Es difícil orar por alguien cuando estás enojada o esa persona te ha herido.
Pero eso es exactamente lo que Dios, desea que hagamos. Si Él nos pide que oremos por nuestros enemigos, ¿Cuánto más debemos nosotras orar por la persona con quien nos hemos convertido en una y a la que se supone que amemos? ¿Pero cómo podemos pasar la falta de perdón y la actitud de crítica? Para poder derrumbar las paredes en nuestros corazones y destruir las barreras que detiene la comunicación, tenemos que ser completamente honestas con el Señor acerca de nuestros sentimientos. No tenemos que “agregarlos”. El conoce la verdad y desea que si estamos dispuestas a admitirlo y confesarlo como desobediencia a sus caminos. Si es así, Él tiene entonces un corazón con el cual puede trabajar. Si estás enojada con tu esposo, díselo a Dios. No dejes que se convierta en un cáncer que crece cada día que pasa. No digas “Yo voy a vivir mi vida y dejar que él viva la suya”. Hay un precio que pagar cuando actuamos completamente independientes el uno de otro. “En el Señor, ni la mujer existe aparte del hombre ni el hombre aparte de la mujer” (1 Corintios 11:11) Debes decir: “Señor, no deseo orar por este hombre. Confieso mi enojo, herida, falta de perdón, decepción, resentimiento y dureza de corazón hacia él. Perdóname y crea en mi un corazón puro y un espíritu recto delante de ti. Dame una actitud nueva hacia él: positiva,
gozosa, amorosa, que perdona. Donde él ha errado, revélaselo y dale convicción en su corazón. Guíalo por el camino del arrepentimiento y la liberación. Ayúdame a no mantenerme alejada de él emocionalmente o físicamente por causa de la falta de perdón, y ayuda a cualquiera de nosotros que necesite pedir perdón al otro por algún motivo, Si hay algo que no he visto y está empeorando este problema, revélamelo y ayúdame a comprenderlo. Quita cualquier tipo de confusión que los malentendidos o la mala comunicación haya creado. Cualquier comportamiento en nosotros que sea necesario cambiarlo, te ruego que suceda ese cambio. A pesar de todo y que pienso que el enojo que siento hacía él es justificado, quiero hacer lo que tú desees. Te entrego todos estos sentimientos. Dame un nuevo sentimiento de amor para él y palabras para sanar esta situación”. Si te sientes capaz haz esta pequeña prueba y observa qué sucede. Ora por tu esposo cada día durante un mes, usando cada uno de las treinta áreas de oraciones que he incluido en este libro. Ora un capítulo diario, Pídele a Dios que derrame sus bendiciones sobre él y los colme a ambos de su amor. Observa si tu corazón no se ablanda hacia él, si su actitud hacia ti no cambia también y si tu relación no es más calmada. Si tienes dificultades haciendo este tipo de compromiso de oración, míralo desde la perspectiva del Señor. El ver a tu esposo a través de los ojos de Dios, no sólo como tu esposo sino como hijo de Dios, un hijo a quien el Señor ama, puede ser una gran revelación. Si alguien te llama y te pide que ores por su hijo, tú lo harías ¿cierto? Bueno, Dios lo está pidiendo.
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