viernes, 7 de julio de 2017

Hija de la promesa

 “Porque está  escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava (Agar), el otro de la libre (Sara). Pero el de la esclava nació según la carne; más el de la libre según la promesa. Así que hermanas, nosotras como Isaac somos hijas de la promesa”
Hay dos tipos de nacimiento en nuestra vida:
  • Ø Uno es el biológico, cuando nacimos de nuestra madre.
  • Ø El otro es el espiritual, cuando nacimos en Cristo Jesús.
Uno es el nacimiento según la carne y el otro según la promesa de Dios.
La diferencia entre ambos la hace justamente “la naturaleza de la concepción”, en el primero hubo amor entre un hombre y una mujer, o quizás no lo hubo, sin embargo en el segundo, el requisito fundamental fue el amor, sin amor hubiera sido imposible que nosotras naciéramos otra vez. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo”: dio lo que más amaba, con el propósito de que nosotras recibiéramos ese sacrificio de amor que compró nuestra libertad.
 “todo aquel que ama, es nacido de Dios y conoce a Dios”

¿Qué es ser libre?:

Somos mujeres  libres cuando conocemos la verdad, y la verdad es Cristo. El texto dice:
 “Y conocerán la verdad y la verdad las hará libres. O sea, no dice: “la verdad te hará libre” dice que “CONOCERLA te hará libre”.
 Tienes que tomarte todo el tiempo necesario para conocer más, a quien te dio la libertad. Porque cuanto más conozcas a quien te quitó las cuerdas que te ataban a la esclavitud, vas a quedarte fascinada, de todo lo que Él tiene para ti. Porque si te dio la libertad es porque además de ello, tiene un montón de planes para tu vida.
Pero quizás te preguntes: ¿qué significado tiene esto para mí?
Significa que él te devolvió tu identidad. Esa que perdiste porque otras personas te ataron a ellas, te transformaste en su esclava. Una esclava no tiene ningún derecho a nada, nunca sale de compras, ni  de vacaciones, tampoco van a ningún shopping, no estudian ninguna carrera,  ni siquiera pueden elegir lo que van a comer. No manejan ningún horario, simplemente se someten a recibir órdenes y a obedecer, y a trabajar todo el día.
Si por alguna razón estás viviendo así, hoy tienes que saber que en este día Dios te da la gran oportunidad de tu vida: LA DE SER VERDADERAMENTE LIBRE.
“Porque está escrito: regocíjate oh estéril, tú que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; porque más son los hijos de la desolada, que de la que tiene marido”.
 Una mujer libre es la que reconoce haber  vivido por muchos años en un estado de esterilidad, en donde, no producía nada, ni crecía, ni tenía proyectos, ni sueños. Pero ahora grita de alegría al saber que todo lo que antes estaba frenado en su vida, ahora va a salir a la luz, va a nacer, todos sabrán quién es ella, porque Dios mismo la hará brillar.
Como Sara, que fue estéril por muchísimos años, pero un día se cumplió en su vida lo que más deseaba, tener un hijo. Y lo pudo abrazar, aun cuando  parecía que esto ya no se iba a dar. Ella se sentía desolada, pues ahora que Agar, era también la mujer de Abraham, la miraba con desprecio al haber concebido un hijo de él.
 Es que Sara primero, tuvo que APRENDER A SER LIBRE para abrazar su milagro.
 Porque Dios mismo le había dado la promesa de que ella iba a ser madre de multitudes, pero en lugar de creer por la fe, ella obró en la carne, dándole su sierva a su marido. Y en la carne viven los que están en esclavitud; por lo tanto ella misma se ató a lo terrenal, pero aprendió la lección.
Agar representa la ley, y Sara representa la Gracia. La ley concibe hijos  para esclavitud, porque viven una religión, y la religión no te hace libre. La gracia concibe hijos libres, que saben quiénes son y para que están en este mundo.
 Una mujer verdaderamente libre, cuida su libertad y no permite que    nadie la haga dudar de ella.
El hijo de Agar, se llamaba Ismael y molestaba a Isaac, el hijo de Sara. Por eso dice el texto bíblico:
“Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según la promesa, así también ahora.”
 Un día Sara tuvo que tomar medidas y le dijo a su esposo que los echara a ambos de la casa (a Agar y a su hijo). A Abraham esto le pesó porque tanto Ismael como Isaac eran sus hijos, pero Dios le dijo a  Abraham: “No te parezca grave a causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia”. Es que no pueden habitar juntas una mujer libre y otra esclava, porque tienen MENTALIDADES DIFERENTES.
Al igual que Sara un día tendrás que tomar la decisión de quitar de tu vida, todo lo que te esclaviza.
Quizás son personas que te controlan y te manipulan, o tendrás que hacer cambios en tu forma de pensar, quizás hace años que vivís fingiendo ser “la chica 10”, la mujer perfecta que nunca se equivoca, “la hija perfecta”, “la esposa intachable” y esto termina trayéndote frustración interna, porque no puedes lograr lo que realmente quieres. Tienes que tomar una decisión firme, definida, sin lamentos. Porque Dios bendice a aquellas mujeres que saben apreciar el regalo maravilloso que él les dio, que es el de saber quiénes son y para que están en la vida.
Esta es una palabra de parte de Dios para ti y tienes que tomarla,  memorizarla y ponerla en práctica, para que de esta forma logres ser una mujer plena, que disfruta de la vida, porque no le tienes temor a nada ni a nadie.
Si piensas que eres una pobre mujer, nunca vas a lograr nada. Lo que cada una habla interiormente con una misma es lo que vivirá en la vida. Necesitas dejar de llorar y empezar a activar tu fe para tomar y capturar la bendición que estas esperando. No puedes acostumbrarte a vivir con el dolor, a vivir en la miseria, y a vivir enferma. Existe un lugar entre el miedo y el dolor, donde puedes pelear tu batalla y tomar tu bendición. Necesitas activar los dones que Dios te dio, y lograr que todo aquello que se murió en tu vida resucite por la mano de tu Creador, porque él verá tu fe y no tus lágrimas. Y tu Padre, al ver tu fe, activará todos los que milagros que necesitas.
No olvides que ERES HIJA DE LA PROMESA, estabas en el pensamiento de Dios, desde antes de nacer, ¿Sabes para qué? para  concebir en tu espíritu hijos libres, que continuarán la obra que tú  un día empezaste y que ellos van a completar.

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