Por eso el evangelio que predicamos es poderoso y sigue satisfaciendo las necesidades de todo hombre y de toda mujer, independiente de sus circunstancias.
I. Cristo trae buenas noticias a los necesitados. En ese tiempo como lo es hoy, ser pobre es trágico, el no poder suplir las necesidades básicas, es indignante, ser pobre es sinónimo de:
· Menosprecio. El autoestima dañada.
· Rechazo. Por la ropa, por donde vive, no encaja en ciertos círculos.
· Postergación. “venga mañana”, una atención de segunda categoría.
La pobreza nunca a sido la voluntad de Dios, es el resultado del corazón duro del hombre, Jesús mismo fue rechazado en su nacimiento, no nació en una clínica, ni en una casa con comodidades, Él se identifica con los pobres, pues sabe que necesitan que se les tome en cuenta. Y Él les trae una buena noticia “El Evangelio”.
¿Te has sentido rechazado?
¿Te han menospreciado?
¿Has pasado por necesidades extremas?
Ten por seguro que Cristo te entiende, que Él te ama.
¿Te has sentido rechazado?
¿Te han menospreciado?
¿Has pasado por necesidades extremas?
Ten por seguro que Cristo te entiende, que Él te ama.
II. Cristo restaura el corazón. El corazón de tanta gente está destrozado, sus emociones, su vida familiar, está hecha añicos, es tremendo el saber de separaciones todos los días, de engaños, quizás no te han herido con un arma, pero las palabras te han quebrado el alma, hoy el Señor quiere tomar tu corazón y desea hacer uno nuevo, él puede sanar esas heridas que hasta la fecha no se las has entregado, este tiempo es tiempo de restauración, un tiempo en que el Señor desea sanar no solo enfermedades físicas, sino también las heridas del alma. Él desea hacerlo ¡ya!.
III. Cristo nos libra de nuestras prisiones. Él sabe que si tu corazón no está sano, si no haz permitido que Él tome las riendas de tu vida, vivirás prisionero de tus rencores, de tus odios, de tus amarguras, ¿deseas ser libre? Parece una pregunta obvia pero no la es, hay personas que se han acostumbrado a sus prisiones, se han acostumbrado a su miseria y no dan pasos para salir de su dolor, ¿realmente deseas ser libre?.
III. Cristo nos libra de nuestras prisiones. Él sabe que si tu corazón no está sano, si no haz permitido que Él tome las riendas de tu vida, vivirás prisionero de tus rencores, de tus odios, de tus amarguras, ¿deseas ser libre? Parece una pregunta obvia pero no la es, hay personas que se han acostumbrado a sus prisiones, se han acostumbrado a su miseria y no dan pasos para salir de su dolor, ¿realmente deseas ser libre?.
Pasos para la verdadera libertad.
a) Reconocer mi prisión. (rencor, odio, vicios, etc...)
b) Estar dispuesto a obedecer a Cristo.
c) Soltar con mi boca, confesar.
d) Perdonar a quienes me han dañado y pedir perdón si he dañado.
e) Aceptar por fe que soy libre.
f) Empezar a disfrutar mi libertad en Cristo en obediencia total.
IV. Cristo nos da una nueva visión.Es maravilloso saber que Cristo cambia nuestra vida, pone colores a la vida en blanco y negro de tanta gente, por eso es pecado vivir desanimado, si el Señor está conmigo, camino en fe, en esperanza. Mi vista carnal se debe ir, mis ojos ya no deben buscar solo lo material, Colosenses 3:2. "Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra" .
Nuestra visión debe ser:
- Visión de fe,optimista.
- Visión santa.
- Visión espiritual.
- Visión compasiva.
V. Cristo nos libra de la opresión. Cuando el Señor nos da libertad, ya no nos podrán maltratar, es decir, no significa que no sufriremos, sino que podremos librarnos de la opresión, la opresión significa que algo o alguien ejerce presión sobre nosotros, ahora en Cristo nos da poder para que nada nos tome prisionero, nada nos aplaste, mire las promesa de Dios en Romanos 8:35-39. 35¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.37Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
si estamos unidos a Cristo ni la misma muerte nos domina, pues si morimos“resucitamos”, si hablan mal de ti, si te ofenden, si te odian, si el mismo enemigo quiere molestarte, ¡Nada puede oprimirte!, pues en Cristo somos "más que vencedores"
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