viernes, 13 de mayo de 2011

¡SI SUPIERAS LO QUE DIOS PUEDE DARTE!

Cuando Dios pone en tu corazón un sueño puede parecer imposible en el plano natural. Ciertas voces te pueden decir que no será posible, que jamás podrás concretarlo, pero a Dios no lo limitan las fuerzas de la naturaleza, ¡Él puede hacer lo que el ser humano no puede!

En Juan capítulo 4, dice que Jesús se encontró con una mujer junto a un pozo, en Samaria, a quien Él le pidió agua para beber. Esta mujer samaritana se sorprendió porque en esa época los judíos no hablaban con los samaritanos. Y le dijo: “¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?” (Juan 4:9).

Jesús le respondió: “Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida “ (Juan 4:10).

La mujer pensó que Jesús le hablaba del agua en el sentido literal. Y le dijo: “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida?”(Juan 4:11).

En ocasiones te encuentras como ésta mujer samaritana, que Dios quería hacer algo grande en su vida y ella solamente ve las limitaciones y obstáculos. Muchas veces Dios te ha dicho que te irá bien, que estarás bien con tu familia, que tus finanzas mejorarán, que tu salud mejorará, y sientes que lo deseas pero, al igual que ésta mujer junto al pozo comienzas a pensar en lo que no tienes, en todas tus limitaciones, en todos los obstáculos; y de pronto te convences de no obtendrás lo mejor que Dios tiene reservado para ti.

¡Es hora de que dejes de mirar lo que no tienes y comiences a creer que todas las cosas son posibles!

Si crees, permaneces en la fe y llamas a las cosas que no son como si fuesen podrás derribar todos tus obstáculos.

¡SI SUPIERAS LO QUE DIOS PUEDE DARTE…!

–Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua –contestó Jesús–, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida. (Juan 4:10, NVI)

–Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios –aclaró Jesús (Lucas 18:27, NVI)


No permitamos ponernos límites nosotros mismos si Dios el Poderoso de Israel está con nosotros.

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