jueves, 19 de marzo de 2015

Sirve

El corazón de servir no busca satisfacer su corazón, sino satisfacer el corazón de aquel a quien sirve porque está agradecido.  Ninguna de las mujeres de Lucas 8, daba una ofrenda para recibir algo de parte de Dios.  Incluso estando Cristo en la tumba, ellas se preguntaban: ¿Qué puedo hacer por el Maestro?  Cuando alcanzas ese nivel de entender cuánto te ha amado Dios, esa es la voz que hay en tu interior: ¿Qué puedo hacer?  
Como nos muestra la escritura, estas mujeres fueron libres de malos espíritus y enfermedades.  Enfermedades y espíritus malos, según las palabras utilizadas en el texto original, se referían a todo aquello que limitaba el alcanzar la máxima vida. La máxima vida de estas mujeres fue servir y caminar con Jesús. 
En la Biblia, podemos ver que la mujer del flujo de sangre había gastado todo, buscando sanidad.  También, la Biblia nos relata de otras mujeres que fueron libradas, antes de perder todo lo que tenían y, al ser libres, rindieron todo a Cristo.  Pero estas mujeres del libro de Lucas, cuando Jesús las libró, lo que hicieron fue servir y caminar con el Maestro.  
Servir a Cristo y poner todo lo que te queda a sus pies, eso es ser un verdadero discípulo. 
Pero, hay quienes llegan a Cristo y sus vidas, en vez de mejorar, empeoran.  ¿Por qué?  Dice Mateo 12:43: Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. 44 Entonces dice: Me volveré a mi casa de donde salí: y cuando viene, la halla desocupada, barrida y adornada.  45 Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y son peores las cosas últimas del tal hombre que las primeras: así también acontecerá a esta generación mala.
Ciertamente, hay quienes llegan a Cristo y sus vidas empeoran.  Sus casas están adornadas y barridas –lo que representa la obra de Dios en sus vidas – pero desocupadas.  La gente ocupa la casa de Dios, pero no deja que Dios ocupe su casa.  Hay una ley natural que establece que nada queda vacío; se llena por algo, o por aire.  La pregunta es: ¿Quién va a ocupar tu casa?  Dios no ocupa tu casa hasta que no procures hacer las acciones y decisiones necesarias para que permitas su entrada.
Las vidas de estas mujeres fueron adornadas, barridas y, desde ese momento en adelante, sirvieron a Cristo, para así asegurarse de no desocupar la vida barrida y adornada que Dios les había dado.
Los que servimos a Dios, no podemos permitir que se desocupe la casa. 
Decide hoy que tu casa no va a quedarse desocupada y, para esto, le vas a servir y seguir dondequiera que vaya.  Sírvele con tu vida y tus bienes.  Ocupa tu vida con Dios.  Cada vez que sirves en la  iglesia, oras, lees la Biblia, ayudas a alguien, sirves a tu esposa(o) e hijos, estas ocupando tu vida en las cosas correctas. 

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