermana, María, se sentó a los pies del Maestro, Jesús no condena el servicio de Marta; lo que le dice es: Lo que estás haciendo tiene valor y es importante, pero no en estos momentos; ahora mismo no es la prioridad y estás perdiendo el momento.  Muchos están muy ocupados en cosas en las que piensan que están sirviendo.  Nunca confundas el hacer muchas cosas con servir, porque el afán en tu interior hace que pierdas el momento.  Hay quienes están tan ocupados en hacer tantas cosas que no se dan cuenta que pierden la prioridad.  Dios no necesita que hagas muchas cosas, pero sí quiere que sirvas.
El reclamo de muchos en la vida, ya sea en los matrimonios, familias, trabajo, es: No has visto todo lo que he hecho.  Cuántas cosas haces que, no tan solo demandan tiempo, sino también inversión de tus bienes, que Dios no te mandó hacer y lo que producen es ansiedad.   Esto limita tu servicio a Dios, a tu familia, a los que te rodean.
Servir es una acción física, pero condicionada al corazón de poder descubrir qué es lo necesario.  Dios no premia por todas las cosas que has hecho, si no haces lo necesario y lo más importante del momento.

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