¡RESPONDE AL AMOR DE DIOS!
¡Dios te amó tanto que dio a Su Hijo por ti! ¡Jesús te amó tanto que dio Su vida por ti! Él lo hizo para que puedas acercarte a Dios y vivir con Él por la eternidad. Él lo hizo para que no tengas que vivir separada de Dios. Él lo hizo para que puedas encontrar sanidad para tu espíritu, alma y cuerpo.
Jesús le contó a Nicodemo (un fariseo Judío) sobre cómo Dios envió serpientes al campamento de los israelitas que caminaban por el desierto y a la vez proveyó para todos los que confiaban en Él. “…Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá” (Números 21:8).
Jesús estaba haciendo una figura o ejemplo de la crucifixión, refiriéndose a Su inminente muerte en la cruz… “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14-15).
Jesús murió para salvarte, no porque lo merezcas o por tu buen corazón, ni por todo lo difícil que ha sido tu vida, sino porque te ama. Jesucristo hizo eso por ti, y todo lo que pide a cambio es que lo mires a Él y lo hagas Rey de tu corazón.
Dios te ama de verdad y esa clase de amor exige una respuesta. Esa clase de amor es una maravillosa invitación que debes aceptar. Rechazar Su amor puede tener muchas formas y excusas, pero aceptarlo requiere sólo una: Creer en Su Hijo Jesucristo. Porque, un alma arrepentida es un alma victoriosa y llevar la cruz es traer puesta una corona.
Dale gracias a Jesús, por que Él pensó en ti cuando el mazo golpeó los clavos que traspasaron Sus manos y tobillos, Él pensó en ti cuando sufrió la corona de espinas en su cabeza, Él pensó en ti cada vez que Su cuerpo fue lapidado.
Todo lo que tienes que hacer para responder al gran amor de Dios es decir: “Señor Jesús, yo creo que Tú moriste en la cruz por mí para darme perdón por mis pecados y vida eterna en ti. Recibo éste gran regalo de la salvación y redención hoy, y todos los días de mi vida. Responderé a Tu gran amor exaltándote en alabanza continua y amándote a Ti con todo mi corazón para siempre. Amén”
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16, RV60).
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él (1 Juan 4:9, RV60).
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