domingo, 16 de septiembre de 2012

Libertad en Cristo Jesús


Si soy libre y actuó usando mi libertad, no hay razón para que tenga que asumir la responsabilidad de ser acusado por usar mi derecho. La conclusión a esta paradoja es que la libertad es una utopía y que nadie es verdaderamente libre.
Frente a este concepto social y político, encontramos al Señor decirnos en el Evangelio según Juan 8: “Si el Hijo les hace libres, serán verdaderamente libres”. Las palabras de Jesús nos llevan a una conclusión: Hay una libertad falsa y una auténtica, esta libertad verdadera, según el evangelio, solo puede darla el Hijo de Dios, quien a través de San Pablo nos recuerda que: Gálatas 5: 1 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no se pongan de nuevo bajo el yugo de la esclavitud.
La carta paulina a la Iglesia de Galacia, sirve de marco para hablar del concepto falso de libertad, que maneja el mundo y aún algunos creyentes, frente a la verdadera libertad que ofrece Dios por medio de Jesucristo.
La libertad falsa
La realidad de la sociedad actual es que el ejercicio de la libertad es para actuar en forma incorrecta, eso no es libertad, sino la exigencia de una licencia para ejercer el libertinaje para pecar. Claramente Jesús advierte: “De cierto, de cierto les digo que todo aquel que practica el pecado es esclavo del pecado”.
También es falsa porque la realidad es que sus conductas muestran que son prisioneros de todas las manifestaciones de maldad. Gálatas 5: 19… Estas son: fornicación, impureza, libertinaje, 20 idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidia, borracheras, orgías y cosas semejantes a éstas…
El mundo dice soy libre para llevar una vida sexual irresponsable, pero fomenta organizaciones para ayudar a las personas que son contaminadas con enfermedades de transmisión sexual. No estoy diciendo que esté en contra de las fundaciones que ayudan a los niños que padecen Sida, ni a quienes han resultado contagiados, luego de una transfusión de sangre. Dios en su Palabra está señalando a quienes propician mayor libertad en la vida sexual desordenada y contra su propósito, luego se escudan en los derechos de las victimas, sus victimas, victimas de su irresponsabilidad.
Otros argumentan la libertad religiosa, dictada en la Constitución, para propiciar la idolatría, la hechicería que ha causado tanto daño. Nadie va con deseos de Gálatas 5: 14 Amarás a tu prójimo como a ti mismo cuando acude a brujos para que les de pociones o preparaciones que les facilite su plan de destruir familias o causar enfermedades.
También hay que incluir a quienes usan el derecho a la libertad de expresión, muy popular entre nosotros los periodistas, para propiciar que haya entre las personas Gálatas 5: 19… enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones.
En resumen, tenemos que reconocer que en los conceptos mencionados no hay nada que se parezca a una libertad verdadera, sino todo lo contrario, hay una evidente esclavitud, esclavos para dañar, no solo a nuestros semejantes, sino ofender a Dios que ordena Gálatas 5: 14 Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
No hay que ser un erudito en la Biblia para, motivados por el Espíritu Santo, confesar que Jesús tiene razón cuando sentencia: “Todo aquel que practica el pecado es esclavo del pecado”. Tampoco necesitamos ser doctos en teología, para entender las advertencias del Señor: Gálatas 5: 13 No usen la libertad como pretexto para la carnalidad”. Gálatas 5: “21 Les advierto que los que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios”.
La verdadera libertad no es libertinaje
Gálatas 5: 1 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no se pongan de nuevo bajo el yugo de la esclavitud.
Nosotros, por las Escrituras, creemos que los dos pilares sobre los que descansan nuestra doctrina, son la predicación de la Palabra distinguiendo Ley y Evangelio. Erróneamente algunos enseñan y viven como si los cristianos no necesitamos la Ley, eso es horrible, porque seguimos siendo pecadores, debemos tener presente en nuestros corazones lo que agrada o desagrada a Dios para descansar siempre en Cristo, en su gracia y en su ayuda para fortalecernos. Por eso debemos estar siempre cercanos a la Biblia para escuchar de parte de Dios, cual es el deseo del Señor para cada uno de sus hijos.
Jesús nos dice que jamás, la libertad cristiana, puede ser usada como pretexto para hacer lo malo, porque ya no somos libres, sino que regresamos al yugo, a la esclavitud del pecado. Gálatas 5: 15 Pero si se muerden y se comen los unos a los otros, miren que no sean consumidos los unos por los otros. 16 Digo, pues: Anden en el Espíritu, y así jamás cumplirán los malos deseos de la carne. 17 Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente, para que no hagan lo que quieran.
Nuestra vieja naturaleza siempre va estar luchando contra la nueva criatura que ha formado el Espíritu Santo en nosotros. ¿Cuál es la ventaja que, por gracia de Dios, tenemos los creyentes en ese combate entre el pecado y la santidad? Tenemos la Palabra de Dios, que es un freno para impedirnos hacer lo malo, pero esa misma Palabra la usamos para que el Espíritu nos lleve de nuevo a Cristo, a su perdón.
Resultados de la verdadera libertad
En Cristo tenemos la verdadera libertad, “Así que, si el Hijo les hace libres, serán verdaderamente libres”. La libertad en Cristo no está sujeta a la ley, ni a la carne, sino que es dirigida por el Espíritu de Dios y, “donde está el Espíritu de Dios, allí hay libertad”
La libertad que Cristo nos ha dado ha roto las cadenas del pecado y sus consecuencias, y esa libertad, se manifiesta de otra forma a la que el mundo y la carne la conciben. Gálatas 5: 22 Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley,
Vamos a resumir cada enunciado divino diciendo que tenemos en Cristo: Su amor por nosotros que lo llevó a la cruz y lo manifiesta cuando movidos por él compartimos el evangelio con otros. El gozo que sentimos al sabernos hijos de Dios. La paz de haber sido reconciliados con Dios, en paz por Cristo, quien hizo la paz para nosotros. La paciencia que Dios tiene con nosotros, porque aunque pecamos, en Él seguimos teniendo su perdón. La bondad de Dios que nos contagia para hacer las buenas obras que el preparó para que andemos en ellas. La fe que nos ha dado para confesar su nombre como nuestro Salvador, pero también como el Salvador de la humanidad entera. La mansedumbre del Señor, que enseña que debemos aprender de él que es manso y humilde a pesar de que es verdadero Dios. Esta es la verdadera libertad, no hay ley para ella, ni está sujeta a ninguna consecuencia, porque Cristo se hizo cargo, se hizo responsable, por todos nosotros.
El Día de la Independencia no tiene que ver con una fecha en especial para celebrarlo una vez cada año. Para los hijos de Dios el Día de la Independencia es continuo, es constante. Todos los días tenemos en Cristo la libertad verdadera, libertad del pecado, de la muerte y del infierno. Cada vez que acudimos a la fuente del perdón, arrepentidos, hay fiesta en los cielos y levantamos las banderas del evangelio de Jesucristo.
Tomemos las promesas de Dios que están en su Palabra, todas son nuestras, no por la que merecíamos, sino porque Dios la regaló en Jesús. No proclamamos la libertad por un día, sino la libertad eterna, que en el cielo nos esperan para entrar en el gozo infinito de nuestro Señor.
Cada 4 de Julio, cada 5 de Julio, todos los días por el evangelio, es el tiempo aceptable, el día de salvación, el día de libertad. Amén.

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