viernes, 13 de septiembre de 2013

Dios No te olvides de mi



Padre celestial, yo pensaba que me habías olvidado porque en medio de la prueba creí que estaba sol@. Porque por momentos peleaba contando con mis fuerzas y cuando pensaba en eso, me sentía como en un callejón sin salida. Tocando fondo y desesperadamente clamaba angustiada que no me dejaras. Porque aunque Tú estabas yo no te podía percibir ni sentir.


Y en medio de la desesperación, cuando pensaba que ya no había remedio, sentí tu abrazo fuerte, arrebatándome de aquel lugar oscuro y tenebroso en el que me encontraba.


Supe entonces lo que había olvidado, que en verdad Tú siempre habías estado conmigo, que ni un solo momento de mí te habías apartado. No eran mis huellas, sino las tuyas. Y aquel susurro que escuchaba lejano era tu voz diciéndome que me amabas y que en tu fidelidad hay protección.


¡Mentira era del enemigo que Tú de mí te habías olvidado y que en el peor momento te habías marchado!


Sentí la brisa del viento soplar sobre mi cara, era una caricia tuya que me alentaba a continuar adelante. Eres Magnífico mi Gran Guardián, hoy te alabo por tus grandes bondades y amor.


Porque vas siempre a mi lado mostrándome el camino. Por tu amor incomparable y tu gracia diaria que nos regala tu perdón. Por la fuerza que a diario me infundes y porque aún cuando siento que voy a desmayar, tu mano me sostiene y no permites que caiga en el abismo.


DIOS TE AMA

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